Cuando hablamos de autoestima, a menudo lo limitamos a esa sensación que nos devuelve el espejo cuando nos miramos en él, sin embargo, es un término más amplio y complejo que se gesta en la infancia y que va a determinar la manera de relacionarnos con nosotros mismos —y por ende con el resto del mundo— durante toda la vida. De ahí que sea un aspecto fundamental a tener en cuenta para aquellos que buscan una vida más plena y feliz. De hecho, la psicóloga Patricia Expósito afirma que “nunca serás feliz si no estás bien contigo mismo”
Esta experta en autoestima, apego y trauma, acaba de publicar su primer libro, ‘Autoestímate: lo urgente eres tú’ (Alfaguara IJC), en el que analiza de dónde vienen esas inseguridades y cómo podemos aprender a querernos mejor. Expósito señala, que la autoestima abarca desde cómo te percibes físicamente, hasta cómo te sientes con tus logros o incluso con tus fallos. “Básicamente, es cómo te ves y te sientes contigo mismo, y tiene un gran impacto en tu bienestar emocional”.
Define la autoestima como “ese conjunto de pensamientos, sentimientos y actitudes que tienes sobre ti, sobre tus habilidades y tu valor como persona”, y junto nos explica cómo se forma y lo mucho que influye en nuestra gestión de emociones.
¿Cómo se forma la autoestima?
La psicóloga advierte que la autoestima empieza a formarse desde que somos niños, con las primeras experiencias que vivimos. “Si durante la infancia te sientes querido, apoyado y reconocido, probablemente desarrolles una autoestima saludable. En cambio, si creces rodeado de críticas, rechazos o indiferencia, la percepción de ti mismo puede verse afectada”. Aunque recalca que la cultura y el entorno social también influyen, así como los mensajes que recibimos de las redes sociales, la escuela, los amigos o la familia.
“Crecer escuchando que no eres suficiente o que no puedes lograr lo que te propones, puede minar tu confianza”, arguye, del mismo modo que lo hace cualquier experiencia negativa vivida a edades tempranas. Otro factor a tener en cuenta es el perfeccionismo: “si sientes que nunca eres lo suficientemente bueno, aunque consigas logros, tu autoestima puede verse dañada”.
Por el contrario, una buena autoestima se desarrolla en gran parte gracias a la validación y el apoyo emocional de las personas a tu alrededor. “Es fundamental lograr metas realistas, alcanzar objetivos, aunque sean pequeños. Esto refuerza la sensación de competencia y valía”. No obstante, Expósito nos recuerda que ser amables con nosotros mismos y aceptar los errores como parte del proceso de crecimiento, influye de manera decisiva en una buena autoestima.
Unsplash
La autoestima y las emociones
La experta recalca que la autoestima influye mucho en cómo manejamos nuestras emociones. “Si tienes una baja autoestima, es fácil sentirte inseguro, ansioso o triste ante las dificultades. Podrías interpretar las situaciones de manera más negativa y dejar que tus emociones se apoderen de ti. En cambio, cuando tienes una autoestima alta, eres capaz de manejar las emociones negativas de forma equilibrada. No es que no tengas momentos difíciles, pero tu confianza en ti mismo te ayuda a afrontarlos con mayor resiliencia”.
Mejorarla es un proceso que lleva tiempo, pero es totalmente posible. Algunas formas de hacerlo que recomienda la psicóloga son:
- Conocerte a ti mismo: Reflexionar sobre tus fortalezas, debilidades y lo que te hace único te ayuda a valorarte más.
- Establecer metas alcanzables: Al lograr pequeños objetivos, tu confianza se refuerza y te sientes más capaz.
- Aceptar los errores: Todos cometemos errores. En lugar de castigarte, úsalo como una oportunidad para aprender y mejorar.
- Rodearte de personas que te sumen: Las relaciones positivas son clave para construir una autoestima fuerte. El apoyo de quienes te rodean es fundamental.
- Prácticas de autocompasión: hablarte de forma amable, sin juzgarte constantemente, te ayudará a mejorar tu relación contigo mismo.
- Busca ayuda profesional: Muchas veces, solos no podemos, y también está bien.
“Recuerda que la autoestima no es algo estático; es una cualidad que puede fluctuar a lo largo del tiempo, pero con prácticas conscientes, poniendo el foco en ti y viendo tus necesidades, se puede cultivar y fortalecer de manera constante”, concluye.