Esta mañana, el mundo del cine se ha despertado con la triste noticia del fallecimiento de Marisa Paredes a sus 78 años, una de las actrices más icónicas y veneradas que ha dado España. Reconocida no solo por su talento interpretativo, que la llevó a protagonizar títulos emblemáticos como Tacones lejanos (1991) yLa flor de mi secreto (1995), Todo sobre mi madre (1999), sino también por su inconfundible y arrebatador estilo. Marisa Paredes nos ha dejado una vasta lista de grandes quotes, escenas grabadas a fuego en la memoria colectiva y una herencia 'estilística' que rompió la cuarta pared y que hoy hemos querido analizar en detalle.
Desde sus primeros pasos en el cine en los años 60 hasta sus últimas apariciones públicas, la actriz supo construir una estética tan imponente como elegante. Su imagen, que combinaba una teatralidad ya integrada en su personalidad con un refinamiento absoluto, se convirtió en un reflejo de todas esas mujeres que interpretaba: intensa, sofisticada y fiel a sí misma. Marisa no solo era una intérprete brillante; era, además, un icono de moda que inspiró a diseñadores, colegas y amantes del estilo clásico pero audaz de una diva.
El estilo impecable de Marisa Paredes: el rojo su aliado inseparable y su seña de identidad
Si hubiera que asociar un color a Marisa Paredes, ese sería, sin duda, el rojo. Este tono, cargado de simbolismo y dramatismo, se convirtió en su sello de identidad tanto en su carrera artística como en sus apariciones públicas. Todos recordamos su gran personaje secundario en Todo sobre mi madre: Huma Rojo, este color inunda todos los rincones del filme (en el que el SIDA tiene mucho que decir), pero especialmente en ella como un elemento narrativo que subraya la pasión y la complejidad de su personaje. Delante de las cámaras o sobre el escenario, Marisa brillaba con vestidos de seda escarlata, labios a juego y detalles que acentuaban su fuerte presencia. Pero el rojo también la acompañaba entre bambalinas y en su vida cotidiana, en sus elecciones más discretas, como un recordatorio de su carácter ardiente y sofisticado y, naturalmente, sus ideas políticas.
Vestidos largos, capas y capelinas
A la actriz madrileña el epíteto 'chica Almodóvar' se le queda pequeño, pues es probablemente la gran dama de sus largometrajes. Marisa Paredes era una gran amante de los vestidos largos y de corte midi que envolvían su figura con una elegancia casi regia. Las capas y capelinas, habituales en sus looks, dotaban a su imagen de un aire teatral y majestuoso, como si cada aparición fuera un acto más en el gran escenario de su vida. En las alfombras rojas, sabía cómo destacar sin necesidad de recurrir a estridencias, optando por prendas que, aunque sobrias en silueta, destilaban personalidad a través de detalles como drapeados, tejidos lujosos o caídas impecables.
Tacones no tan lejanos y su amor por el calzado
No podemos hablar de Marisa Paredes sin mencionar su inconfundible amor por los tacones. La película que la convirtió en un mito, y, además, los tacones altos se convirtieron en una constante en su vestuario. Desde stilettos hasta salones kitten y sandalias de tacón alto, Marisa los utilizaba para estilizar su figura y dotar a su andar de una seguridad magnética. Era como si los tacones, más que un accesorio, fueran una extensión de su carácter: decididos, elegantes y con una pizca de audacia.
Texturas, lentejuelas y detalles dorados
Aunque siempre ha sabido medir sus looks al milímetro Marisa no temía experimentar con la moda fuera de los focos. Lentejuelas, lazos, bordados, satén e incluso texturas poco convencionales formaban parte de su vestuario cotidiano y en alfombras rojas demostrando que el estilo no tiene por qué ceñirse a un solo formato.
En su día a día, llevaba las tendencias más glamurosas del cine a un terreno más cercano; sabía perfectamente como convertir lo extraordinario en parte de su cotidianidad. Era capaz de lucir un vestido de terciopelo con bordados dorados en una cena privada o un conjunto con detalles en hilo metálico en un evento menor, sin perder nunca ese halo de elegancia que irradiaba la estrella.
En sus últimos años, Marisa abrazó los trajes de dos piezas como prenda estrella y todoterreno. Con grandes solapas, hombreras marcadas y cortes entallados, estos conjuntos estructurados reflejaban una evolución en su estilo, adaptándolo a una madurez que seguía siendo sofisticada. Sin embargo, nunca abandonó los vestidos, apostando en muchas ocasiones por diseños dorados que se convertían en protagonistas de esas red carpets a las que asistía con asiduidad.
Su inconfundible maquillaje y su peinado estrella
Más allá de la moda, Marisa Paredes también construyó una imagen a partir de su peinado y su maquillaje que se convirtieron en su seña de identidad. Su melena rubia cardada, con ese volumen inconfundible, evocaba el glamour de las divas del Old Hollywood; su eyeliner negro y sus labios rojos potenciaban su mirada felina y sus expresivísimos ojos azules. Este maquillaje, siempre impecable, le otorgaba un aire de sofisticación que jamás pasó desapercibido. Era la prueba de que, a pesar de los años, su esencia permanecía intacta. Ahora, bien podría ser embajadora de Dior Beauty o M.A.C Cosmetics: sus labios rojo cherry nunca pasaban inadvertidos.
Marisa Paredes nos ha dejado de forma temprana, pero su legado, tanto artístico como 'estilístico', quedará grabado en la historia del cine para siempre. Con cada uno de sus looks, la actriz narró una historia de fuerza, elegancia y empoderamiento. Como dijo Ángel en La flor de mi secreto: “De azul vestías tú el día en que huyendo de tu vida te chocaste con la mía”. Hoy, nosotros vestimos de luto, pero recordamos a Marisa con la pasión de un rojo vibrante y un dorado eterno. Adiós a una diva que entendió la moda como un arte, y el arte, como un reflejo de la vida.