Y sucedió lo que, parecía, no se iba a producir. No diremos nunca, pero no en un futuro inmediato. El pasado fin de semana, el Rey Felipe VI se dejaba ver con la Infanta Cristina, acudiendo juntos a la boda de Victoria López-Quesada. Una imagen que no se producía desde 2018, coincidiendo con el 80 cumpleaños de don Juan Carlos.
La reconciliación pública de los hermanos ha dado un vuelco a la situación de la Casa Real española, que ahora busca normalizar los encuentros entre las partes que habían mantenido una distancia más que prudencial tras el estallido del caso Nóos. Tal es el efecto de esta reunificación familiar que la hija pequeña de los Eméritos se mostraba de lo más sonriente y despreocupada por las calles de Madrid mientras disfrutaba de un plan de chicas con su hija, Irene Urdangarin.
La boda que marca un antes y un después en la relación del Rey Felipe VI y la Infanta Cristina
La aristocracia española se daba cita el pasado fin de semana para celebrar la boda de Victoria López-Quesada, hija de Cristina de Borbón-Dos Sicilias y ahijada del Rey Felipe, y Enrique Moreno de la Cova. Un enlace por todo lo alto que secundaron el monarca, las Infantas Cristina y Elena y la Reina Sofía. La fecha señalada, que iba a pasar como un gran evento repleto de looks dignos de comentar, pero sin mayor alcance informativo, marca un punto de inflexión inédito para la Corona española.
Tras un año de coincidencias y reuniones varias, pero sin foto conjunta que lo atestiguara, el marido de la Reina Letizia y su hermana Cristina posaban juntos ante las cámaras a su llegada a la finca Soto Mozanaque, situada a las afueras de Madrid, donde tuvo lugar la celebración. Los hermanos llegaban en el mismo coche conducido por Su Majestad y la Infanta en el asiento del copiloto, evidenciando así que su distanciamiento público es ya cosa del pasado.
Hacía seis años que Felipe VI y la Infanta trataban de evitar esta fotografía de unidad, coincidiendo con la condena de Iñaki Urdangarin por el caso Nóos. Una sentencia que salpicó a la monarquía en su conjunto.
La gran complicidad de la Infanta Cristina con su única hija, Irene Urdangarin, a pesar de los rumores de enfado
La Infanta Cristina no puede disimular el buen momento familiar que vive, a pesar de su mediático divorcio del exduque de Palma, que se formalizó legalmente el pasado mes de enero después de dos años separados de común acuerdo. Al "perdón" público de su hermano, que ya no pone impedimento a la hora de dejarse ver a su lado, se une la gran relación que mantiene con su hija.
Esto a pesar de ciertas informaciones que apuntaban al gran enfado de la Infanta con Irene Urdangarin, por dejar sus estudios en Suiza en septiembre del año pasado para tomarse un año sabático. La joven de 19 años reside actualmente en la capital, más exactamente en la residencia de su abuela Sofía, dentro de los límites del Palacio de la Zarzuela.
Ni rastro del supuesto distanciamiento entre madre e hija que copó un sinfín de titulares hace algún tiempo. Prueba de ello, las imágenes que han trascendido de ambas acudiendo al taller del diseñador Lorenzo Caprile, localizado en el madrileño y exclusivo barrio de Salamanca. Ahora se ha sabido que la hermana de la Infanta Elena ultimaba los detalles del vestido con el que acudió a la boda de la ahijada de su hermano Felipe y en la que se materializó su esperada reconciliación pública.
Para esta prueba de vestuario, Cristina confío en el criterio de su hija, que, entendemos, le dio el 'ok' final o le trasladó pequeños cambios de última hora, quién sabe. Recordemos que la relación entre la Infanta y el modista viene de lejos. Caprile fue el responsable de crear su vestido de novia, con el que contrajo matrimonio en 1997 con Iñaki Urdangarin en la Catedral de Barcelona. Desde entonces, la hija de los Eméritos.
Así se gestó la reconciliación del Rey Felipe VI y la Infanta Cristina
Tras años sin hablarse, el Rey Felipe VI y la Infanta Cristina están inmersos ahora en dar normalidad a su reconciliación de puertas para afuera. Aunque el punto culmen de este cambio de paradigma ha sido la boda de Victoria López-Quesada y Enrique Moreno de la Cova, los hermanos llevan un tiempo buscando el modo de recuperar su relación. "La puesta en escena del pasado sábado es de lo más natural en una familia normal que se ha reconciliado después de unos años de desavenencias, y ya está", señalan desde 'Vanitatis' por fuentes cercanas al entorno del monarca.
Ahora bien, la nueva postura del marido de Felipe respecto a la Infanta no significa, en ningún caso, que su relación vuelva al punto de partida. "Nada volverá a ser como antes. Aunque don Felipe y doña Cristina siempre fueron unos hermanos muy unidos, con una relación muy estrecha, y eso ha pesado en el momento de volver a entenderse, pero como antes… no", sentencian las mismas fuentes al citado medio.