Rocío Flores, tercera finalista de 'Supervivientes 2020': "Me da miedo enfrentarme a la realidad"

Desde que arrancó el ‘reality’, hace tres meses, la relación entre Rocío Flores y Ana María Aldón ha ocupado numerosos titulares. Desde un principio, la mujer de José Ortega Cano dejaba claro que quería hacer su concurso de manera independiente. Para ello procuró desvincularse de la joven. Prefirió mantenerse al margen en su conflicto con Yiya y en otros asuntos relacionados con la convivencia. En las primeras semanas de certamen, su actitud decepcionaba a Rocío, pero una vez que superaron el ecuador del programa solucionaron los malentendidos. Así, han logrado llegar a la final como aliadas, más unidas queJorge Javier Vázquez, a Hugo Sierra, cuarto finalista de ‘Supervivientes 2020’: «Te vas como el gran perdedor»nunca.

En estos tres meses y medio de concurso, Rocío ha perdido 15,5 kilos. Al igual que muchos de sus compañeros ha sufrido una espectacular transformación física. «¡Qué guapa!», exclamaba hace dos semanas al ver su imagen en el espejo. «Me he quedado sin culo. ¡Aquí caben dos Rocíos!», decía, admirada de su increíble cambio.

«Se me ha afinado muchísimo la cara. Me veo más niña, más menudita», ha explicado Rocío sobre su cambio físico. Ha regresado a España cambiada por fuera, pero también por dentro. Porque su paso por el concurso la ha ayudado a crecer y a superar algunos de sus miedos, como mostrar su cuerpo. En los primeros días de ‘reality’ ocultaba su figura dentro de enormes camisetas y pantalones. Rocío ha logrado superar esos temores y atrás han quedado esos días de pudor.

Querida por la audiencia, el concurso de Rocío no ha sido siempre bien aceptado por la mayoría. Muchos espectadores, y también algunos compañeros, la han criticado por ser una concursante algo floja. No ha destacado en las pruebas. Tampoco ha sido la que más ha pescado. Ni la que más ha cocinado. Pero su saber estar y su constancia la han hecho llegar a la recta final del programa.

Si algo ha hecho flaquear las fuerzas de Rocío en estos 105 días de supervivencia ha sido su complicada relación con su madre. Siempre que ha recordado a su progenitora se ha derrumbado en directo. A sus 23 años, este delicado asunto familiar es lo que le provoca mayor dolor.

Por suerte, Rocío ha contado con el apoyo incondicional de su padre. El colaborador ha aplaudido su concurso y ha recordado sus cualidades desde el minuto uno. Del mismo modo que ella lo arropó desde los platós cuando formó parte de ‘GH VIP 7’, el malagueño ha estado al pie del cañón delante de las cámaras recordando a la audiencia cuán valiosa ha sido su hija como concursante.

Mujer con carácter, Rocío se ha mostrado como una mujer sensible y vulnerable desde los Cayos Cochinos. Allí la hemos visto escuchar a sus amigos y hablar a corazón abierto de los dramas que le ha tocado vivir desde su más tierna infancia, como la dura batalla legal que enfrenta a sus padres en los juzgados desde hace más de 20 años.

Rocío ha vivido momentos muy duros en ‘Supervivientes 2020’, donde ha sufrido dos crisis de ansiedad. Una de ellas se produjo después de que Yiya la atacara en la palapa y la llamara morsa.

Otros de sus instantes más difíciles se han producido siempre que ha recordado a su madre. Siempre que la ha mencionado ha manifestado públicamente su deseo de lograr un acercamiento con ella. «Nunca he hablado mal de mi madre», ha repetido en numerosas ocasiones.

No cabe duda de que llegar ser finalista de ‘Supervivientes 2020’ ya suponía un gran premio para Rocío. Pero regresar a casa con un merecido tercer puesto es aún mejor.