Anoche se celebró una cena de gala con motivo del la 81º edición del Gran Premio de Mónaco, uno de los eventos más esperados del año en el calendario social del principado. La velada reunió a destacadas personalidades, entre ellas a los príncipes Carlos y Camila de Borbón-Dos Sicilias, Eulalia, Álvaro y Antonella d'Orleans-Bourbon y un largo etcétera. Sin embargo, las miradas se centraron inevitablemente en el Príncipe Alberto II de Mónaco y en su esposa, la Princesa Charlene, quienes posaron junto al flamante ganador del Gran Premio de Fórmula 1, Charles Leclerc, y su esposa, Alexandra Saint Mleux. Charlene, bien conocida por sus elegantes y audaces elecciones de moda, volvió a captar la atención, aunque esta vez con un vestido que, a pesar de ser visualmente muy llamativo, no logró convencer del todo. Analizamos su look y te damos todos los detalles.
La princesa infeliz optó por un atrevido diseño de Louis Vuitton, una elección que, aunque muy vistosa y con un diseño muy bonito no terminó de acertar. Es importante subrayar que no todos los vestidos, por muy visualmente atractivos que sean, sientan bien a todas las figuras. En esta ocasión, Charlene se enfundó en un vestido que nunca antes le habíamos visto, un recién llegado a su vestidor, y que nos dejó una sensación agridulce.
El diseño poco favorecedor del vestido de Charlene de Mónaco
El vestido se ajustaba perfectamente a su figura, estaba confeccionado en un tejido elástico en un color rojo no demasiado vibrante y un corte largo que, en principio, prometía ser una elección espectacular. Sin embargo, el diseño presentaba un falso escote Bardot que le hubiera sentado mejor si hubiera estado dos dedos más pegado a sus clavículas. La parte del busto contaba con dos aberturas en los hombros –algo que es pura tendencia y que no dejamos de ver en los últimos meses– y un pecho adornado con lentejuelas metalizadas y pedrería brillante, muy original. El diseño del escote hacía que su pecho se viera caído y que sus hombros, ya anchos por su pasado de nadadora olímpica, se vieran aún más amplios.
El diseño marcaba excesivamente la espalda de Charlene, haciendo que se viera más ancha de lo habitual, y el corte del escote no realzaba su pecho. Si este, aunque manteniendo los hombros al aire y los adornos de paillettes, hubiera estado tan solo unos centímetros más alto, el efecto visual habría sido mucho más favorecedor, logrando un pecho más elevado y una figura más estilizada. Estos detalles, aunque aparentemente insignificantes, son los que marcan la diferencia entre un look espectacular y uno outfit que llama la atención, pero que simplemente no termina de funcionar.
El bolso de mano de Louis Vuitton: carey y estructura dorada
Como acompañante de su vestido, Charlene lució un clutch de Louis Vuitton de estilo caja, que añadía un toque de lujo y sofisticación a su 'total look'. Este bolso, con un precio que rondaba los 1.900 euros, combinaba el carey con una estructura dorada y el icónico logotipo de la firma por la que tiene una especial predilección.
La primera dama del Principado remató su look con unos zapatos plateados con punta angulosa que añadían un toque de brillo adicional a su ya resplandeciente vestido y que le habíamos visto lucir anteriormente. Charlene, aún así, logró captar todas las miradas.
No obstante, es justo reconocer que en los días anteriores, Charlene había acertado de lleno con sus estilismos. Esa misma mañana, junto a su esposo, disfrutó de las carreras desde el palco del circuito con un impecable mono azul con frente cruzado y pinzas en la cintura tipo traje sastre. Este outfit, combinado con zapatos destalonados y unos pendientes dorados de nuevo de la maison francesa, le sentaba de maravilla.
De igual manera brilló durante la inauguración de la 81ª edición del Grand Prix de Mónaco, de nuevo con un mono, pero el escote Bardot proporcionaba mucho más su busto, su cintura se veía definida y encajaba genial con su figura. Además, combinó su cinturón y sus zapatos con ese acabado metalizado tan en boga.