La situación de Lydia Lozano se complica por momentos. Si bien pudo saberse el pasado jueves, 6 de junio, que la colaboradora aún se recupera de la fractura de vértebra que sufrió, ahora se ha dado a conocer que su marido tampoco está en su mejor momento. Una información que no había salido a relucir hasta ahora, pues se creía que Charly era quien se estaba encargando de las tareas cotidianas.
Fuentes cercanas a Lydia Lozano han asegurado a Informalia que su marido “ya no puede ni sacar al perro”. Y es que, el paso del tiempo y los 72 años de edad le están pasando factura, pues no atraviesa un buen momento en lo que a su salud se refiere. De hecho, hace poco tuvo que ser operado a consecuencia de una dolencia que arrastraba desde hace tiempo: “Una dolencia aparatosa y dolorosa porque también ha tenido que estar de reposo y ahora está con rehabilitación. Se les ha juntado todo”, han revelado.
Por suerte, Lydia se ha tomado lo sucedido con la mejor de las sonrisas: “Menos mal que Lydia tiene un carácter estupendo y nada le resta su optimismo y ganas de seguir adelante. De hecho, no ha dejado de trabajar prácticamente ningún día, salvo los obligados por su operación de espalda. Después, ha salido corriendo para seguir en los platós, porque a ella eso le da mucha vida”, han indicado al medio citado. Unas palabras que demuestran que el trabajo es una de las fuentes de energía de la colaboradora, pues le ayuda a despejarse de los problemas personales.
Cabe destacar que, pese a que Lozano ha tenido que afrontar una operación, y también su marido, todo ha salido según lo previsto. Ambas intervenciones supusieron un shock para ambos, aunque tenían plena confianza en los médicos “y todo ha salido bien”, tal y como han contado personas cercanas al matrimonio.
Una hernia discal: el problema de salud que padece el marido de Lydia Lozano, Charly
Pero, ¿cuál es el achaque que está impidiendo a Charly desarrollar su vida de manera normal? Fue una hernia discal lo que marcó un antes y un después en los movimientos habituales del marido de Lydia Lozano. Cuando fue intervenidlo por esta dolencia, no lo pasó en absoluto bien. La recuperación fue lenta y con muchos dolores, sin embargo, la colaboradora estuvo a su lado en todo momento, y gracias a su apoyo pudo superarlo sin llegar a problemas mayores.
Unos años más tarde, le llegaba el turno a la tertuliana de ‘Ni que fuéramos’. Tras su paso por ‘Baila como puedas’, Lydia se cayó y se lesionó una costilla. Aunque en un primer momento parecía ser un problema sin mayor importancia, más tarde se percató de que su columna vertebral había sufrido las consecuencias, e incluso tuvo que pasar por quirófano: “Ahora soy como Robocop. Tengo como una mochila con una barra de hierro detrás”, contaba en ‘Sálvame'. Por si fuera poco, también fue operada de cervicales y de un brazo.
El último parte médico de la colaboradora, al descubierto
Estos baches han hecho que Lydia tenga mucho cuidado con todos y cada uno de sus movimientos. Tanto es así, que en el estreno de ‘Ni que fuéramos’ en Canal Quickie, la colaboradora se negó a hacer su tradicional ‘baile chuminero’ para evitar cualquier tipo de lesión de cara a un futuro. No obstante, con el paso de los días ha ido animándose a la hora de hacer ciertas acciones, aunque eso sí, con la máxima precaución.
Hace apenas unas horas, la colaboradora era víctima de un micrófono abierto en una de las publicidades de su programa. Un momento en el que se sinceraba con sus compañeros sobre cuál es su actual estado de salud, por el que no puede ir al baño de manera normal: “No puedo hacer pis porque llevo lo de la espalda. Me he puesto pantalón y es muy complicado ponerse esto”, confesaba, mientras les enseñaba el fajín que está obligada a llevar.
Como no podía ser de otra manera, el resto de colaboradores se han interesado por la evolución de su postoperatorio: "Tengo un dolor lumbar por haber tenido la vértebra rota y no me averiguan qué me pasa (…) El lunes me hacen un TAC. No puedo más”, confesaba, visiblemente preocupada por su estado de salud. Unos minutos más tarde, abandonaba el plató y dejaba que sus compañeros contaran a la audiencia cuáles eran los motivos por los que lo hacía, lo que hacía saltar las alarmas de inmediato.