La boda de José Luis Martínez-Almeida y Teresa Urquijo se ha convertido en uno de los enlaces más destacados de los que seremos testigo en este 2024. La pareja celebró un multitudinario "sí, quiero" que congregó a una amplia representación de la vida política, empresarial y monárquica. Una jornada en la que el alcalde de Madrid se mostraba visiblemente nervioso. A través de una persona cercana a la familia, SEMANA ha podido saber que Almeida se puso en contacto con su prometida horas antes de la boda.
Nuestra fuente, próxima al matrimonio, nos confirma que José Luis Martínez-Almeida quiso contactar con Teresa Urquijo un par de horas antes de que se celebrase el enlace. La boda estaba marcada para las doce del mediodía en la iglesia del Sagrado Corazón y San Francisco de Borja del madrileño barrio Salamanca. El único objetivo del alcalde era decirle a su prometida "te quiero". También le trasladó que se sentía inmensamente feliz por el paso que estaban a punto de dar y que se encontraba expectante por convertirse en su marido.
Los nervios de José Luis Martínez-Almeida en uno de los días más importantes de su vida
El alcalde de la capital llevaba unos días muy nervioso. Llegó a la iglesia para el "sí, quiero" más de media hora antes y esperó impaciente la llegada de la novia. Esa misma mañana de sábado, antes de ver a la novia, quiso decirle personalmente cómo se sentía. Una llamada en clave romántica en la que le dijo a Teresa Urquijo que había supuesto una inyección de felicidad en su vida, también que la quería mucho.
El propio José Luis Martínez-Almeida confesaba a la multitud de reporteros que se había congregado en la calle Serrano que no había dormido nada la noche previa a la boda. La jornada nos deja muchas imágenes para el recuerdo. Entre ellas, el rey Juan Carlos protagonizó un improvisado posado familiar a las puertas del templo con sus hijas, las infantas Elena y Cristina y sus nietos. Tras el "sí, quiero", que ofició el sacerdote Andrés Ramos, amigo personal del alcalde, los novios se fundieron en un romántico beso.
Los detalles del discurso del alcalde de Madrid en su boda con Teresa Urquijo
La finca 'El Canto de La Cruz' en Colmenar Viejo, Madrid, fue el escenario del convite y la posterior fiesta. En esta propiedad, que pertenece a los abuelos maternos de la novia, se vivieron los momentos más destacados de la jornada. Almeida ofreció un sentido discurso que emocionó a todos los invitados. Comenzó su elocución recordando a dos figuras clave en su vida que ya no están: sus padres. También dio las gracias a los reyes eméritos por acompañarle durante esta jornada.
Almeida quiso volver a pronunciar unas palabras que tantas veces había escuchado a su madre, colchonera confesa: "Nunca dejes de creer". Este lema lo incluyó para recordar que cuando su camino se cruzó con el de Teresa Urquijo todo dio un giro de 180 grados. "Fue una bendición que Dios ha puesto en mi camino", admitió. Durante su discurso dedicó unas palabras a su esposa. "Tengo la obligación de estar a la altura de esta mujer y hacerla feliz y devolver esta bendición en forma de hijos o de hijas".
Fiel a su característico humor, el alcalde de Madrid añadió en su discurso alguna nota socarrona que despertó la carcajada de los asistentes. "No sé qué habrá visto en mí, pero ahora no tiene marcha atrás".
Un exquisito menú para el banquete de boda del alcalde de Madrid
La celebración contó con un enclave privilegiado y rodeado de naturaleza. Los invitados, más de 500, degustaron un delicioso menú. El restaurante Lardhy, uno de los más emblemáticos de la capital, tuvo la responsabilidad de estar al frente del banquete. El menú se compuso de salpicón de marisco, solomillo de Wagyu a baja temperatura y dos postres.
Otro de los momentos señalados de la jornada fue el baile de los novios. José Luis Martínez-Almeida y Teresa Urquijo evitaron el tradicional vals. En su lugar optaron por un baile más castizo: un chotis en homenaje a Madrid. La celebración también contó con una recena a base de mini pizzas, embutidos, perritos calientes y una selección de quesos.
En cuanto a la presencia de los reyes eméritos, algunos invitados desvelaban que estos habían recibido una gran ovación por parte de los asistentes. Según lo trascendido, don Juan Carlos y doña Sofía no se sentaron juntos en la misma mesa. La reina emérita prefirió no acudir a la iglesia y fue directamente al banquete.