Repetir ropa y joyas no es algo que nos sorprenda de la Reina Letizia (51). Hace muchos años que la soberana lleva aplicando al pie de la letra el reciclaje, uno de los mandamientos de la moda sostenible con la que ella está muy involucrada. También lo hace con las joyas, bien sea con las discretas de su día a día, o con las poderosas, conocidas como 'joyas de pasar', que solo saca en ocasiones muy especiales. Hoy, en el Palacio Real, nos ha dado la gran sorpresa con las que puede que sean las joyas más especiales de su joyero (con las que, además, ha sufrido un pequeño percance).

Los Reyes han presidido un año más la recepción al cuerpo diplomático. Un acto solemne en el que la Reina Letizia se ha ceñido al protocolo con un traje largo, sobrio y con unas joyas espectaculares. Casi veinte años después de estrenarlas, recuperó los pendientes, el collar y la pulsera de brillantes, perlas y zafiros que los Reyes Juan Carlos y Sofía le regalaron por su pedida de mano y que ella lució por primera vez en el banquete previo a su boda, celebrado en el Palacio de El Pardo, el 21 de mayo de 2004.

La cara de la Reina Letizia veinte años después

Nada más ver hoy a la Reina hemos regresado a ese día de mayo, en el que enfundada en un vestido gris perla de Lorenzo Caprile, se convirtió en la gran protagonista ante las cabezas coronadas de todo el mundo y grandes personalidades. Mucho ha llovido desde entonces, pero doña Letizia parece tener el elixir de la eterna juventud, una "Benjamin Button royal", que cada día está más guapa.

Los Reyes Felipe y Letizia y los Reyes Juan Carlos y Sofía en el Palacio de El Pardo

El día antes de su boda, el 21 de mayo de 2004, la Reina Letizia tenía una imagen muy diferente a la actual.

Gtres

La transformación ha sido radical a lo largo de estos 20 años. Son dos décadas en las que, lógicamente, el cambio es normal, pero su caso es el mejor ejemplo de cómo mejorar con los años. En eso la genética tiene un papel fundamental, como también un estilo de vida saludable y alguna ayuda exterior.

El comienzo del cambio de la Reina Letizia

El gran cambio de la Reina comenzó en el verano de 2008 cuando la Casa Real confirmó que se había sometido a una septorrinoplastia "para corregir una desviación del tabique nasal que le producía problemas respiratorios". La entonces Princesa de Asturias había aprovechado las semanas de agosto, sin actos oficiales, para operarse y volver a los actos en septiembre ya totalmente recuperada. Sin embargo, el trágico accidente de Spanair en el aeropuerto de Barajas provocó la aparición pública de los Príncipes de Asturias,  y en el rostro de la Princesa todavía se apreciaban las secuelas de la intervención que le había realizado el cirujano Antonio de la Fuente.

Este ha sido el único retoque estético reconocido, pero el rostro de la Reina refleja unos cuidados muy especiales para darle esa luminosidad, tersura y uniformidad tan evidentes, La infiltraciones de ácido hialurónico (para hidratar, rellenar y dar volumen a los labios) y el bótox en el entrecejo (para atenuar las arrugas  subir el arco de la ceja, son dos de las armas beauty de la Soberana.

La Reina Letizia en el Palacio Real

La Reina, con su perfecto rostro, ha vuelto a lucir el collar de brillantes, perla y zafiros regalo de los Reyes Juan Carlos y Sofía.

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La disciplina de la Reina Letizia

La Reina no ha recurrido a intervenciones más agresivas. Nada deliftings. Por su edad no lo necesita, pero también con su férrea disciplina ha conseguido mantenerse perfecta.

Es una deportista nata, como deja en evidencia su cuerpo tonificado, con sus brazos con todos los músculos marcados ya son casi una leyenda), y sus piernas firmes. Mucho se ha escrito sobre sus actividades preferidas: desde la natación a las clases de zumba e incluso la escalada ( se ha dicho que ha instalado un rocódromo en el Palacio de la Zarzuela).

La importancia de la alimentación

Muy concienciada en la alimentación saludable (es Embajadora Especial de la FAO para la nutrición) en su dieta no entran los procesados, ni los azúcares, ni el alcohol, aunque de vez en cuando se da algún capricho. 

Ese perfeccionismo que siempre se ha dicho es uno de los rasgos más destacados de la personalidad de doña Letizia, también lo traslada a su físico y ha conseguido que entre la imagen de hoy y la de hace casi veinte años parezca que el tiempo se ha detenido. Incluso la belleza serena y madura de la Soberana resulta todavía más atractiva de la de aquella joven que acababa de dejar el mundo de la televisión para iniciarlo en la realeza.