¿Por qué nos cuesta tanto decir que no? Compromisos, responsabilidades, planes… hay muchas veces que no nos apetecen, interesan o nos quitan un tiempo precioso que podemos emplear en cualquier otra cosa. La dificultad a la hora de establecer límites y expresar abiertamente negativas termina pasando factura haciendo que surja la frustración, el enfado y el malestar emocional.

¿Por qué cuesta decir NO?

Los psicólogos de Buencoco (Unobravo) arrojan luz a un problema que es de lo más común entre la población y que hace que la salud mental se resienta. “Desde el punto de vista de la psicología, existen varias razones por las cuales a algunas personas les cuesta decir que no en diferentes situaciones. Muchas personas tienen miedo de ser rechazadas o de enfrentar conflictos si dicen que no. Esto puede deberse a experiencias pasadas donde decir que no tuvo consecuencias negativas, como la pérdida de relaciones o el conflicto interpersonal. Además, hay quienes tienen una necesidad excesiva de ser aceptadas y queridas por los demás, lo que les dificulta establecer límites y decir que no por miedo al abandono o a ser percibidas como egoístas”, aseguran los expertos.

También exponen que una persona con una baja autoestima puede tener más dificultades a la hora de decir NO porque no se valora lo suficiente y no se siente merecedora o digna de atención o amor como para poder priorizar sus necesidades sobre los deseos de los demás.

Otra razón puede ser la falta de habilidades en materia de comunicación asertiva ya que muchas personas intentan evitar conflictos o enfrentamientos que pueden surgir por decir que NO.

Asertividad

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Consecuencias de no establecer límites sanos

Si a una persona le cuesta mucho decir que NO a planes, responsabilidades y/o compromisos que realmente no quiere hacer, acudir o llevar a cabo, termina por saturarse de cargas adicionales generando en esa persona emociones como la ira, el resentimiento o la frustración.

Los expertos psicólogos explican que “la falta de habilidad para establecer límites y expresar necesidades puede generar emociones negativas hacia los demás y hacia sí misma, contribuyendo notablemente a una baja autoestima. También puede generar ansiedad y estrés crónico, ya que preocuparse de forma constante por complacer a los demás y enfrentar el temor al rechazo puede aumentar los niveles de ansiedad y tensión emocional”.

De esta manera las relaciones interpersonales pueden tornarse más tensas, la persona puede sentirse ninguneada, manipulada, explotada o decepcionada pudiendo general una sensación de pérdida de control de la propia vida y de sus propias decisiones al sentirse arrastrada por las demandas ajenas. Ante una situación así es habitual que surjan sentimientos como impotencia o desesperanza.

La incapacidad para decir NO, exponen los psicólogos que puede impedir que una persona persiga sus propios objetivos y deseos provocando una insatisfacción vital demoledora.

Insatisfacción

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Cómo aprender a decir NO

Los psicólogos de Buencoco (Unobravo) han elaborado un decálogo para lograr tener una mayor asertividad y decir NO a aquellos planes o compromisos que realmente no queremos hacer, ir o realizar. Un ejercicio liberador que permite mejorar la salud mental y el bienestar global.

1. Conoce tus límites: Reflexiona sobre tus necesidades, deseos y capacidades antes de comprometerte con algo. Reconoce cuándo estás cerca de exceder tus límites y sé consciente de cuándo necesitas decir que no.

2. Practica la autoaceptación: Acepta que está bien decir que no y que en realidad no tienes que complacer a todo el mundo todo el tiempo. Reconoce tus propios límites y no te sientas culpable por establecerlos de forma sana y consciente.

3. Aprende a priorizar: Identifica tus prioridades y objetivos en la vida. Cuando te enfrentes a una solicitud, evalúa si está alineada con tus metas y valores. Si no es así, claro que está bien decir que no, así que dilo sin miedo.

4. Desarrolla habilidades de comunicación asertiva: Practica expresar tus pensamientos y sentimientos de manera clara, directa y respetuosa. Mantén un tono de voz firme, pero amable y evita justificaciones excesivas o disculpas innecesarias al decir que no, porque no es necesario.

5. Practica el arte de la demora: Si no tienes la seguridad de cómo responder en el momento, tómate un tiempo para pensar en ello. Puedes decir algo como "Déjame revisar mi agenda y te daré una respuesta mañana”, así podrás evaluarlo tranquilamente y dar una respuesta clara y segura.

6. Ofrece alternativas o compromisos: En lugar de simplemente decir “no”, considera ofrecer una alternativa que pueda satisfacer las necesidades de la otra persona sin comprometer tus propios límites. Esto puede suavizar el rechazo y mantener relaciones interpersonales positivas.

7. Aprende a no sentir culpabilidad: Reconoce que es natural sentirse culpable al decir que no, pero recuerda que estás protegiendo tus propios límites y necesidades. No tienes que dar explicaciones exhaustivas o justificaciones por tu negativa, no has hecho nada malo.

8. Practica la empatía: Intenta comprender el punto de vista de la otra persona, pero recuerda que tus propias necesidades también son importantes. Encuentra un equilibrio entre tener consideración con otras personas y cuidar de ti.

9. Establece límites claros: Comunica tus límites de manera clara y consistente. No permitas que otros te presionen para que cambies de opinión o te hagan sentir mal por establecer límites saludables.

10. Busca apoyo: Habla con tu entorno, amistades, familiares o con un terapeuta sobre tus dificultades para decir que no y busca su apoyo y orientación. A veces, obtener una visión externa puede ser útil para ganar perspectiva y desarrollar estrategias y herramientas efectivas.