Charlène y Alberto de Mónaco suelen estar en boca de todos por motivos ajenos a su voluntad. Fundamentalmente porque su matrimonio siempre se pone en entredicho y aunque ellos se empeñan cada cierto tiempo en desmentir los rumores, parece que su supuesta crisis es una losa que no logran quitarse de encima. Bien es cierto que a esta idea contribuyen ellos mismos con sus largas temporadas sin aparecer juntos y sus a menudo fríos gestos en público. Pero esto está cambiando un poco. Las salidas de la pareja principesca se han multiplicado llamativamente en los últimos días y, además, sus actitudes son mucho más relajadas. En especial las de la princesa Charlène, quien ha dado un giro radical. Se acerca más a su marido, le toca, le mira y le sonríe.
Los más maliciosos pueden pensar que esto se debe a una especie de nueva estrategia por parte de la Casa Grimaldi para acallar los rumores. Los menos, que Charlène y Alberto han superado los peores tiempos y ahora mismo están atravesando una buena racha. Lo cierto es que el cambio de Charlène de Mónaco respecto a su esposo es evidente. Su lenguaje corporal es distinto. Real o impostado, qué sabemos, pero el efecto sobre la opinión pública es mucho más positivo, lo cual importa mucho.
Lo que sí se puede apreciar es el excelente aspecto que tiene Charlène de Mónaco. Después de superar sus graves problemas de salud, que la mantuvieron lejos de su familia, en Sudáfrica, aquejada de una grave infección, la princesa luce plenamente recuperada. Ha ganado peso, está en forma y saludable e incluso ha cambiado su look volviendo al pelo rubio que más le favorece.
Esta misma semana la pareja principesca ha aparecido en varios compromisos oficiales. En menos de una semana han protagonizado tres actos juntos. Una confluencia de agenda que ha llamado mucho la atención respecto a la sequía de la que veníamos. Pero además es que los gestos que se ha dedicado el matrimonio no han pasado inadvertidos.
Charlène y Alberto de Mónaco, tres actos juntos en la misma semana
Charlène y Alberto acudieron a la gala del Festival de las Estrellas con sus mejores galas. Después inauguraron la instalación de dos cañones de salvación que datan de 1881 en la explanada de Fort Antoine, donde les acompañaron las princesas Carolina y Estefanía, y el hijo mayor de esta, Louis Ducruet. Por último, los príncipes han cumplido con una de sus tradiciones anuales entregando los regalos prenavideños de la Cruz Roja a las personas más necesitadas de Mónaco. Un acto en el que estuvo también Camille Gottlieb, hija menor de la princesa Estefanía, en calidad de Jefa de la Sección de Juventud de la Cruz Roja monegasca.
La princesa Charlène (45) destacó en todos estos eventos luciendo diferentes looks de corte minimal, siempre en colores oscuros y con prendas muy pulidas. Pero lo más llamativo era su sonrisa. En algún momento nos sorprendió con una simpática reacción, como cuando colocó por encima una corbata roja a su esposo durante la entrega de regalos en palacio. Si alguna vez estuvieron revueltas, poco a poco las aguas están volviendo a la calma. El matrimonio se muestra más cariñoso que nunca. Alberto y Charlène llevan doce años casados y son padres de dos hijos, los mellizos Jacques y Gabriella, de ocho años. Durante este tiempo han atravesado dificultades, pero siempre las han superado y, pese a todos los comentarios, la princesa Charlène resiste y siempre que puede aclara que su esposo, el príncipe Alberto, es su "roca".