Este viaje de Estado de los Reyes a Italia está dando mucho de que hablar. A pesar de que la jornada de este miércoles ha arrancado desde bien temprano con el recibimiento oficial en el Palacio del Quirinal, residencia del presidente de la República, Sergio Mattarela, por el propio presidente y su hija, Laura Mattarela, poco después hemos vivido el incómodo momento que han vivido Felipe y Letizia en su encuentro con la primera ministra Giorgia Meloni en Roma. Sin embargo, nada nos hacía presagiar que el Rey Felipe VI iba a tener un guiño con su padre, Juan Carlos I, en el discurso que ha pronunciado durante la tarde en el Parlamento italiano.
El discurso del Rey Felipe ha sido muy importante por varias cuestiones. La primera y principal ha sido que es la primera vez que un Rey da un discurso cuando los Diputados y Senadores se encuentran reunidos en sesión conjunta en el Palacio de Montecitorio. Tan solo el Papa, en el año 2002, tuvo el privilegio que 22 años después ha tenido el Rey Felipe VI. Por este motivo, ha querido agradecer la oportunidad de darle voz en el Parlamento Italiano y no ha querido olvidar a su padre, el Rey Juan Carlos I, quien precisamente nació en Roma.
El Rey Felipe VI ha dado parte de su discurso en italiano
El padre de la Princesa Leonor, quien ha llegado entre una gran ovación y aplausos, ha dado parte de su discurso en italiano, demostrando así una vez más que domina este idioma y las claras raíces que tiene. Durante su intervención ante el Parlamento, también ha querido tener un guiño con su padre, don Juan Carlos. A pesar de que no es habitual escuchar a Felipe VI hablar de su padre, nada hacía esperar que lo iba a hacer en un discurso tan importante y precisamente varios días después de que Bárbara Rey protagonizara una de sus entrevistas más bomba de los últimos tiempos. La vedette volvió a hablar de su relación con el emérito e, incluso, se atrevió a decir que podría haber tenido un hijo de Juan Carlos I, que lo convertiría en hermano del actual Rey de España.
El guiño del Rey Felipe VI hacia su padre, Juan Carlos I
Cabe recordar que fue el 5 de enero de 1938 cuando el Rey Juan Carlos I nació en Roma, concretamente en la clínica Angloamericana. El motivo de que el emérito naciera en la capital italiana es porque la familia real española vivía allí exiliada, tras una etapa en Francia, desde que en 1931 fue proclamada la República en España. El Rey Felipe VI ha comenzado su discurso recodando los orígenes de su progenitor: "No nací en Roma (como mi padre), pero permítanme intentar decir algunas palabras en el hermoso idioma italiano", comenzaba.
Como hemos dicho anteriormente, el soberano ha continuado diciendo unas palabras en italiano, expresando además su "agradecimiento al Presidente de la República, Sergio Mattarella, por su amable invitación a visitar Italia, por su continua estima y por su constante atención hacia la Reina y hacia mí desde nuestra llegada a este extraordinario país. Gracias también por tu sensibilidad hacia España y por tu amistad por España. Un agradecimiento más por encontrar siempre sabiduría, sabiduría y consejos en el Presidente de la República. Ustedes lo saben mejor que yo: el Presidente Mattarella es un punto de referencia para Italia y para los italianos".
El Rey Felipe VI ha continuado en español asegurando que "realmente impresiona la visión desde aquí, lo que significa, democráticamente y desde la responsabilidad pública o de Estado, hablarle al querido pueblo italiano a través de sus legítimos representantes. Este privilegio se dispensa a muy pocos jefes de Estado extranjeros, y si hoy se me honra con él, es porque España no se tiene en Italia tan solo como país amigo, sino como país hermano, que es la misma consideración que Italia tiene en mi país".
Durante su discurso, el marido de la Reina Letizia ha hablado sobre los conflictos bélicos que acontecen en varios puntos del globo terráqueo, como las guerras de Ucrania y Oriente Próximo. Sobre la última ha asegurado que "cuando llegue el anhelado silencio de las armas, España e Italia seguiremos compartiendo -por utópico que parezca- la visión de dos Estados, Israel y Palestina, conviviendo uno junto a otro en paz y en seguridad, como la única solución posible que sea durable y justa. Condenamos con rotundidad la violencia y el terror en la región, que en ninguna causa política deben hallar justificación o amparo, y hacemos un nuevo llamamiento a alcanzar un alto el fuego definitivo, la liberación de todos los rehenes y al acceso masivo de la ayuda humanitaria".
Felipe VI ha querido terminar su discurso de la siguiente manera: "Y quiero que mis últimas palabras sean para recordar a María Zambrano, una de las grandes voces de nuestro pensamiento, quien en Roma vivió, posiblemente, los once años más fecundos de su exilio. Zambrano vivía no lejos de aquí, en la Piazza del Popolo y acudía cada mañana, puntual, a escribir a su Gran Caffé Greco. “Me sentía en el centro de la vida estando en Italia”, dijo una vez. ¿Y cómo no sentirse así, en el centro de la vida, en este país fascinante, cuya historia está tan enraizada en nuestra historia, cuya cultura está tan cerca de nuestro corazón? Gracias sinceras, Italia, por aportar tanto a lo que somos; por mostrarnos -ayer, hoy y siempre- cuán alto puede volar el ser humano", sentenciaba.