El trabajo de Edwin Arrieta le permitió vivir cómo él deseaba. Ser cirujano plástico en Colombia y en Chile le proporcionaba altísimos ingresos, sin embargo, tras su fallecimiento no ha dejado apenas propiedades. Vendió un chalet que tenía en su país natal para comprar un piso a su adorada y única hermana, se movía con un Mercedes que sí era suyo y ha dejado algunos adornos de plata. Y es que la casa en la que residía al norte de Montería era de alquiler, un precioso inmueble en el que recibía a amigos y familia y que te hemos mostrado en la revista SEMANA. Allí formó su hogar, un apartamento que su familia ha tenido que desmantelar tras descubrirse que ha sido asesinado en Tailandia. Paredes y pertenencias llenas de recuerdos, los cuales ahora su entorno atesora con cariño.
Edwin Arrieta tenía una economía muy saneada, pero vivía de alquiler
El colombiano no tenía clínica propia, por lo que como otros muchos cirujanos alquilaba un quirófano para operar a sus pacientes. Era después de jornadas intensas de trabajo cuando, de vez en cuando, volaba a Miami, donde se reunía con su círculo. Allí disfrutaba, al igual que cuando viajaba a España, donde conoció a Daniel Sancho y donde se hospedó, por ejemplo, en el Hotel Wellington de Madrid. Si bien en sus planes encajaba mudarse a Barcelona, también tenía clara cuáles eran las intenciones que tenía con parte de su dinero. "Cuando tuviera la plata, le compraría una finquita a su padre", han contado en El Mundo. Ha sido precisamente una persona del entorno de Edwin quien ha explicado que Edwin cuidó de los suyos hasta el final de sus días, tanto personal como económicamente hablando. "Le regaló un piso en su Lorica natal hace unos meses, después de vender su chalet de recreo en una playa de Córdoba. No creo que le dieran más de 400 millones de pesos (90.000 euros)",dice. Las cantidades nada tienen que ver con las de España, cifras que dejarían ver que quizás no era tan millonario como se había llegado a decir.
Los planes que Edwin Arrieta tenía con su dinero
Edwin Arrieta lo que sí tenía era dinero ahorrado, patrimonio que tenía pensado invertir en los negocios culinarios de Daniel Sancho. Recordemos que él aseguraba que tenía una hamburguesería en una céntrica zona de Madrid, empresa que ha intentado desvincularse del hijo de Rodolfo Sancho. De la noche a la mañana han dejado de seguirle en redes sociales y niegan que sea socio, a pesar de que días antes del escándalo el padre de Daniel decía lo contrario. "El restaurante de mi hijo Daniel, que es chef. Se llama Boogie y está en pleno barrio de Malasaña, en Madrid; allí disfruto de unas hamburguesas de autor contundentes y riquísimas", dijo el actor en 'Vanitatis' días antes de que su hijo copara titulares. Edwin creía en este proyecto y planeaba ampliar incluso acciones en otros restaurantes, algo que finalmente no sucedió.
Este cirujano tenía una economía más que desahogada, lo que le permitió incluso operar de forma gratuita tanto a amigos como a niños quemados. "Regaló muchas cirugías. Decía: 'yo sé lo que es ser pobre y que a uno lo ayuden'. Era muy bondadoso y donde entraba, lo amaban", explica alguien que le conoce bien. Confiaba también poder desarrollar su trabajo fuera de su zona, tanto es así que incluso se planteaba operar en España, país que quería que figurara como su lugar de residencia.
Ahora su familia llora su ausencia y batalla por conseguir que se haga justicia. Rotos han reaparecido en televisión, intervenciones donde han repetido hasta la saciedad que esperan que Daniel Sancho pase hasta el final de sus días en prisión. Ahora se encuentra en la prisión de Koh Samui, cárcel en la que está siendo vigilado y donde los médicos velan por su bienestar.