Parece que fue ayer, pero Archie, el hijo de los duques de Sussex, ya tiene un añito. Los cumple este 6 de mayo y en estos 12 meses pocos podrían haber sospechado el giro radical que ha dado su vida debido a la insospechada decisión de sus padres. El pasado enero el príncipe Harry y Meghan Markle anunciaban su retirada de la primera línea de la realeza británica para ser "económicamente independientes" y disfrutar de una mayor privacidad. El motivo, en realidad, era su bebé. Sí, el príncipe arrastra desde su infancia una especie de trauma debido a la atención de los medios, a los que responsabiliza en cierto modo de las desdichas y posterior muerte de su madre, Diana de Gales, y no quería lo mismo para su descendencia.
Este propósito de resguardar al máximo su vida íntima se define muy claramente por el comportamiento a raíz del nacimiento de Archie. A los dos días de su llegada en el hospital Portland de Londres (los deseos de la madre de dar a luz en su residencia de Windsor no pudieron realizarse por temor a su salud), el pequeño fue presentado al mundo en uno de los más regios escenarios, la galería del Castillo de Windsor (ni Guillermo y Kate se han mostrado tan imponentes con sus tres hijos). Con todo el mundo mirando, los felices papás sonreían con su bebé en brazos, pero casi ni mostraban el esperado rostro. También se anunció su nombre completo: Archie Harrison Mountbatten-Windsor.
El niño es el octavo bisnieto de la reina Isabel de Inglaterra, nieto del heredero el príncipe Carlos y séptimo en la línea de sucesión al trono. Pero por expreso deseo de sus padres el tratamiento por el que se le reconocerá será como Master (Señor) acorde a su rango, pese a que crecerá como un ciudadano más. O eso esperan. El hecho es que durante todo este año, Archie ha sido poco más que un nombre y apenas se le ha visto en público. Harry y Meghan se han ocupado bien de eso. Son contadas las ocasiones en las que lo han "sacado", siendo por ello objeto de críticas en la prensa británica, sobre todo en lo referente a su contacto con su bisabuela.
Aquella foto en la que los duques de Sussex presentaban su hijo a la soberana y a su marido, Felipe de Edimburgo, en el palacio de Windsor, parecía prometedora... pero quedó solo en eso. No hay constancia de ningún encuentro público más con los bisabuelos. Se sabe que tienen el lógico contacto por teléfono o vídeollamada, pero es muy distinto a pasar tiempo con alguien, abrazar y besar, y más teniendo en cuenta que ya superan ampliamente los 90 años... Salvo por el gran momento de su bautizo, en julio de 2019, Archie Harrison no ha vuelto a ser retratado rodeado del resto de su familia paterna.
Además, a finales de 2019, Harry y Meghan decidían pasar las vacaciones de Navidad entre Estados Unidos y Canadá. Nadie imaginaba que esta 'escapada' sería un adiós definitivo. La carita de Archie aparecía en primer plano en la simpática felicitación navideña de los duques de Sussex, colgada en su cuenta oficial de Instagram. Poco después, el pequeño salía con su papá en brazos en otro vídeo con motivo del Año Nuevo... Y hasta ahí. El pasado marzo Harry y Meghan se despedían de sus últimos actos oficiales en Reino Unido, pero dejaban a Archie en Canadá al cuidado de una niñera y de una íntima amiga de la duquesa. Renunciaron a sus cometidos en la realeza el pasado 31 de marzo y ahora la familia se ha instalado en Los Ángeles para empezar su nueva vida. Desde el pasado 1 de abril se consideran 'libres' para decidir su destino. Igual que Archie.