La más que probable reaparición de Kate Middleton tiene a la opinión pública de Reino Unido conteniendo el aliento y a la casa real esperando a que este hito calme las aguas. La princesa de Gales volverá a la vida pública por unas horas durante la final del torneo de Wimbledon, como apunta desde hace semanas la prensa británica. 

Mientras la corona continúa inmersa en una crisis de representación inédita, la mujer del príncipe Guillermo sigue volcada en su recuperación del cáncer que padece, al tiempo que da pasos en firme para materializar su regreso al trabajo. Esto mientras se desvelan datos hasta ahora desconocidos de su vida familiar. Como las palabras que sus tres hijos no dicen nunca

Una casa real menguada, cada vez más necesitada de que Kate Middleton normalice su agenda

Como ya sucedió con el Trooping the Colour, el Palacio de Kensington sigue sin confirmar si Kate Middleton se dejará ver en el torneo de tenis más prestigioso de Inglaterra y antiguo del mundo, aunque todo parece indicar que así será. Mientras se suceden las especulaciones, la casa real que lidera el Rey Carlos III lidia con una crisis sin precedentes caracterizada por las ausencias, las enfermedades y los accidentes (el de la princesa Ana que le llevó al hospital, el último).

Aún no está recuperada de la enfermedad que padece y de las consecuencias de la quimioterapia que recibe, eso es un hecho. Como ella misma confirmó en su último comunicado, todavía no está fuera de peligro. "Estoy progresando bien, pero como cualquiera que se haya sometido a un proceso de quimioterapia sabrá, hay días buenos y días malos. En los días malos, te sientes cansado y tienes que dejar a tu cuerpo descansar. Pero en los días buenos, cuando te sientes fuerte, quieres hacer todo para sentirte bien. Espero unirme a algunos compromisos públicos durante el verano", escribió, dejando caer que el Trooping the Colour del pasado 15 de junio no sería el único evento veraniego que atendería. 

Kate Middleton junto a sus tres hijos.

Kate Middleton junto a sus tres hijos en el balcón del Palacio de Buckingham. 

Gtres

La prioridad de los príncipes de Gales en el momento más delicado de su historia reciente

Durante este tiempo de ausencia (cerca de seis meses), además de en su salud, Kate Middleton se ha volcado completamente con el cuidado de sus hijos. Una tarea que ha compartido mano a mano con su marido. El futuro monarca ha reducido su agenda pública desde que a su mujer le diagnosticaron cáncer para poder estar a su lado en estos momentos delicados y al lado de Jorge, de 10 años; Charlotte, de 9 y el pequeño de la casa, Luis de apenas seis años. "Ella y Guillermo han podido tener algo de espacio y tiempo como pareja y como familia y hacer las cosas que son importantes para ellos antes de tener que dedicarse por completo a la nación", contó recientemente Jamie Lowther-Pinkerton, exsecretario de los Windor, a 'Vanity Fair. 

La situación excepcional que vive la familia no ha eximido a los tres menores de edad de adoptar las férreas normas de comportamiento que sus padres les imponen. Unas pautas mucho más estrictas a las que están sujetos el resto de niños "normales". Sobre Jorge, Charlotte y Luis recae el peso del legado de los Windsor y, como tal, no se pueden permitir ciertos arrebatos ni rabietas en público. De ello se encarga María Turrión, su 'nanny' española, que acompaña a los menores desde hace 10 años y se encarga de que instaurar el orden en el Palacio de Kensington. Poco a poco se van descubriendo detalles sobre su vida de puertas para adentro. Algunos tan curiosos como los términos que ni Charlotte, ni Luis ni Jorge emplean jamás. 

Los términos 'prohibidos' que jamás se les escuchará pronunciar a Jorge, Charlotte y Luis

Para nadie es un misterio el rígido protocolo que caracteriza a la monarquía británica y que impuso la Reina Isabel II en sus 70 años de reinado con mano dura. En cambio, no es una cuestión de dominio público o, como mínimo, especialmente extendida, el hecho de que, como parte de su comportamiento intachable, los miembros de la realeza se niegan a pronunciar ciertas palabras. Una tradición que, lógicamente, también han adoptado los hijos de Kate Middleton y el príncipe Guillermo.

Como recoge 'The Mirror', que se ha hecho eco de la investigación 'Watching the English: The Hidden Rules of English Behaviour' de la autora Kate Fox, a los menores nunca se les oirá decir palabras tan integradas en la mundana cotidianidad como 'salón' (ellos se refieren a 'sala de estar' o 'sala de recreo'); 'tea', un coloquialismo en inglés para referirse a las comidas; retrete (los príncipes hablan de 'lavabo' o 'escusado'); 'posh', que en español se traduce como 'pijo', pero para los tres príncipes es 'elegante' o 'perfume', que Jorge, Charlotte o Luis definen como 'aroma'.

El vocablo que, en cambio, no han adoptado los hijos de los príncipes de Gales es el de 'pa', que es como los representantes de las altas esferas de la aristocracia inglesa se refieren a 'papá', una fórmula muy formal y que no denota especial complicidad. Así se refiere Guillermo de Inglaterra a Carlos III, por ejemplo. Para sus hijos él solo es papá, sin protocolos innecesarios. Y mamá es mamá.