María Teresa Campos lleva días protagonizando numerosos titulares en los medios de comunicación, ya que tuvo que ingresar en la Fundación Jiménez Díaz de Madrid el pasado domingo a causa de una insuficiencia respiratoria. Este lunes, sobre las cinco de la madrugada, fallecía la mítica presentadora y "reina de las mañanas" de televisión, acompañada de toda su familia y amigos. SEMANA tuvo la suerte de publicar algunas entrevistas de la mítica presentadora de televisión. La última tuvo lugar en abril de 2022 y la protagonizó con su mano derecha, Gustavo, que está viviendo unas horas muy complicadas.
Fue una entrevista especial, ya que María Teresa Campos posaba con él, el hombre que mejor la conocía y el guardián de sus secretos. "La he visto sufrir mucho y no se lo merece. Todo lo que tengo se lo debo a ella", declaraba Gustavo, dejando claro el cariño que le tenía. Llevaban juntos más de tres décadas y eran casi inseparables. Lo que comenzó siendo una mera relación laboral se convirtió, 34 años después, en un vínculo tan fuerte que María Teresa Campos no se imaginaba ni quería una vida sin Gustavo Guillermo a su lado.
Durante mucho tiempo lo conocimos solo como el chófer de la periodista, una presencia habitual en las fotos y una cara sin nombre, pero detrás de este hombre simpático y afable se esconde una figura indispensable en la vida de María Teresa. Gustavo es parte de su familia y aunque no tengan lazos de sangre, su vínculo es más fuerte que el que tienen muchas familias.
María Teresa quiso reconocerle en sociedad y darle su lugar públicamente: a su lado. Y quiso que fuera SEMANA quien, por primera vez, les hiciera una entrevista juntos, hablando de tú a tú, diciéndose lo que significaban el uno para el otro y la dependencia física y emocional que tenían. Tuvimos la suerte de poder mostrarles y trasladarles el cariño y el amor que se profesaban la periodista y su mano derecha.
Un documento excepcional porque hasta ahora pocas veces habíamos visto a María Teresa Campos tan cercana, derrochando ternura y complicidad con quien era desde hace tanto tiempo su hombre de confianza. Nos permitieron compartir con ellos algunos momentos de risas, recuerdos y emoción, cuando una mirada decía mucho más de lo que las palabras pueden aportar.
Su otro amor
La cita fue en la casa de Gustavo, un precioso ático en el que cada detalle ha sido elegido con mimo y del que él se siente muy orgulloso. Pero Teresa no llegó sola, la acompañaba uno de los amores de su vida, Lula, una preciosa bichón maltés de cuatro años que le regaló su hija Terelu. "La adoro. Duerme conmigo y es mi vida", nos dijo. La perrita no se separaba de ella, salvo para ir corriendo a donde está Gustavo, lo que provocaba los ‘celos’ de la presentadora. "Ya veis, es una traidora, todas las mañanas desde que se despierta ya está nerviosa por verle y en cuanto llega a mi casa me abandona por él", decía sonriendo.
A continuación, os reproducimos la entrevista que María Teresa Campos protagonizó al lado de Gustavo, su hombre de confianza, en SEMANA.
¿Por qué has querido que compartamos este ratito contigo y con Gustavo?
He querido hacer esta entrevista porque le tengo aprecio y lo quiero. Él y yo hemos vivido muchas cosas juntos y, a la hora de la verdad, de la única de la que se habla es de mí y creo que eso es injusto, porque la gente tendría que conocer como es él. Saber que lo tengo a mi lado me da tranquilidad y seguridad. Porque yo estoy bien, pero según los días. Algunos estoy regular y no tengo ganas de hacer nada ni de salir, pero entonces viene él y me obliga, y eso es bueno.
¿Recordáis la primera vez que os visteis?
María Teresa: Yo no, pero es que entonces tenía pelo y parecía otro. Aunque he de decir que luego fue de los primeros en no importarle estar calvo (dice lanzándole una pullita que no será la única de la mañana).
Gustavo: Perfectamente. Yo tenía 18 años, o sea que llevo 33 con ella.
MT: Y en aquella época, si no recuerdo mal, querías haber sido futbolista del Real Madrid, pero no sé que te pasó en una pierna, una lesión, como dicen muchos, y tuviste que dejarlo.
G: Eh, que es verdad, estuve en el Real Madrid hasta los 17 años, pero me rompí la rodilla.
¿Y cómo empezó vuestra relación laboral?
MT: A ver, yo he conducido toda mi vida; me iba incluso a Santander con las niñas a ver al hermano de mi marido y llevaba mi coche. Vivía fuera de Madrid y venía a trabajar muy temprano, conduciendo todos los días y hacía bastantes kilómetros... Estaba en la televisión por las mañanas y me ofrecieron hacer radio por las tardes. Acumulaba mucho trabajo y cansancio y un día, al volver a casa, di un cabezazo al volante. Vamos, que me dormí. Me di cuenta enseguida y no me pasó nada, pero se lo conté a mis hijas... y esa fue la última vez que conduje en mi vida.
Y apareció Gustavo...
MT: Pues sí. Me dijeron que me ponían un chófer y así fue como lo encontraron. Él llevaba y traía a los invitados de la cadena y una de mis hijas, o las dos, quién sabe, le dijeron si quería llevar mi coche...
G: No lo dudé ni un segundo porque además yo la admiraba mucho.
¿No te impresionaba?
G: No, en absoluto, porque siempre ha sido muy cercana. Es la mujer más buena que conozco y nada clasista, no como otros que yo me sé y enseguida empezamos a llevarnos bien. Entre otras cosas, a los dos nos gusta la misma música y eso es fundamental cuando pasas mucho tiempo en el mismo coche.
MT: Tenemos nuestros favoritos, como Juan Gabriel, que nos dejó tan pronto. Y cantamos todo el rato. Ya sabéis lo que me gusta....
G: Pero también hablábamos mucho. Ella se leía cuatro o cinco periódicos de camino al trabajo.
MT: Era la ventaja de vivir tan lejos.
G: Yo soy muy inquieto y me di cuenta de que debía intentar estar a su altura, así que ella me ha ayudado a formarme como persona, a ampliar mis conocimientos y a mejorar.
¿Cuándo la relación profesional pasa a ser personal?
MT: Dicho así suena a novios y nosotros somos amigos, ¿eh? (y se ríe con picardía mientras continúa con la broma). A mí nunca se me ha ocurrido intentar nada porque le gustan más jóvenes. Sólo hay que ver la novia maravillosa y guapísima que tiene, Ainhoa, que me encanta.
G: Pues tú has tenido dos que para mí eran maravillosos: Félix Arechavaleta y Chema Hijarrubia. Los demás, no.