Mario Vargas Llosa ingresa en la Academia Francesa arropado por su familia y por el Rey Juan Carlos y la Infanta Cristina, que no se han perdido la gala.
Mario Vargas Llosa ha hecho historia: este jueves ha ingresado en la Academia Francesa. Un acontecimiento sin precedentes. Se ha convertido en el primer escritor en español en ingresar a la centenaria institución, fundada por el Cardenal Richelieu en 1635, encargada de velar por la lengua de Molière. En este día tan importante ha contado con el apoyo incondicional de su familia, encabezada por su exmujer, Patricia Llosa, y sus tres hijos, Álvaro, Morgana y Gonzalo. Pero también ha estado arropado por el Rey Juan Carlos, quien no ha dudado en hacer todos los esfuerzos posibles para acompañarlo en esta cita. Sentado en primera fila, y acompañado de su hija la Infanta Cristina, el emérito ha demostrado este jueves el enorme afecto que siente por el Nobel de Literatura.
La presencia del padre de Felipe VI en esta cita no es cosa baladí. Desde que Don Juan Carlos marchara a vivir a Abu Dabi, en agosto de 2020, han sido muy contadas las ocasiones que ha salido del país árabe. Lo ha hecho en cuatro ocasiones, que sepamos. La primera fue en mayo del año pasado, cuando pasó un fin de semana en Sanxenxo de regatas y después visitó a su familia en el Palacio de la Zarzuela. Ese verano estuvo en Suiza con las Infantas. Y en septiembre viajó a Londres para asistir al funeral por Isabel II. Hace unas semanas estuvo con toda su familia, a excepción de la Princesa Leonor y la Infanta Sofía, en el último adiós a Constantino de Grecia.Ahora le hemos vuelto a ver en un acto público, dejando de lado su autoexilio en Emiratos Árabes para tener un gesto con alguien a quien considera su amigo. El monarca ha viajado a París para asistir al ingreso de Mario Vargas Llosa. Su presencia ha sido el mejor regalo que le ha podido hacer al genio de las letras hispanoperuano. El rey emérito se ha personado en el Anfiteatro del Instituto Francés, en la capital francesa, por invitación expresa del escritor, en agradecimiento a su "amabilidad" y la excelente relación que han tenido durante años. El afecto y el respeto entre ambos es tal que Don Juan Carlos ha sorteado todo tipo de obstáculos para estar al lado de Vargas Llosa. Primero, ha recorrido los más de 6.700 kilómetros que separan su lugar de residencia de Francia. Segundo, ha aparcado sus evidentes problemas de movilidad para presenciar la gala de ingreso desde la primera fila. Y a solo unos pocos metros de distancia de la familia del escritor.
El sillón que ocupará Mario Vargas Llosa es el número 18, que dejó vacante el filósofo Michel Serres en 2019. El escritor ya fue “ingresado” la semana pasada, en un acto privado. Este jueves lo ha hecho de forma oficial. A sus 86 años, se ha enfundado el tradicional traje oscuro con hojas verdes de olivo bordadas que portan los académicos desde comienzos del siglo XIX. El miércoles por la tarde cumplió con otro de los pasos de la investidura: obtuvo la espada como miembro de la Academia. Esta lee fue entregada por la secretaria permanente de la institución, Hélène Carrère d’Encausse,��en una ceremonia realizada en la sede de la editorial Gallimard, su editorial desde el año 1970. La espada, por cierto, es de estilo medieval, lleva las iniciales del autor y fue fabricada en Toledo por el experto en espadas y damasquinado Antonio Arellano.
Cabe recordar que el ingreso de Mario Vargas Llosa tiene carácter excepcional no solo por ser el primer escritor de habla hispana que entra en la institución. También es el que lo hace con mayor longevidad. Las normas de la institución establecieron en 2010 que solo los autores que tengan 75 años como máximo podían presentarse como candidatos a ser uno de “los inmortales”, el nombre con el que se conoce a los académicos. Pues bien, Vargas Llosa ya es oficialmente "inmortal". Y todo ello ha sucedido ante la atenta mirada de Don Juan Carlos.