Tener una vida larga y con una salud de hierro es a lo que aspiramos todos (o al menos casi todos) los mortales. El azar, y agentes como la nutrición, el ambiente en el que vivimos, nuestros hábitos o la predisposición genética juegan un papel fundamental a la hora de delimitar o de fijar la cantidad de los que viviremos y en qué condiciones.

Pero ¿y si los marcadores menos conocidos fueran también determinantes? La Dra. Isabel Belaustegui, médico especialista en anatomía patológica, nos explica cuáles son los parámetros menos conocidos pero que debes tener en cuenta si quieres alargar tu esperanza de vida.

Fuerza de agarre

La fuerza de agarre es la capacidad que tienen los músculos de las manos de sostener y apretar algo, lo que implica también la potencia de todo el brazo, el hombro y la muñeca. Esta fuerza se puede medir con un instrumento llamado dinamómetro, que expresa el resultado en kilogramos.

“Existen varios estudios en este campo que demuestran que existe una correlación entre una mayor fuerza de agarre y una mayor longevidad”, señala la Dra. pero ¿realmente la fuerza de agarre tiene un impacto directo en nuestra longevidad? “Es probable que los beneficios de tener una mayor fuerza de agarre estén relacionados con el hecho de que es muy dif��cil tener masa muscular, estar saludable y estar fuerte, sin tener una fuerza de agarre sustancial”.

Podemos mejorar nuestra fuerza de agarre realizando diferentes ejercicios:

  • Usar una tenaza o una pelota de goma para apretar con las manos, alternando los dedos y la palma.
  • Colgarse de una barra o una cuerda con las manos, manteniendo el cuerpo en tensión y variando el tipo de agarre.
  • Levantar pesas o mancuernas con las manos, cuidando la postura y la respiración.
  • Practicar deportes que requieren un buen agarre, como la escalada, el baloncesto o la gimnasia.
fuerza de agarre

La fuerza de agarre es un indicador a tener en cuenta para aumentar la longevidad.

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Nuestra masa muscular

Otro marcador a tener en cuenta para determinar la longevidad es la masa muscular, es decir, la cantidad de músculo que tenemos en nuestro cuerpo. Con el paso de los años vamos perdiendo esa masa y comienzan a aflorar síntomas como la falta de energía, los dolores en huesos y articulaciones o el aumento de peso. “Tener una adecuada masa muscular nos protege frente a lesiones, pues protege nuestro esqueleto como un envoltorio. A medida que nos hacemos mayores disminuye nuestro equilibrio, nuestro rango de movimientos y nuestra capacidad de reacción, lo que provoca un incremento del riesgo de caída, fracturas, morbilidad y mortalidad”, asegura Belaustegui.

Para paliar estos síntomas que además adquieren especial relevancia para las mujeres en la menopausia, lo ideal es trabajar nuestra masa muscular a través del entrenamiento de fuerza que, no solo fortalece los huesos sino que aumenta la masa muscular protegiéndolos.

entrenamiento de fuerza

Entrenar fuerza previene lesiones y fortalece huesos y músculos.

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La velocidad de la marcha

Varios estudios han observado que existe correlación entre la velocidad de la marcha y la longevidad por lo que nuestro modo de andar podría suponer un indicador de salud. “La capacidad de caminar más deprisa y con movimientos más ágiles y mejor coordinados tiene que ver con una mejor integridad y comunicación entre las células del sistema nervioso. Los investigadores afirman que una disminución en la velocidad de la marcha es un claro indicativo de que pueden existir daños en los sistemas que intervienen en el movimiento y por tanto pueden tener un mayor riesgo de muerte prematura”, advierte la experta.

Se ha demostrado que la esperanza de vida aumenta en la medida que la velocidad de la marcha es mayor. Recuérdalo cuando salgas a caminar y hazlo a paso ligero, este sencillo gesto estará aumentando tu longevidad.

Velocidad de la marcha

La velocidad de la marcha es un indicador de nuestra salud.

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El equilibrio

En Oriente está realmente apreciado el equilibrio. Disciplinas como el yoga, tai chi o aikido entrenan movimiento y flexibilidadpero también fuerza y equilibrio. “Las personas con un mayor equilibrio y una mayor capacidad para ajustar y adaptar sus movimientos tienen una mayor esperanza de vida”, asegura Belaustegui.

Por lo tanto, deberíamos integrar en nuestra vida ejercicios que conlleven mejorar nuestra movilidad y nuestro equilibrio, de esta manera estaremos previniendo muchas enfermedades y evitando el riesgo de sufrir lesiones.

Nuestro propósito vital o Ikigai

Se habla mucho de que las personas más longevas del planeta, además de cuidar su alimentación, socialización y hacer ejercicio, también tienen en común que tienen un propósito vital, un empuje que les impulsa a vivir y a levantarse cada mañana.

Ikigai

Tener un propósito en la vida reduce el estrés y aumenta la longevidad.

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Tener un objetivo vital, una razón que da sentido a nuestra vida, afecta directamente a nuestra longevidad. “Cuando tienes un porqué claro, un propósito vital, algo pasa a nivel metabólico o celular que hace que vivamos más y mejor”, comenta la Dra, y añade que “hay algunas personas que solo por tener un propósito muy claro en su vida pueden disfrutar de una vida larga y de mayor calidad aún a costa de mantener unos malos hábitos de vida”.

Perseguir una meta reduce el estrés que es uno de los peores males de nuestro tiempo. Tu propósito vital o Ikigai va a hacer que vivas más tiempo y de mejor calidad. Ten siempre una razón por la que levantarte cada mañana.