Marisa Martín Blázquez (60 años) es una de las colaboradoras de televisión más conocidas de la parrilla actual. No obstante, siempre ha sabido cuidar con recelo su vida privada y son muy pocas las veces en las que ha dado detalles. Eso sí, cuando se trata de fardar de aficiones, no duda en compartir en redes sociales con sus más de 116.000 seguidores algunas de ellas. Gracias a algunas de sus publicaciones hemos podido descubrir algunos detalles de su espectacular casa de campo y, hoy, los ordenamos para compartirlos contigo. 

Estos hobbies que practica en su casa con asiduidad nos han entregado la llave maestra de este espectacular remanso de paz. Se trata de una casa que se encuentra en medio de la naturaleza, lo que ha llevado a Marisa Martín Blázquez a decorarla con ese estilo rústico que tan de moda está de un tiempo a esta parte. Un entorno privilegiado en el que la colaboradora de televisión consigue poner en pausa el frenético ritmo de la capital del que tanto se quejan los madrileños.

La enorme casa de Marisa Martín Blázquez en medio de la naturaleza

La casa en la que vive Marisa Martín Blázquez cuenta con una fachada de ladrillo visto, con techos altísimos y escaleras por las que puedes descubrir varias plantas.Los ventanales no solo dan amplitud a las estancias, sino que hace que se vean mucho más luminosas. La amplitud no es solo cosa de la zona habitable, sino que la parte externa también es considerable y son muchas las veces que la periodista ha enseñado el gran porche que da paso al jardín; cuenta con un techo con vigas de madera que no puede encajar mejor con la estética de la fachada. En esa misma línea están las losas de barro que potencian, más si cabe, lo rústico de la vivienda.

Marisa Martín Blázquez, en su casa.

Marisa Martín Blázquez enseña algunas estancias de su casa de Madrid.

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Marisa ha optado por darle un ambiente acogedor y vintage a su porche. Ha elegido sofás oscuros y una mesa baja de madera como piezas centrales, rodeándolas de objetos antiguos que aportan carácter y personalidad al espacio. El toque natural lo dan las plantas, mientras que las lámparas de hierro forjado y los pájaros colgantes añaden un toque rural y elegante.

Su jardín: un oasis con piscina en forma de lago

El jardín de Marisa Martín Blázquez es un auténtico oasis. Rodeada de exuberante vegetación, su casa goza de una privacidad envidiable. Pero lo que realmente destaca es su piscina, con orilla, gravilla y piedras marcando los límites del agua para darle ese aspecto de lago natural. Esta zona de baño, ubicada en un rincón apartado del jardín, es el lugar perfecto para refrescarse durante los calurosos días de verano.

La piscina de Marisa Martín Blázquez.

La piscina de Marisa Martín Blázquez.

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La piscina de Marisa Martín Blázquez.

La piscina de Marisa Martín Blázquez.

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La piscina de Marisa Martín Blázquez no tiene nada de convencional. Integrada en un muro de piedra, la cascada que alimenta la piscina crea un efecto visual impresionante, simulando un pequeño oasis natural. La orilla de obra, diseñada para imitar un lago, completa esta escena idílica. Alrededor de la piscina, un espaciochill out con una hamaca balinesa invita a la relajación y al disfrute y convierte este rincón en el lugar perfecto para desconectar durante los meses más cálidos.

El interior de la casa describe a la perfección la personalidad de la colaboradora de televisión

Aunque el jardín es realmente impresionante, el interior de la casa también es impactante. Las paredes de la casa están pintadas de blanco y el suelo forrado con parqué hace que el espacio se vea más amplio y más cálido en invierno. Los muebles que ha elegido tienen ese aspecto natural que únicamente se centra en la veta de la madera y el barniz, nada de lacados de colores.

Al salón le dio otro aire al hacer una pequeña chimenea de obra, que revistieron con ladrillo para respetar el estilo de la casa. La decoración respeta en todo momento ese carácter de casa de campo. Además, Marisa no es precisamente una mujer minimalista, por lo que los ornatos, las estatuillas y los souvenirs se cuelan en cada uno de los rincones de la casa.  

El salón de Marisa Martín Blázquez.

El salón de Marisa Martín Blázquez.

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Algunas estancias de la casa de Marisa Martín Blázquez.

Algunas estancias de la casa de Marisa Martín Blázquez.

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Pero del interior de su casa, lo que más llama la atención es la habitación de su hijo Nicolás. Y es que el joven no dudó en darle otro aire y reformarla según las indicaciones que su madre le daba. La periodista enseñó el resultado. Su hijo estudió arquitectura, y dejó atrás España para trabajar fuera. Antes de irse, quiso hacer lo que siempre había soñado y reformó la que fuera su habitación.

Su hijo dio el paso de reformar su habitación solo

"Antes de irse, me lío una pardísima; quiso hacer “una pequeña reforma” en su habitación. Pero ya se sabe que las madres, por los hijos, hacemos imposibles y di la aprobación con poca gana, pero porque a él le emocionaba el proyecto. No solo hizo los planos y el diseño arquitectónico de la reforma, sino que también realizó él mismo los oficios; hizo de soldador, herrero, electricista, carpintero, diseñó y fabricó la mesa de su estudio, las lámparas de pie... Tiró muros, falsos techos, forró techo de madera, pulió pintura para que el ladrillo quedara visto, hizo el altillo para hacer su estudio arriba...", contaba sobre la reforma Marisa.

La habitación del hijo de Marisa Martín Blázquez.

La habitación del hijo de Marisa Martín Blázquez.

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"Pero la reforma no estaba –ni está aún del todo– terminada y tuvo que marcharse. Quedaba poner, entre otras cosas, un papel pintado que salía de una pequeña jardinera, donde antes había un armario de obra. Quería que pareciera que las plantas subían, desde el suelo, hacia el estudio. Aún quedan cosas por acabar, pero la habitación de Nico, va tomando forma para que, cuando venga a su hogar, la termine y encuentre, en casa, su sitio al que siempre puede regresar y donde le espero llena de amor", contaba la colaboradora hace tres años.

Ahora esta habitación es una de sus zonas favoritas y es precisamente en ella donde practica una de sus grandes aficiones: el yoga.