El estrés nos afecta a todos y no distingue entre clases sociales. Si se cronifica puedes provocar secuelas físicas como le ha ocurrido a miembros de la realeza europea. Desde Lady Di, el príncipe Harry o Carolina de Mónaco, los royals europeos han tenido que lidiar con la vulnerabilidad como cualquier ser humano y vivir con consecuencias de un estrés crónico que dejó una huella visible en su cuerpo.

Carolina de Mónaco y la calvicie

El estrés es una respuesta natural del cuerpo ante situaciones de amenaza o desafío, diseñada para ayudarnos a reaccionar y adaptarnos rápidamente. Sin embargo, cuando el estrés se vuelve crónico o excesivo, puede tener un impacto negativo significativo en nuestra salud física. Este estado constante de alerta provoca una liberación prolongada de hormonas como el cortisol y la adrenalina, que pueden alterar diversas funciones corporales y dejar secuelas visibles y duraderas.

Carolina de Mónaco vivió unos años 90 algo agitados. La pérdida de su esposo, Stéfano Casiragui, que murió en 1990 en un accidente al volcar su barco mientras participaba en el mundial de off-shore. La princesa se fue con los tres hijos que tuvo en común con el piloto, Pierre, Andrea y Carlota, a Saint-Remo de la Provence en Francia para recuperarse del durísimo golpe que supuso la trágica pérdida para la familia.

Tras este duro golpe, que para Carolina fue devastador, en 1996 comienza una relación con Ernesto de Hannover, el marido de una de sus amigas. Este escándalo salió a la luz y la imagen pública de Carolina se vio seriamente dañada. Ese mismo año, Carolina aparecía en la revista italiana OGGI con la cabeza rasurada. Aunque en un primer lugar se especuló con una posible enfermedad de la princesa, en realidad esta pérdida de cabello se debió al estrés que le provocó una alopecia areata.

Carolina

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La experiencia de Carolina de Mónaco ilustra perfectamente cómo el estrés sostenido puede manifestarse no solo mentalmente, también de una forma física. Ni siquiera las figuras más icónicas y admiradas de la realeza están exentas de los efectos devastadores del estrés.

Diana de Gales y la bulimia

La princesa del pueblo, uno de los miembros más queridos de la realeza británica, también sufrió los efectos del estrés crónico durante su paso por la casa real como esposa del entonces príncipe Carlos. Diana confesó a su biógrafo, Andre Morton, que había padecido este trastorno alimenticio. Con tan solo 19 años, y antes de anunciar su compromiso, el heredero al trono y hoy rey de Inglaterra, le dijo al pasarle la mano por la cintura que estaba un poco “gordita”. Estas palabras hicieron que una chica tan joven como ella se llenara de inseguridad y tensión, algo que se acrecentó cuando descubrió la aventura que tenía su prometido con Camilla, hoy reina consorte.

Según Diana, comenzó a tener estos comportamientos compulsivos porque creía que así aliviaba tensiones. Los meses previos a su enlace adelgazó muchísimo. “La primera vez que me midieron para el vestido de novia, tenía 73 centímetros de cintura. El día que me casé, medía 60 centímetros”, revelaba la princesa a Morton.

Diana

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Aunque tuvo que lidiar con la bulimia durante años, finalmente, Diana consiguió superarla gracias a quererse más, cuidarse con ejercicio y comer de forma saludable.

El príncipe Harry y los ataques de pánico

El hijo de Diana de Gales y el rey Carlos III contó en su biografía, Spare, el trauma que supuso para él la repentina pérdida de su madre con tan solo 12 años. Esto, unido a su papel como segundo al trono, siempre por detrás de su hermano Guillermo, hizo que Harry haya necesitado terapia para poder superar el dolor. Ataques de pánico y no expresar sus emociones hizo que la adolescencia de Harry estuviera protagonizado por escándalos, marihuana, pérdidas de control, provocaciones… eran la tónica general de sus días, mientras que la casa real cuidaba más de su hermano como heredero al trono y Harry quedaba más aislado.

Los ataques de pánico fueron una constante en la juventud del duque de Sussex. Un ataque de pánico es una respuesta intensa e inesperada de ansiedad que se manifiesta de forma súbita, provocando una sensación de miedo extremo o malestar intenso, a menudo sin una causa aparente. Durante un ataque de pánico, la persona puede experimentar síntomas físicos como taquicardia, sudoración excesiva, dificultad para respirar, temblores, mareo, sensación de ahogo o náuseas, acompañados de pensamientos de pérdida de control, miedo a morir o volverse loco.

Príncipe Harry

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En el documental sobre salud mental The me you can’t see que hizo Harry con Oprah Winfrey, el duque habló a corazón abierto de esa época. "Cada vez que me ponía traje y corbata tenía que hacer un papel", explicaba Harry, que recuerda sus ataques de pánico como una verdadera pesadilla. “Cada vez que me subía al coche, o veía una cámara, empezaba a sudar. Sentía como si la temperatura de mi cuerpo fuera dos o tres grados más alta que la los demás. Me convencía a mí mismo de que mi cara estaba totalmente roja y que todos podrían ver cómo me sentía, pero nadie sabría por qué. Fue muy embarazoso”.

Charlène de Mónaco y su “agotamiento físico y mental”

La esposa de Alberto de Mónaco tuve que alejarse durante un tiempo de la vida pública y de sus compromisos reales. Aunque nunca se le puso un nombre al padecimiento de la princesa, su esposo sí que se refirió a este periodo como un momento de agotamiento mental y físico de Charlène que la incapacitaba para afrontar sus obligaciones e incluso para tener una vida familiar normal. Charlène, en esa época, lucía una extremada delgadez que hizo saltar las alarmas y que su esposo achacó a que no podía comer prácticamente por su cansancio profundo.

Charlène

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Los expertos coincidieron que las explicaciones proporcionadas por el príncipe Alberto y la apariencia de su esposa, esta estaba pasando por problemas de salud mental que podían alinearse con estrés, ansiedad o con depresión. Los cambios en el apetito, el estado apático, la falta de disfrute, cambios bruscos de peso y falta de energía por un cansancio extremo, son síntomas asociados a este tipo de problemas de salud mental. Algunos medios la apodaron la “princesa triste”, pero nunca hubo confirmación (ni un desmentido) por parte de la familia real monegasca.