Kate Middleton, nuestra adorada Kate, está curada. Al menos, de momento y como dice ella misma, "libre de cáncer", aunque vigilante y con un largo camino todavía por delante hasta su completa recuperación.
La extraordinaria noticia, tanto tiempo esperada, se nos ha servido de una manera nunca antes vista en las Casas Reales: con un vídeo canónico que convierte en actores de su propia vida a la princesa de Gales, su esposo y sus tres hijos y que abre una nueva puerta a cómo se presenta la realeza ante el pueblo. Ni qué decir tiene que han arrasado. ¡Viva la autoficción royal!
Si ahora mismo este vídeo, o mejor dicho, este cortometraje de 3,06 minutos, se emitiera en alguna plataforma o se proyectara en cines, estaríamos hablando del sleeper hit del verano, es decir, de la gran sorpresa que llegó sigilosa y acabó conquistando la taquilla/audiencia.
El vídeo de Kate Middleton, una flecha al corazón con millones de visitas
A estas horas, el vídeo lleva casi ocho millones de reproducciones en la red social X, antes Twitter. Mientras que en Instagram supera los 2,3 millones de 'Me gusta'. Y subiendo. El éxito es rotundo.
Porque no solo llega el mensaje, de por sí importante y profundo, sino también el cómo, la forma. Estamos ante un envoltorio de factura exquisita, lo cual era crucial a la hora de que el mensaje conectara con el espectador. Y este nos lanza una flecha directa al corazón.
La producción corre a cargo del palacio de Kensington, la oficina de los príncipes de Gales, y con la Casa Real británica como gran tótem detrás. Sabíamos de su poderío, pero con esto avanzan decenios y adelantan a sus colegas de la realeza de largo, de muy largo. No dudamos de que el resto de Casas Reales les imitarán de alguna u otra forma en el futuro.
Al frente de la dirección se sitúa Will Warr, un reconocido profesional que ya se ocupó del reportaje de bodas de Guillermo y Kate, hace trece años. Les gustó tanto que desde entonces ha realizado muchos más trabajos para ellos. La ocasión merecía a una persona de su absoluta confianza y los príncipes no han querido arriesgar, y ni falta que hacía. Warr asegura que este último encargo ha sido "particularmente conmovedor".
Había que echar el resto para celebrar el comeback más ansiado de la princesa Kate, la más popular de los Windsor, tras nueve meses de baja médica y apenas dos apariciones públicas en todo este tiempo. Y lo han bordado.
Respira tranquilo, Almodóvar, que este film no te robará premios porque no compite, que si no...
Estamos ante el drama romántico del año: "Tan solo amar y ser amados" podría ser su título y además son palabras de la propia Kate Middleton.
Porque ella misma nos ha revelado su gran lección de vida: "Esto nos ha recordado a Guillermo y a mí que debemos reflexionar y agradecer las cosas sencillas, pero importantes de la vida, que muchos solemos dar por sentadas: solo amar y ser amados"...
Palabras que reflejan una sabiduría única después de atravesar una experiencia traumática. Aunque, recordemos, todavía tiene un largo camino por delante. Esto me recuerda a "Ben-Hur", cuando este gana a su rival Mesala en las cuadrigas y el moribundo le dice: "La carrera no ha terminado".
Los referentes de cine de Guillermo y Kate
No es el único referente cinematográfico que nos sugiere esta 'película'. Muchos os habréis dado cuenta del plano a lo "Gladiator" con Kate atravesando un campo mientras acaricia las altas espigas. ¿Y acaso Guillermo y Kate no podrían ser Robert Redford y Barbra Streisand en "Tal como éramos" cuando se dejan caer entre carantoñas como dos enamorados en la playa?
Los pequeños George, Charlotte y Louis son como aquellos chicos de "Cuenta conmigo" a mediados de los ochenta, derrochando curiosidad infantil, recorriendo los senderos, subiéndose a los troncos de leña cortados o trepando a los árboles. El benjamín es un travieso Errol Flynn en "Robin Hood" y solo le falta el arco.
Y toda la familia se muestra como una tribu feliz al estilo de "Sonrisas y lágrimas", entre abrazos, juegos de cartas, picnics... Igual para bajar tanto azúcar y efecto lacrimógeno no estaría de más un toque de comedia. Metamos "El bosque animado", con el maestro José Luis Cuerda soltando por ahí algún divertido fantasma.
La princesa Kate, la Meryl Streep de la realeza
Pero si hay una protagonista en esta historia, esa es la princesa Kate y solo ella. Los focos a su persona. Kate se pasea con un etéreo vestido boho de Veronica Beard y zapatillas de Veja. En su cuello, una cadena con un colgante de luna y las iniciales de sus tres hijos: G, C y L. Melena al viento, rostro iluminado, sonrisa... Kate es una estrella y solo podemos lamentar lo que se ha perdido el cine. Aunque ella será reina y tampoco está mal.
Una dama elegante, con una fantástica fotogenia, una dicción perfecta y una voz que embelesa. Su cuñada, Meghan Markle, es la actriz 'de verdad' de la familia, pero no recuerdo ningún papel suyo tan memorable como este.
Kate es la Meryl Streep de la realeza. Y no porque consideremos que actúa o finge, todo lo contrario, sino por el don innato que demuestra ante la cámara. Es natural y adorable.
Kate es un hada, una ninfa, Kate es poesía... Es la Blancanieves a la que acuden las criaturas del bosque porque su espíritu es puro y por eso se posa una delicada mariposa en su mano y revolotea bajo su mirada antes de emprender el vuelo. Magia.
La terapia japonesa de Kate Middleton en plena naturaleza
Kate también se da baños de bosque, un concepto japonés enfocado en la desintoxicación del mundo moderno y que intuimos que ha sido una de sus terapias alternativas frente a los duros tratamientos médicos durante estos meses. Consiste en aparcar las prisas y poner los cinco sentidos en el presente, mientras se pasea entre los árboles y se disfruta del silencio.
Kate también necesitaba paz y refugio y los ha encontrado en el entorno privilegiado que rodea su residencia campestre de Anmer Hall, en el condado de Norfolk.
La princesa toca la corteza de los viejos árboles, acaricia una hoja de helecho y se apoya en un tronco, iluminada por un haz de luz, con los ojos cerrados, escuchando los sonidos, plena de sensaciones.
Y disfruta del komorebi, "la luz del sol que se filtra a través de las hojas de un árbol". Otra idea japonesa, tan bonita contada en la película "Días perfectos" de Wim Wenders. Una Kate más serena y sabia que nunca, inmersa en una naturaleza que ha sido curativa para ella en todo este proceso, mientras la quimioterapia debía seguir su curso. Oxigenando mente y cuerpo.
Y todo esto lo sabemos, y de ello somos testigo, porque han tenido la sensibilidad y la valentía necesarias para mostrarse así. Una familia real, por encima de la Real.
En la intimidad de los príncipes de Gales y sus hijos, como nunca antes
Qué gran capacidad la de Will Warr para poner a Kate y los suyos a su servicio, de extraer todo el potencial de sus 'actores', abriendo una hermosa ventana a su intimidad.
Qué gran valor histórico también. Un recuerdo palpable que, aunque remita a un doloroso trasfondo, los impulsa a todos con esperanzas renovadas. Esta película nos ha tocado la fibra, hay que reconocerlo.
Kate Middleton emerge como la princesa renacida de sus cenizas en comunión con una naturaleza que la arropa. No hay drama médico y hospitalario, y no se carga las tintas sobre el dolor, sino sobre la propia vida, compuesta de amor, aire puro, viento, sol y mar.
Y este debe haber sido el propósito de la Casa Real, trasladar en imágenes la alegría por una extraordinaria noticia y además pillarnos a moco tendido con cada plano, cada gesto, cada mirada de la pareja y cada abrazo con sus hijos. Con una Kate en estado de gracia, que al final llega a una playa y moja sus pies en el agua.
En "Los 400 golpes" de Truffaut el protagonista termina su huida frente al mar, pero en este caso no sirve como barrera, sino como un simbólico horizonte de esperanza. And just like that... Kate se ha ganado todo una legión de corazones y podría liderarnos cual Khaleesi.