Tras la muerte de María Teresa Campos los ojos no solo se han puesto en sus hijas, Terelu Campos y Carmen Borrego. Ambas están destrozadas, al igual que los están las dos personas de confianza de la presentadora de televisión. Hablamos de Gustavo, su mano derecha y de Leo, la mujer que ha estado al lado de la malagueña durante muchos años. Precisamente ha sido Gustavo el que horas después de decir frente a las cámaras que María Teresa "era su media naranja", ha desvelado cómo se siente. Completamente devastado y abrumado por las incesantes muestras de cariño, ha llegado a primera hora de la mañana a la incineración de la periodista en el Tanatorio de la Paz, en Tres Cantos (Madrid).

Gustavo y María Teresa Campos estaban muy unidos

Aunque en un principio no quería hacer declaraciones, la insistencia de los periodistas le llevaba a dar un paso al frente. Son muchos los que desean saber cómo se plantea ahora su vida sin su jefa, sin la persona para la que llevaba trabajando más de 30 años como asistente. Una relación y día a día que le convirtió casi en alguien de la familia, tal y como ella misma reveló a SEMANA en su última entrevista. "Es el hijo que nunca tuve", dijo a esta revista. Ha sido él mismo el que ha respondido a esta cuestión a los reporteros que están apostados en el tanatorio, donde reposarán sus restos mortales hasta el día 6 de septiembre, un día después de su fallecimiento.