Amalia es la princesa heredera de Holanda, la futura reina de los países Bajos... pero también es una joven de 19 años, una universitaria, hija y hermana que desea vivir su tiempo. Compaginar ambos conceptos es lo difícil cuando se trata de una 'royal'. Si a esto además se suma una triste circunstancia, como la de estar amenazada por la mafia de su país, el asunto se complica hasta límites insospechados. Pero ella lo está intentando a su manera. De momento, Amalia ha encontrado en Madrid un refugio y una vía de escape.
La primogénita de los reyes Guillermo y Máxima de Holanda se está convirtiendo poco a poco en una madrileña de adopción. El hecho de que su madre sea argentina, que hable español desde la cuna y que nuestra capital se encuentre a una distancia razonable de La Haya, donde reside con sus padres en el palacio de Huis ten Bosch, sin duda facilita mucho las cosas. Pero es que a Amalia le encanta Madrid, de verdad.Según publica Vanitatis, la heredera holandesa viajó el pasado fin de semana a Madrid para disfrutar de unos días relajados entre amigos, tanto españoles como holandeses. No sería algo extraño si no fuera porque su última visita a la capital se produjo hace menos de un mes. La reina Máxima y la princesa fueron sorprendidas relajadas, tomando algo y yendo de compras por las mejores tiendas de la llamada Milla de Oro justo antes de emprender una importante y larga gira de dos semanas por el Caribe holandés.
A su término, el pasado 9 de febrero, la princesa Amalia confesaba ante los medios: "Todavía lo estoy pasando muy mal. Echo de menos la vida normal, la vida de estudiante. Andar por la calle, poder ir a una tienda". La joven se refería a los efectos que tenía sobre su estado anímico el hecho de estar en la diana de los grupos delictivos de su país, que la han obligado a dejar el apartamento en Ámsterdam que había alquilado para cursar su carrera de Psicología, Política, Económicas y Derecho y volver al hogar familiar, pero también ver limitados sus pasos en público.Poder volar lejos y saborear un poco de esa libertad perdida para ella es el oxígeno necesario. Y eso lo ha encontrado en Madrid.
Estos dos recientes viajes son solo algunos de los que han trascendido, pero hay bastantes más. No solo a la capital. La relación de la realeza holandesa con España es profunda y sentimental. Los reyes se conocieron hace más de veinte años en la Feria de Abril de Sevilla, y eso marca mucho. De hecho, los soberanos, acompañados ya por sus tres hijas, celebraron su vigésimo aniversario de boda regresando a la bella ciudad andaluza y vistiéndose de faralaes. También han veraneado en la zona de Cabo de Gata, en Almería.
Amalia de Holanda parece que se ha hecho con un grupito de amistades madrileñas con las que divertirse fuera del ojo del huracán. Siempre va rodeada de un discreto equipo de seguridad, como es natural, pero pese a esto así puede gozar de cierta libertad de movimientos.Durante esta última estancia en la capital acudió a un conocido local nocturno del barrio de Salamanca y pudo comportarse, más o menos, como cualquier otra joven de su edad. Algunos apuntan a que tanto viaje a Madrid podría deberse a algún interés amoroso, un novio. Todo está por verse. Por ahora Madrid representa para la princesa Amalia de Holanda un espacio en el que poder ser ella misma, sin miedo.