La princesa Charlène de Mónaco está de vuelta. Luce un aspecto inmejorable ¡y sonríe! Que esto merezca una línea ya dice mucho. Pero es que nos habíamos acostumbrado al gesto perpetuamente adusto, serio y preocupante de la esposa del príncipe Alberto. Sus problemas de salud y su matrimonio siempre en entredicho han ido socavando su imagen pública desde hace años, pero parece que la primera dama del Principado ha decidido dar carpetazo a la situación. En sus últimas apariciones así lo transmite. Su actitud es más relajada y su recuperación física es evidente. En plena forma, rubia de nuevo y de la mano de su marido.
La hemos visto en la clausura del Festival de las Estrellas de Montecarlo, celebrado en el Salón Imperio del Hotel de París. Una cita alrededor de una cena excepcional orquestada por cuatro chefs estrellas Michelin de reconocido prestigio: Alain Ducasse, Yannick Alleno, Marcel Ravin, Dominique Lory y sus equipos.
Su sobrino Louis Ducruet y su esposa con los príncipes de Mónaco
En esta noche tan especial, los soberanos monegascos también estuvieron acompañados por miembros de su familia. En concreto por Louis Ducruet, sobrino de Alberto, y la esposa de este, Marie Chevallier. La joven pareja ha tenido una niña este año, bautizada como Victoria, que ya ha cumplido siete meses de edad.
La etiqueta de gala marcaba esmoquin para los caballeros y tiros largos para las damas. Y ahí estaba una renacida Charlène de Mónaco para dar lo mejor de sí, con un espléndido look en negro que no pasó inadvertido. La consorte presume de una considerable altura, pero es que además con este vestido largo, recto y negro, su figura se alargaba todavía más.
Charlène de Mónaco estrena un elegante vestido de Max Mara
La princesa Charlène llevaba un diseño de la firma Max Mara, valorado en unos 1.200 euros. Las mangas de tipo trompeta y el escote cuadrado parecían inspirarse en las sencillas túnicas religiosas. Charlène, eso sí, acopló un cinturón de piel y con cadena dorada de Jimmy Choo para un efecto más femenino. De esta misma marca también era su cartera de mano. El remate lo puso con unos pendientes largos dorados.
El resultado era un look súper estilizado y nos recordaba, salvando las distancias, al estilo de la mismísima Morticia Adams, el famoso personaje ficticio amante del Total Black, quien define este color como el de la 'alegría'. De la elegancia seguro que lo es. La gran diferencia es su pelo corto rubio, al fin recuperado tras optar una temporada por teñírselo de castaño oscuro, con el que la princesa está más favorecida.
Alegre sí que se la ve a Charlène de Mónaco. O eso o disimula muy bien.