Este 8 de septiembre se cumple un año del fallecimiento de Isabel II de Inglaterra, la reina entre las reinas que ocupó el trono durante 70 años. Mucho han cambiado las cosas en la Familia Real británica desde su muerte, pero su sombra alargada todavía está muy presente en la vida de los Windsor. La Reina británica tuvo una vida de leyenda y fue testigo, y en muchas ocasiones en primera línea, de los grandes acontecimientos del siglo XX, pero también marcó, sin pretenderlo, historia con su inconfundible estilo.
Aunque dentro de su familia fue primero Diana de Gales y en la actualidad Kate Middleton y Meghan Markle los iconos de moda e inspiración para los grandes diseñadores, la Reina Isabel hizo historia con sus looks vibrantes monocolor, sus sombreros, los guantes, el icónico bolso, los mocasines de tacón bajo y los collares de perlas. Un estilo que no modificó prácticamente a lo largo de su vida y que escondía unos códigos secretos que solo los más cercanos podían descifrar.
Isabel II, la reina de los looks monocolor más intensos
Mucho antes de que Pier Paolo Piccioli se adelantara a la moda Barbie inundando de fucsia la pasarela, la Reina Isabel II tenía en este tono, en sus diferentes declinaciones, el preferido de su vestidor. Pero no solo el rosa, también todos los tonos más vibrantes del pantone, del azulón al naranja, pasando por el amarillo, el morado o el verde lima alegraban sus looks de la cabeza a los pies. Todos nos hemos preguntado alguna vez por qué veíamos siempre a la madre de Carlos III con los vestidos, trajes y abrigos más coloristas, y la respuesta, además del gusto de la soberana, tiene otra lectura mucho más práctica y alejada de la moda.
Isabel II era menuda, su estatura superaba por poco el 1,60 metros, y así era complicado tenerla siempre bajo control cuando acudía a un acto y se mezclaba entre la multitud. Por eso su servicio de seguridad lo tenía mucho más fácil si lucía un color vibrante que destacara por encima del resto. Pero también lo hacía para que la gente pudiera saber en todo momento dónde estaba: "No olvides que cuando aparece en algún lugar, las multitudes son dos, tres, cuatro, diez, quince veces mayores, y quien va a verla quiere poder decir que vio un poco del sombrero de la reina cuando pasó. Necesita destacar para que la gente pueda decir 'vi a la reina'", aseguraba en el documental La Reina a los 90 su nuera Sofia de Edimburgo.
Pero no solo el traje, la Reina también debía llevar el sombrero, su complemento indispensable, en el mismo color.
El icónico bolso de la soberana: ¿Qué guardaba en él? ¿Cuál era su código secreto?
También Isabel II tenía un "código secreto" con el bolso de mano negro, siempre de la firma Launer London, que la acompañó a lo largo de su vida. En su interior no llevaba nada diferente al resto de los mortales: un bolígrafo, un labial, el estuche para sus gafas, caramelos de menta, pañuelos, una foto familiar y un poco de dinero si tenía que hacer algún donativo. Pero lo que resulta realmente curioso es que también los utilizaba para mandar mensajes a su equipo durante los actos que presidía.
Si lo cambiaba de una mano a otra, quería decir que la conversación tenía que terminar; si estaba sentada y lo dejaba en la mesa, significaba que quería terminar la reunión o recepción en no más de cinco minutos; pero si lo dejaba en el suelo es que estaba a gusto y quería continuar con la charla.
Los guantes: otro complemento imprescindible de Isabel II
Junto con los sombreros, otro complemento del que nunca se separaba era de sus guantes. Comenzó a llevar los modelos de Cornelia James en 1947 durante su luna de miel y ya nunca dejó de hacerlo. ¿ El motivo? Además de una cuestión estética, por ser el accesorio más chic, le servían para evitar el contagio de gérmenes y enfermedades al tener que estrechar la mano a multitud de personas.
No todos los miembros de la Familia Real han seguido con esta tradición. La Princesa de Gales solo luce sombreros y guantes en ocasiones especiales, y Meghan Markle, alejada de la familia y evitando pisar Inglaterra, tampoco ha querido seguir el ejemplo de la abuela de su marido.