Hay mujeres que no necesitan pasarela para marcar tendencia. Pero tampoco necesitan estilista, ni gabinete de comunicación, ni stories con filtros embellecedores. Lo suyo es otro lenguaje. El de los gestos, el de las apariciones públicas, el de la ropa como declaración de intenciones. Carmina Ordóñez e Isabel Preysler no compartían estilo —tampoco ideología estética—, pero las dos entendían el poder del vestuario como forma de relato. Las dos vestían para contar algo. Y aunque sus caminos pocas veces se cruzaron más allá del circuito de fiestas en Marbella y los locales más exclusivos, cuando lo hicieron, la crónica social tomó nota. Con chaquetas estructuradas, botones dorados y un aura de lujo hoy vuelve a las tiendas con aires renovados, pero la misma intención: lucir una silueta increíble. 

Están en Zara/Mango las chaquetas más elegantes que compartieron Isabel Preysler y Carmina Ordóñez en las fiestas de los 90 y son tendencia esta Semana Santa

Están en Zara/Mango las chaquetas más elegantes que compartieron Isabel Preysler y Carmina Ordóñez en las fiestas de los 90 y son tendencia esta Semana Santa

(Gtres)

Los looks de Isabel Preysler y Carmina Ordoñez en los 90 ahora en Zara

Isabel Preysler y Carmina Ordóñez eran, cada una a su manera, estandartes de lo que hoy llamaríamos el power dressing sin necesidad de ir, ni acercarse, a Wall Street. Su estilo —aparentemente opuesto— hacía match en los pequeños detalles: la rotundidad del hombro, el gesto teatral del botón joya, la paleta cromática empolvada y suave. Por eso no sorprende que hoy, que las prescriptoras de moda bucean en los archivos de estas décadas pretéritas, sus chaquetas noventeras resurjan como fetiche. Y menos sorprende que Zara haya reinterpretado ese universo con una precisión casi documental.

El estilo de Isabel Preysler ha sido, desde siempre, sinónimo de contención y diplomacia estética. Su guardarropa —cuajado de tejidos nobles, cortes limpios y accesorios discretos pero carísimos— responde a la misma lógica que su rostro: impenetrable, estudiado... En los 90, su look giraba en torno a la silueta Chanel: chaquetas de tweed impolutas, faldas lápiz que apenas rozaban la rodilla, perlas o botón dorado y el pelo recogido en un moño o medias melenas. Era la mejor embajadora del quiet luxury.

 

 

Carmina Ordóñez, en cambio, tenía duende. Su forma de vestir —más orgánica, más visceral, también más messy— bebía del sur y de la jet-set. Pocas sabían como ella llevar un vestido entallado sin parecer disfrazada, o una torera en tafetán sin caer en la parodia. Las chaquetas con hombreras marcadas, los estampados florales o étnicos y los pendientes eran el abecé de tu armario. Carmina no se vestía para pasar desapercibida: se vestía para que la mirasen. 

Blazer estructura cinturón de Zara 55,95 euros

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Zara

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Hay que tener ojo —y mucha memoria visual— para detectar el guiño nostálgico que se esconde tras las nuevas chaquetas de Zara para esta primavera. Pero está ahí. Y no es casual. Entre las perchas de la colección de nueva temporada hemos localizado dos modelos que podrían haber salido directamente del armario de nuestras protagonistas, o al menos de sus estilismos más memorables en las páginas centrales de cualquier cabecera en la década de los 90.

Por un lado, la chaqueta de tweed blanco con cinturón estructurado, que se vende actualmente por 55,95 euros. Su corte entallado, los bolsillos delanteros con tapeta y los botones joya dorados recuerdan inevitablemente a la chaqueta que Isabel Preysler llevó en la instantánea que hoy desempolvamos. El tweed claro, los hombros perfectamente delineados y el cinturón que enmarca la cintura evocan directamente ese “toque Preysler” que tantas han tratado de imitar sin éxito: esa forma de ir perfecta sin parecer que lo necesitas.

Blazar entalla cuello redondo de Zara 49,95 euros

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Zara

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En el otro extremo —aunque muy cerca en estilo—, encontramos una chaqueta blanca de línea recta y solapas amplias, cuya botonadura dorada, corte ligeramente evasé del bajo y hombros marcados recuerdan a esa chaqueta en rosa empolvado que lucía Carmina Ordóñez. Aunque en Zara el tono es blanco, su estructura es casi idéntica: una prenda que parece pensada para una mujer que entra a una fiesta y hace que todas las cabezas se giren, aunque no pronuncie una palabra.

No es casualidad que veamos este tipo de prendas entre las nuevas propuestas de Zara, Mango o Sandro. La nostalgia ha dejado de ser un capricho para convertirse en una estrategia de firmas low cost y de alta moda. La mujer que viste estas chaquetas hoy ya no busca parecer una lady, sino una mujer segura.