Hoy todos los ojos ponían el foco en París. Y no solo porque Mario Vargas Llosa, en plena guerra abierta con Isabel Preysler, entraba a formar parte de la Academia Francesa de la Lengua. El escritor hispanoperuano ha tenido que compartir protagonismo en el Anfiteatro del Instituto Francés, donde se celebró el solemne acto, con el Rey Juan Carlos, el invitado de honor del Premio Nobel. El emérito viajó desde Abu Dabi y ha tenido a su hija, la Infanta Cristina como acompañante, pendiente en todo momento de su progenitor, que ha evidenciado serios problemas de movilidad.
Muy sonriente y relajada, la hermana de Felipe VI ha dejado atrás uno de los peores años de su vida y es una mujer nueva. Al menos eso se refleja en su actitud, pero también en su físico. A lo largo de los pasados meses la Infanta Cristina se ha sometido a varios tratamientos para mejorar su imagen, desde hacerse una intervención en los ojos para quitarse las gafas a eliminar la característica verruga que tenía sobre la boca en el lado izquierdo de la cara. Y también en París ha vuelto a dejar la mejor imagen de sí misma.
El look perfecto de la Infanta Cristina
Si a su llegada a la capital gala la vimos con un jersey de cuello cisne en negro, un plumas y un abrigo azul para protegerse de las bajas temperaturas, en el acto institucional optó por un perfecto look en el que mezclaba la solemnidad con los festivo. Las características del acto requerían un vestuario formal, pero a la vez nada ostentoso o de gala, y la Infanta dio en el clavo al elegir un outfit de pantalón recto y top negro, con una blazer de lentejuelas en tono marrón.
Prácticamente ya no nos acordamos de las pasadas fiestas navideñas donde todos los estilismos estaban cuajados de brillos y paillettes. Pero la Infanta Cristina nos ha demostrado que las lentejuelas no solo son para los momentos más festivos y las alfombras rojas, porque una blazer clásica de lentejuelas se puede convertir en la mejor aliada cuando quiere elevar un look si hacemos como ella y la acompañamos de las prendas más básicas. De fiesta, sí, pero sin caer en el exceso. La suya era el modelo clásico, de solapa, con botones en línea, ligeramente entallada y largo por debajo de la cadera.
Eligió los mejores complementos
Pero no solo destacó su americana, también fueron muy acertados sus complementos. Si para los pies eligió la sobriedad de unos zapatos de salón en negro con una pequeña plataforma, en la mano repitió el toque de fiesta con un clutch étnico de tamaño medio. Otro de los detalles que también nos llamó la atención de su look fueron sus uñas pintadas con esmalte negro, algo que no es habitual en el mundo royal. También destacaba su reloj deportivo de tamaño masculino.
En cuanto a look beauty se decantó por la naturalidad, con un maquillaje suave, con los labios ligeramente más marcados en un tono rosado y su melena capeada perfectamente peinada con raya al lado.
La Infanta Cristina viajó desde Ginebra, donde vive con su hija pequeña, Irene Urdangarin, para acompañar a su padre. Tanto ella como su hermana, la Infanta Elena, han estado muy pendientes de él desde que se tuvo que marchar a vivir fuera de España y ya han sido muchas las ocasiones en las que ambas le han visitado en Abu Dabi.