La inflamación eleva el riesgo de sufrir enfermedades crónicas, por eso es de vital importancia reducirla. Una experta nos da las claves para prevenir el envejecimiento inflamatorio y vivir una vida más saludable y plena.

La esperanza de vida ha aumentado en las últimas décadas, sin embargo, las enfermedades crónicas aumentan. ¿Por qué ocurre esto? Básicamente porque vivimos más años y los individuos que viven más tiempo, si no llevan una vida saludable, tienden a desarrollar un estado proinflamatorio que puede desembocar en enfermedades crónicas. La buena noticia es que podemos combatir esa inflamación crónica o inflammaging y vivir de una forma más sana.

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¿Qué es el inflammaging?

El término inflammaging se utilizó por primera vez en el año 2000 en un artículo publicado en la revista Annals of the New York Academy of Sciences. ¿A qué hace referencia? La Dra. Isabel Belaustegui, licenciada en medicina y cirugía y especialista en Anatomía Patológica, explica que “es un proceso inflamatorio de bajo grado, crónico y silencioso, que no es respuesta a una agresión externa y que se prolonga en el tiempo. El término, que viene del inglés, es una combinación de inflamación y aging o envejecimiento”.

¿Por qué nos inflamamos? La inflamación es una respuesta de nuestro cuerpo para hacer frente a una agresión, de esta manera contribuye a reparar y a renovar los tejidos. En un primer momento sería una inflamación aguda pero si se mantiene en el tiempo hablaríamos de inflamación crónica. Es este último tipo el responsable de que aumente el riesgo de sufrir enfermedades crónicas.

“Este inflammaging sería el resultado de una exposición acumulativa a lo largo de la vida a infecciones y a antígenos no infecciosos (como el gluten, por ejemplo), por nombrar algunas causas. La respuesta inflamatoria a todos esos estímulos genera daño tisular y produce radicales libres lo que crea un círculo vicioso. El daño tisular irreversible, que no es clínicamente evidente, se acumula lentamente durante décadas, provocando un envejecimiento acelerado”, apunta la doctora, y añade que: Al mismo tiempo, el envejecimiento del sistema inmune contribuye también a la inflamación crónica al disminuir la capacidad de defensa frente a nuevos patógenos a la vez que aumenta la producción de citoquinas inflamatorias, agravando el cuadro”.

La inflamación aumenta el riesgo de enfermedades crónicas.
La inflamación crónica del organismo eleva el riesgo de sufrir enfermedades. (Pexels)

Causas y consecuencias del envejecimiento inflamatorio

La tendencia a la inflamación se ha asociado con el estrés, un sistema inmune deteriorado, la exposición a antígenos y, por supuesto, al paso de los años. “Este estado proinflamatorio se caracteriza por altos niveles en sangre de marcadores proinflamatorios, lo que supondría un factor de riesgo para enfermedades cardiovasculares, cáncer, enfermedad renal crónica, demencia y depresión, además de asociarse a una mayor pérdida de masa muscular y pérdida de movilidad”, afirma la experta.

¿Cuáles serían las causas del llamado envejecimiento inflamatorio? La doctora Belaustegui encuentra varios factores como origen de la inflamación. Algunos de ellos serían la obesidad visceral, una microbiota alterada y la permeabilidad intestinal, el deterioro de la función de limpieza y reparación del organismo por la edad o las infecciones crónicas como el citomegalovirus (CMV) o el VIH.

La inflamación crónica es un factor de riesgo en muchas enfermedades como la diabetes tipo 2, la enfermedad renal crónica, el cáncer, la demencia o las enfermedades cardiovasculares. Además se asocia con una mayor pérdida de masa muscular y pérdida de movilidad.

Cómo prevenir el inflammaging

La doctora Belaustegui propone una ser de medidas a tener en cuenta para prevenir o revertir los efectos de la inflamación crónica para poder aumentar el bienestar y la calidad de vida.

La primera de ellas sería llevar una dieta antiinflamatoria, esto sería básico para frenar ese efecto inflamatorio que se agrava con la edad. Apuesta por una alimentación sana y equilibrada y prioriza el consumo de verduras, proteínas de alto valor biológico como los huevos, el pescado azul y las carnes magras; y las grasas saludables como el aceite de oliva, los frutos secos o el aguacate. Otra de las estrategias que sugiere la experta es el ayuno intermitente ya que es un factor que disminuye los marcadores inflamatorio.

El ejercicio físico es otro de los pilares básicos para evitar la inflamación del organismo. Mejora la movilidad, la flexibilidad, la resistencia, mantiene los músculos y las articulaciones saludables y, además, ayuda a controlar el peso.

Los suplementos también son de gran ayuda. Los ácidos grasos omega 3, el zinc, la vitamina C, o la vitamina D son nutrientes que han demostrado un poder antiinflamatorio. Sustancias como la cúrcuma, el té verde, los arándanos o el tomate rico en licopeno, son ingredientes antioxidantes que ayudan a frenar y a prevenir la inflamación.

El consumo de alimentos prebióticos y de probióticos es también una buenísima idea para tratar la inflamación crónica.

Si quieres mejorar tu salud y prevenir y/o revertir la inflamación o inflammaging en tu organismo consulta con tu médico, haz ejercicio de manera regular, lleva una dieta saludable y apuesta por sustancias antiinflamatorias y por mejorar tu microbiota. Tu cuerpo y tu bienestar global te lo agradecerán.