Este martes 9 de abril arranca el juicio contra Daniel Sancho, un proceso del que te hemos ofrecido una detallada cronología: desde la muerte de Edwin Arrieta hasta cómo se ha blindado la primera vista a puerta cerrada. Es justo allí, a las puertas de la Corte de Tailandia, donde el actor se ha acercado al abogado de la familia de la víctima, tal y como te hemos contado en la revista SEMANA. Decisiones y emociones que habían permanecido en la más absoluta intimidad hasta que Rodolfo se ha sincerado en un documental. Lejos de dejarse nada en el tintero, ha revelado incluso cómo le confesó Daniel el crimen de Edwin.
No ha sido fácil, pero se ha esforzado por tener toda la información desde el principio. No solo lo sucedido en la noche en cuestión, sino en los días y meses previos a que Edwin perdiera la vida en el sudeste asiático. Un relato que Daniel Sancho quiso hacerle en su primera visita a la cárcel de Koh Samui el pasado mes de agosto. Aunque entonces no quiso dar detalles de su primer encuentro, ahora ha revelado cómo su hijo le explicó la bronca previa a la muerte de Edwin Arrieta. Una reyerta que tuvo lugar en un hotel en el que Sancho reconstruyó todos los hechos frente a la policía.
"Tengo la información real desde el principio. En la conversación con Daniel me dijo que este tipo lo había amenazado a él, lo había amenazado de muerte, que había amenazado con hacer daño a su familia. Que se defendió de un intento de agresión sexual. Luego nos cuenta cómo fue todo: la pelea y lo posterior a la pelea... El miedo, el pánico, el estado de disociación, todo eso...", explica Rodolfo Sancho en HBO. Unas declaraciones en las que se refiere también al descuartizamiento de Edwin Arrieta, cuyos restos aparecieron en diferentes puntos de Tailandia. Es, por cierto, este delito el único que Daniel ha admitido ante el juez y del que sí se declara culpable.
Rodolfo Sancho se ha puesto en contacto con psicólogos para intentar entender a su hijo. Tratar de ponerse en su piel y saber qué pudo pasar por la cabeza de Daniel Sancho para hacer algo así. Un delito sobre el que ahora tiene más datos, entre otros, la condena a la que se puede enfrentar su hijo si finalmente es declarado culpable. Meses después de reunirse con abogados y de largas conversaciones con su hijo, Rodolfo tiene muy presente la montaña rusa de emociones por las que pasó Daniel antes y después de la muerte de Arrieta.
"Si ves a uno diciendo: "Si yo estoy una pelea dices: seguro que no hago eso. No sabes cómo te sentirías. Lo está diciendo con 50 años y no con 29 años... Luego hablas con psicólogos y ya te hacen entender que en ese momento de pánico, de disociación, la razón deja de funcionar. Quieres que esto no haya pasado. Y sí, hombre, obviamente... A mí me llamó la atención... Es algo que prácticamente no tiene pena. Es un año o una multa. Bajo la ley no es un dato importante. Yo entiendo que suena como más escabroso, por supuesto que sí. Pero quizás a lo mejor sí hubiese sido decir: "He tenido una pelea y ha pasado esto... pero entra en pánico, en un país que no es el tuyo, la pena de muerte... Daniel y yo ahora sabemos de leyes", dice Rodolfo Sancho.
La primera conversación de Daniel Sancho y su padre desde comisaría
Otra de las cuestiones que el padre de Daniel Sancho ha recalcado es la primera conversación que tuvo con su hijo nada más salir la noticia. Aunque apenas le dio detalles, sí le confirmó que lo que había sucedido entre él y Edwin no tenía vuelta atrás. El joven de entonces 29 años se encontraba en comisaría, donde había acudido para denunciar la desaparición de Edwin. Fueron sus arañazos y su actitud la que le llevaron a ser interrogado y posteriormente detenido.
"Estaba en un estado de shock muy importante. Me cuenta que ha tenido una pelea con un tipo del que yo no sabía nada y que ha acabado de forma trágica. La conversación no fue muy larga. Le quitaban y le dejaban el móvil... no hacía falta más. Sabía lo que tenía que hacer desde el principio. No había más dónde indagar", apunta.
Rodolfo Sancho se puso manos a la obra, reclutó a abogados de confianza y trazó una hoja de ruta de la que no ha querido despegarse. Desde entonces no ha bajado los brazos, intentando apoyar a su hijo al máximo.