Esta última semana el Principado bulle de actividades. Después de celebrar el Día Nacional de Mónaco, no hay día en el que los diferentes miembros de la familia principesca no participen en alguna salida pública. Y si hace un tiempo la princesa Charlène, esposa del soberano Alberto, brillaba por su ausencia, ahora es todo lo contrario. No para. Hoy mismo ha vuelto a aparecer, y además en compañía de la princesa Carolina. A esta se la ha definido durante mucho tiempo como la 'primera dama' del Principado, siempre al lado de su hermano en los eventos oficiales, pero también se la ha señalado por su supuesta mala relación con su cuñada. ¿Pero esto es cierto o no?
A juzgar por esta última aparición juntas, ambas se llevan de maravilla, o disimulan muy bien de cara a la galería. Hoy han celebrado el Día Internacional de los Derechos del Niño, en un acto organizado por el ayuntamiento en el Parque Princesa Antonieta, donde han participado en diversas animaciones rodeados de los más pequeños. Y entre ellos no podían faltar los hijos de la princesa Charlène, los mellizos Jacques y Gabriella, de ocho años. También iba de la mano de Carolina su nieto Balthazar, de cinco años, que es el segundo hijo de Carlota Casiraghi, fruto de su matrimonio con el productor de cine Dimitri Rassam. Carolina ejercía de orgullosa abuela (tiene siete nietos en total), como también le vimos el pasado domingo saludando con todos los pequeños desde los balcones del palacio Grimaldi.
En la anterior aparición pública de los hijos de los soberanos, en la Fiesta Nacional de Mónaco, llamó mucho la atención el look de Gabriella, quien era la viva réplica en miniatura de su madre con zapatitos nuevos de tacón de Louboutin. En esta ocasión, la niña iba más discreta con abriguito y botas altas, aunque conociendo sus gustos, seguro que son de alguna firma exclusiva. Mientras tanto, su hermano, el heredero Jacques, destacaba por su sobria vestimenta en color negro. Por su lado, Balthazar Rassam ejercía de niño plenamente, dispuesto a disfrutar de la fiesta, ataviado con un look deportivo, sudadera con capucha, el rostro pintado y empuñando una espada hecha con globos.
Charlène de Mónaco iba vestida con un elegante atuendo compuesto de abrigo tipo bata en color hueso sobre un fondo negro con botas de caña alta. La princesa Carolina, mientras tanto, lucía pantalones y un chaquetón marinero de Chanel, pañuelito al cuello y unas gafas de sol. Las dos representan el lado más glamuroso y ejercen como las mejores embajadoras del pequeño país mediterráneo.
Charlène de Mónaco, más relajada tras recuperarse de sus problemas de salud
También parece que han limado asperezas y ahora sus gestos en público están mucho más suavizados. Hasta cómplices, podría decirse.
Esta salida compartida forma parte de esta nueva estrategia de la Casa Grimaldi, y en especial de la princesa Charlène, quien se muestra más cercana, sonriente y relajada con los suyos. Después de sus graves problemas de salud y de estar retirada un tiempo de la vida oficial, Charlène de Mónaco presume de recuperación, estilo y energía suficiente como para tomar de nuevo el cetro del Principado. Con permiso de su cuñada, por supuesto.