Desde que el Rey Juan Carlos se marchara a vivir a Abu Dabi, en agosto de 2020, pocas son las veces que ha salido del país árabe. Al menos que se sepa. Hoy es una de esas escasas ocasiones en las que volvemos a verle fuera de su 'secreta' vida en Emiratos Árabes: el monarca ha viajado a París para asistir al ingreso de Mario Vargas Llosa como miembro de la Academia Francesa, por invitación expresa del escritor en agradecimiento a su "amabilidad" y cordial relación a lo largo de muchas décadas. Pues bien, el emérito ya está en la capital francesa, a la que ha llegado acompañado por su hija menor, la Infanta Cristina.
Siempre se le suele asociar en primer lugar con su primogénita, la Infanta Elena, con la que comparte una clara afinidad y un carácter bastante parecido. También es con la que más ha salido en público disfrutando de sus aficiones, como los toros, la buena gastronomía, la vela... Su complicidad es más que evidente y todos la señalan como su " ojito derecho". La Infanta Cristina, quizás por el hecho de vivir en Ginebra (Suiza), de tener un carácter más discreto y por sus notorios problemas de los últimos años (la prisión y posterior separación de Iñaki Urdangarin), que la han alejado de la vida pública, a priori no se postulaba como la 'primera' acompañante, pero ahí está.
Por lo visto, Doña Cristina llevaba ya varios días en Abu Dabi visitando a su padre (tanto ella como Elena suelen hacerlo, a veces también con sus hijos). Y no ha querido que Don Juan Carlos viajase solo a París. Será su perfecta escudera durante su estancia.
Padre e hija aterrizaron ayer en París en un vuelo privado. Las condiciones en las que lo han hecho se mantienen dentro de su más estricto ámbito personal y solo les rodea un reducido equipo de seguridad. También está el asistente personal del monarca, quien no se separa de él, prestándole su brazo y ayudándole para caminar, ya que este debe utilizar muletas o bastón. Lo cierto es que, pese a sus problemas de movilidad, Don Juan Carlos aceptó rápidamente esta invitación para acompañar a Mario Vargas Llosa en un momento tan importante y solemne. Ya cuando le concedieron el Nobel en 2010, el soberano pronunció un elocuente "le quiero mucho".
El Rey Juan Carlos concedió un marquesado a Mario Vargas Llosa en 2011, un honor que el escritor hispano-peruano nunca ha olvidado. Así lo aseguraba él mismo en una reciente entrevista en El País: "En la medida en que los reyes puedan tener amigos, yo soy un amigo de él". Y aún más, Vargas Llosa añadió otro motivo bastante esclarecedor para haber invitado al soberano: "Yo pensé que, como está de capa caída, de repente esta invitación le venía bien". En las buenas y en las malas.
Mario Vargas Llosa va a ocupar el sillón número 18 de la Academia Francesa (el equivalente a la Real Academia Española), fundada en 1635 por el famoso cardenal Richelieu para acoger a las mentes más privilegiadas de las letras francesas. El Nobel marca una diferencia mayúscula en su historia, ya que es el primer miembro que nunca ha escrito sus obras en francés.
Sea como sea, el Rey Juan Carlos formará parte del exclusivo 'séquito' invitado por Mario Vargas Llosa, donde solo se cuenta su propia familia, sus tres hijos, sus nietos y hasta su exesposa, Patricia Llosa. El autor 'ha vuelto al redil' tras sus ocho años de relación con Isabel Preysler y una ruptura que está resultando más turbulenta de lo que cabía esperar.
El Rey Juan Carlos y la Infanta Cristina son sus invitados de honor en una jornada que seguro que nos dejará muchos momentos para el recuerdo. Esta es la cuarta ocasión en la que el monarca abandona Abu Dabi para pisar suelo europeo: en primer lugar, para la que fue su primera visita a España tras su retiro para participar en las regatas de Sanxenxo (Pontevedra), en mayo de 2022; segundo, para acudir el 19 de septiembre de 2022 al funeral de la reina Isabel de Inglaterra en Londres; y por último, el pasado 16 de enero, para dar su último adiós en Atenas a su cuñado, Constantino de Grecia, donde se reencontró en público con toda su familia e incluso fuimos testigos de un comentado beso con su hijo, el Rey Felipe.