Vivimos demasiado deprisa. Nuestra sociedad ha avanzado mucho en cuanto a soluciones para facilitarnos la vida y, sin embargo, tenemos menos tiempo que nunca. Para Patricia Ramírez, la famosa Patri Psicóloga, el problema es la manera que tenemos de gestionarlo: “El tiempo es como un trastero, metes, metes, metes, hasta que revienta. Pero no sacas”, explica en su 11º libro, ‘Cómo tener tiempo para todo (Editorial Grijalbo), donde ofrece un método propio en el que asegura que para llegar a todo, debemos empezar por llegar a menos. 

La experta propone que revisemos a conciencia las actividades en las que invertimos nuestros sagrados minutos y si están alineadas con nuestros valores. “Saber qué es importante en nuestra vida nos ayuda a decidir a que queremos dedicarle tiempo”, por lo que nos invita a conocernos y a revisar periódicamente si la forma en la que estamos viviendo es coherente con estos objetivos. 

Cómo tener tiempo para todo

Editorial Grijalbo

Patricia Ramírez incide en la puntualidad, en nuestra incapacidad para poner límites o para delegar, así como en la importancia de tener rutinas y hábitos. “Los hábitos son maravillosos porque nos facilitan la vida. Nos ayudan a no tener que pensar todo el rato qué paso dar a continuación. Porque, al convertir una actividad en un hábito, nos sale rodada”, y reconoce que sería agotador tener que tomar decisiones sobre cuestiones que pueden estar automatizadas. 

Beneficios de tener hábitos según Patri Psicóloga

En su libro, Ramírez explica por qué debemos incorporar ciertas rutinas al día a día:

  • Nos agiliza la vida y nos la hace más fácil. No tenemos tiempo porque no planificamos ni sabemos establecer prioridades. La rutina implica planificar y priorizar.
  • Nos da orden. Sabes lo que tienes que hacer en cada momento.
  • Nos aporta seguridad. Te sientes cómodo en la rutina; es algo que dominas y controlas.
  • Nos dirige. El inicio de una rutina también indica hacia dónde vas y qué pretendes.
  • Nos brinda comodidad. Te libera de la presión de tener que decidir en cada momento, de tomar decisiones constantes. 

Arguye que estos hábitos generan tranquilidad, seguridad y tiempo. “Suponen la diferencia entre un día de compromiso y responsabilidad con la gestión de tu tiempo o, todo lo contrario, continuar con pequeñas costumbres que te llevan a acumular pérdidas de tiempo”. 

Ladrones del tiempo: ¿Sabes identificarlos?

Uno de los aspectos más interesantes que toca la psicóloga en su libro, son los ladrones del tiempo, esas situaciones, personas, momentos o emociones que nos distraen de donde deberíamos estar. Incide en la importancia de aprender a detectarlos, puesto que no son los mismos para todos y lo ejemplifica así: “Para mí salir a fumar nunca sería un ladrón de tiempo, porque no fumo, pero para muchas personas supone un montón de tiempo al día en el que están dejando de realizar otras tareas por salir a fumar”. Los distingue como un valor, una exigencia o incluso esa nostalgia que te hace llevar tu atención al pasado; aunque también un compañero de trabajo que te distrae constantemente o las notificaciones del móvil. Detectarlos y aprender a frenarlos es básico, señala, por lo que nos proporciona una lista de posibles ladrones del tiempo para ayudarnos a identificarlos. No obstante, nos invita a elaborar esa lista propia.

ladrones de tiempo

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Rutinas que te hacen perder el tiempo

Desde lavar los platos antes de meterlos al lavavajillas, hasta tender toda la ropa del derecho, son rutinas absurdas o redundantes que más que utilidad nos aportan seguridad, porque siempre las hemos hecho así y forman parte de nuestros hábitos. Más que revisar cada rutina —estos sería un ladrón de tiempo—, Patri Psicóloga nos propone empezar a tomar conciencia de si nos quitan más tiempo que otra cosa, o de si podemos simplificarlas de alguna manera. 

Comprobar el correo electrónico

Seguro que, como casi todos, miras el correo cada 5 minutos, aunque en la mayoría de los casos no sea una cuestión de vida o muerte. La experta habla de su caso particular y de que decidió quitarse el correo del móvil hace años: “Si algo es muy urgente, espero que llamen. Y si no lo es, por mi tipo de trabajo puede esperar a que tenga el ordenador o la tablet”. De paso nos recuerda que el avance de la tecnología es genial, y que nos esclavice, es una equivocación. 

WhatsApp, redes sociales e internet 

Sucede algo similar a revisar el correo electrónico, aunque la diferencia suele estar en el trasfondo laboral, “las redes, los chats y las webs de internet nos llevan a perder el tiempo con aficiones y noticias atractivas, o simplemente nos raptan con chorradas que no nos aportan nada”, arguye Ramírez, quien apunta aprendamos a autorregularnos poniéndonos límites que seamos capaces de cumplir. “No se trata de prohibirte usarlas, sino de hacerlo a modo de descanso decidiendo cuánto tiempo les dedicarás”, y como herramienta nos siguiere que nos pongamos alarmas. 

El café

Bien sea esta bebida o cualquier otra, lo de “tomarse un café” con un amigo, compañero de trabajo o cliente, puede que sea uno de los mayores ladrones de tiempo, según la psicóloga. “Te bebes más cafés de los que te gustaría, porque el café es la excusa para salir de donde estás; es el descanso, la distracción, el hábito”. Señala que aunque estemos concentrados en algo, si aparece un compañero y nos dice de echar un café, lo dejamos todo. “Decide y planifica tus coffee times al día”. 

ladrones de tiempo

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Las series y YouTube

Las plataformas de contenido también suelen robarnos muchas horas, sin darnos cuenta podemos ver un capítulo tras otro sin siquiera mover un sólo dedo. “Tenemos que saber ponerles un tiempo para que no nos lo roben de otras actividades culturales, el ocio o los hábitos saludables como el ejercicio, el sueño o quedar físicamente con los amigos”, nos recuerda Patricia. 

La queja

“Las quejas de los demás, no solo nos distraen; nos generan malestar. Pero las quejas propias también nos distraen porque ponen en el foco de atención en lo que no funciona, en lo que consideras injusto, en la parte más negativa de la vida”. La experta nos anima a dejar de quejarnos durante una semana para que podamos comprobar cómo se eleva nuestro bienestar. “No hay necesidad de estar verbalizando lo mal que funciona todo, las personas que te fallan, las dificultades con las que te encuentras, el mal tiempo porque nunca llueva a gusto de todos, etc.”.

La exigencia y el perfeccionismo

Partiendo de la base de que la perfección no existe, todo lo que hagamos persiguiéndola es una pérdida de tiempo y de energía. Otra cosa es la posibilidad de mejorar, crecer y superarse. “Si eres de esas personas que no se quedan tranquilas por más horas que dediquen a su trabajo o a su vida personal, lo único que conseguirás en la insatisfacción eterna”, recalca Ramírez. Reflexiona sobre que este nivel de perfeccionismo merma nuestra autoestima, ya que sentimos que las cosas nunca llegan a estar del todo bien.

Explica que en una investigación de la Universidad de Hiroshima y Florida Central, se estudiaron tres tipos de sentidos de la responsabilidad: 

  1. Responsabilidad por proteger a los demás.
  2. Responsabilidad para estrujarse la cabeza en búsqueda de soluciones.
  3. Responsabilidad sobre acontecimientos negativos y culpa.

Si bien es cierto que el sentido de responsabilidad es uno de los valores más importantes, requiere ser acotado. “El límite lo marcan las señales que emite nuestro cuerpo y nuestra mente, y que rara vez escuchamos. Porque escucharlas supondría tener que cambiar el mal hábito de ser excesivamente responsables y no queremos”. Sugiere en que pensemos cómo nos sentiríamos si pudiéramos delegar o bajar el listo y nos recuerda que este tipo de perfil.