El fallecimiento de Fernando Fernández Tapias el pasado 25 de octubre sigue trayendo cola, a cuenta y cobro de las desavenencias que en sus últimos años de vida caracterizaron su relación con sus hijos mayores. Su viuda, Nuria González, está inmersa en un proceso emocional que se prevé largo: superar el duelo de perder a su compañero de aventuras durante dos décadas, lo que, lógicamente, no es fácil. Su prioridad en estos momentos son sus dos hijos, Alma e Iván, muy afectados tras la muerte de su padre, al que estaban muy unidos. De acuerdo con su círculo íntimo, "trata de mantenerse ajena a los comentarios que se están diciendo". Especialmente, a las noticias que surgen sobre los conflictos que mantiene con los hijos mayores de Fernández Tapias. Sobre su herencia, antes de morir, materializó una jugada maestra para proteger una fortuna que, según diversas fuentes, podría alcanzar los 3 mil millones de euros.
Las 'dos familias' de Fernández Tapias, más distantes que nunca
En las últimas semanas, los hijos mayores del empresario Fernando Fernández Tapias se han convertido en el centro del foco mediático. Tras el fallecimiento repentino de su progenitor a causa de un infarto, han protagonizado incontables titulares debido al tenso incidente que mantuvieron con la otra parte de la familia en el Tanatorio de La Paz en Madrid. Por el momento, han optado por pausar cualquier conflicto a la espera de que el calendario marque el 17 de noviembre. Será entonces cuando, previsiblemente, puedan solicitar el certificado de últimas voluntades de su padre y tener acceso a los testamentos registrados.
El empresario dejó tras de sí una extensa trayectoria en el mundo empresarial. También una más que dilatada fortuna y vida amorosa. Se casó tres veces y tuvo ocho hijos. Con Victoria Rivas de Luna, su primera esposa, tuvo a sus cuatro hijos mayores: Fernando, Borja, Bosco e Iñigo. Tras divorciarse de Chiqui, como la llaman cariñosamente, se casó con Juana Gacía-Courel, con la que tuvo otros dos hijos: Sandra y Juan Carlos. En 1997, firmaron el divorcio más caro hasta esa fecha, de cerca de 12 millones de euros. Tras darse el 'sí, quiero' con Nuria González, el 14 de octubre de 2002 y tras cuatro años de relación, nacieron los dos hijos pequeños del empresario: Iván, en 2003, y Alma, en 2007.
El empresario gallego nunca perdonó a sus hijos mayores y actuó en consecuencia
El también exvicepresidente del Real Madrid se enfrentó a cuatro de sus ocho hijos en los juzgados después de que estos le demandaran por incapacitación. Los tres mayores y, más tarde, Sandra, quisieron demostrar que su padre no estaba al cien por cien de sus capacidades para liderar sus empresas multimillonarias. Desde entonces, su relación con ellos fue inexistente. Es en este contexto judicial cuando Fernández Tapias urgió su plan maestro para dejar todo atado de cara al momento en el que él faltara. Según relatan, Fernández Tapias nunca llegó a perdonar a Fernando, Borja, Iñigo y Sandra, incapaz de entender por qué habían tomado la drástica decisión de llevarle a los tribunales.
El empresario gallego se ha destacado hasta su muerte como uno de los grandes empresarios del país. Su labor al frente de sus compañías del sector naval y conservero le reportó unos cuantiosos beneficios. La denuncia siguió su curso y el juez encargado del caso dictó que el marido de Nuria González se encontraba en una situación de "incapacidad parcial". Con el objetivo claro de proteger su herencia, el naviero gallego decidió entonces pactar con uno de sus hombres de confianza para que dejara blindada su fortuna. "Él se adelantó. Fue una jugada perfecta. Los hijos quedaban fuera del cualquier decisión al haber un responsable legal", indican personas cercanas a 'Vanitatis'.
La persona que puso Fernández Tapias al mando de todos sus asuntos económico jurídico-administrativos fue Florentino Pérez, el flamante presidente del Real Madrid. "A Florentino Pérez no lo iban a cuestionar, mientras que Nuria González, al estar al margen de las responsabilidades patrimoniales, ya no tenía nada que ver”, comentan las mismas fuentes. Con el nombramiento de Florentino, el magnate trató de blindar cualquier opción de que Fernando, Borja, Iñigo y Sandra pudieran impugnar su testamento. Un drástico movimiento, no solo para proteger su multimillonaria herencia, sino para proteger a su viuda y sus dos pequeños.