Han sido unos meses muy complicados para Mary de Dinamarca, a la que el escándalo de Federico de Dinamarca y Genoveva Casanova golpeó sin paliativos. No era para menos. Que 'pillaran' al, por aquel entonces, príncipe heredero en un país extranjero con una amiga, sin duda ha marcado un antes y un después. No solo en su relación marital, como apuntan los expertos, sino en su imagen pública.
Lo cierto es que la soberana ha salido reforzada de la polémica, con unos datos de popularidad que superan con creces los que obtiene su marido. La subida al trono de Dinamarca de la pareja, que tuvo lugar en enero, también ha actuado en beneficio de la australiana. Su transformación de cara a la galería ha sido más que evidente. Como también lo ha sido su espectacular cambio físico en todos estos años, desde que unió su camino al del padre de sus cuatro hijos tras un encuentro fortuito.
La tragedia de Mary de Dinamarca cuando era joven y le marcó para siempre
La trayectoria como 'royal' de Mary de Dinamarca es intachable y meteórica. Más aún, si se tiene en cuenta que nació en el seno de una familia 'normal', sin linajes dinásticos ni títulos (lo que de forma peyorativa se conoce como una plebeya). A esta condición hay que sumar el hecho de que ha acabado liderando como reina consorte una de las monarquías con más tradición de Europa. Y lo ha logrado sin tan siquiera ser nacional.
La australiana nació en la ciudad de Hobart, Tasmania, aunque durante su infancia también vivió en Canadá y Estados Unidos. De joven tuvo que afrontar la trágica muerte de su madre por complicaciones derivadas de una cirugía de corazón. Una tragedia que le marcó para siempre y a la que se refirió en una entrevista en 2015 para 'Sky News'. "Me sentí sola en mi dolor. Me hubiera gustado pasar más tiempo con ella", confesó.
El encuentro casual que cambió la vida de Mary Donaldson
A Federico de Dinamarca le conoció de forma fortuita tiempo después. Mary Donaldson, su verdadero nombre, y el hijo de Margarita II se cruzaron en el año 2000 en un bar de Sídney (Australia), durante la celebración de los Juegos Olímpicos de ese año. "La primera vez que nos vimos nos dimos la mano. No sabía que él era el príncipe de Dinamarca. Luego ya me preguntaron mis amigos si no sabía con quién estaba hablando", confesó la ahora reina danesa en una entrevista en 2005. Tres años después del encuentro casual, en 2003, Federico y Mary de Dinamarca se comprometieron. La abogada australiana dejó aparcada su carrera profesional, hizo las maletas y se mudó al país de su chico, donde aprendió danés y a lidiar con el protocolo.
El cambio de rumbo en la imagen de la mujer de Federico de Dinamarca
Desde que saltó a la palestra pública, la opinión pública ha podido ver de primera mano la gran transformación que ha experimentado Mary de Dinamarca. Como princesa del país, la joven aportó una frescura inédita a la familia real danesa. Era muy habitual verla especialmente risueña en cada acto público que presidía y muy cómplice con su marido cuando sus agendas institucionales coincidían. La princesa ideal y siempre perfecta. La futura soberana dio un aire renovado a la corona con su versión más juvenil y su sencillez a la hora de elegir sus estilismos. Pocas veces se decantaba por un look o maquillaje recargado, potenciando así su natural belleza (aunque excepciones; y para prueba, la foto que sigue).
El paso de los años le ha sentado bien a la monarca. El estilo y apariencia de Mary de Dinamarca fue virando poco a poco hacia una imagen mucho más seria. Sobre todo después de su boda por todo lo alto en 2004 con Federico X, cuatro años después de conocerse. El matrimonio celebró el pasado mes de mayo sus dos décadas de casados. Para la ocasión, se dieron un auténtico baño de masas desde el balcón del palacio de Christianborg, en Copenhague, a pesar de la polémica que todavía rodea al rey por su cita en Madrid con Genoveva Casanova. Más después de que la mexicana tomara la decisión de desaparecer de las redes sociales, coincidiendo con la fecha clave.
La apariencia mucho más formal por la que opta Mary de Dinamarca desde que se convirtió en miembro de la familia real con todas las de la ley no prescinde de su cuota de naturalidad. Mucho ha cambiado desde aquel momento en el que una inexperta australiana aceptó convertirse en la futura reina danesa. Prueba de ello, lo cada vez más complicado que resulta verla en público demostrando afecto a su marido y viceversa. Una estampa idílica que no se volverá a repetir en el futuro más inmediato. No de forma 'espontánea' y mientras siga resonando con fuerza el escándalo del rey con la exmujer de Cayetano Martínez de Irujo.