Las últimas semanas no han sido las más sencillas para la Reina Letizia. Hemos visto cómo ha ido encadenando situaciones incómodas una tras otras hasta llegar al punto de máxima tensión esta pasada semana con las especulaciones sobre su asistencia al funeral de Juan Gómez-Acebo y Borbón.
Estas cávalas solo eran el culmen de una sucesión de acontecimientos en los que la Reina Letizia era la mayor damnificada, cuestionada en su papel como consorte del Rey por una encuesta publicada por ABCdonde era le peor valorada junto con Juan Carlos I, ausente en una reunión familiar donde se escenificó el reencuentro de su marido con su hermana Cristina de Borbón y extrañamente identificada por su nombre de pila sin tratamiento real en los Juegos Paralímpicos de París.
Por si todo esto no fuera suficiente, la Reina Letizia se encuentra más sola que nunca, sus dos hijas ya vuelan en solitario, su madre se ha mudado a otra ciudad y en el complejo de Zarzuela su familia política tiene más presencia que nunca. Nuestra psicóloga de cabecera, Lara Ferreiro, nos analiza todas las claves sobre cómo puede estar enfrentando la Reina esta nueva etapa con la casa más vacía que nunca sin la Princesa Leonor ni la Infanta Sofía. ¿Cuál es la mejor manera de abordar el síndrome del nido vacío?
El año más complicado de la Reina Letizia
En los últimos tiempos la Reina Letizia ha tenido que hacer frente a situaciones que pueden socavar el bienestar emocional de cualquiera. Una de ellas es el cambio de vida de su madre, Paloma Rocasolano que ha cambiado su pequeño piso madrileño (una buhardilla) por la tranquilidad y sosiego de una pedanía murciana llamada los Belones. A priori, según publicaba EsDiario, este cambio parece temporal pero la verdad es que la madre de la Reina reside ahora en la otra punta de España con su novio Marcus Tokuaboh Brandler, un empresario británico nacido en Nigeria. A sus 70 años, la vida de Paloma Rocasolano parece haber entrado en una etapa más reposada que no casa demasiado bien con el ajetreo de la capital del reino. Sin duda, su hija notara su ausencia en el día a día.
Además, a no poder contar con la presencia de su madre a diario hay que sumarle el movimiento de su marido acercándose de nuevo públicamente a su hermana la Infanta Cristina. Parece que los tiempos del cordón sanitario han acabado y ahora el monarca no tiene problema en que se le vea públicamente con su hermana, algo que solo parece contentar a las viejas guardias monárquicas en detrimento del consenso más general que debería buscar Felipe VI para afianzar su posición. Junto con este acercamiento convive la realidad de que el pabellón de la Reina Sofía en Zarzuela parece haberse convertido en una suerte de pensión para cualquier miembro de la familia que lo necesite. Algo que, previsiblemente, no entusiasmará a la mujer de Felipe VI.
Un nido vacío al que enfrentarse a diario
Nuestra psicóloga, Lara Ferreiro, nos explica qué es el ‘síndrome del nido vacío’ al que previsiblemente se estarán enfrentando Felipe VI y Letizia y en qué punto del duelo se pueden encontrar. “En esta etapa de la vida tu rol como padre se diluye por la inevitable emancipación de tus hijos y es muy común que se produzcan divorcios porque tienes que mirar a tu pareja y a veces se han convertido en auténticos desconocidos”, esto es lo primero que Lara nos apunta sobre este síndrome. “Este estado emocional tiene cinco fases y suele durar entorno a los dos años”, las fases a las que Ferreiro se refiere son las siguientes.
En un principio te encuentra en la fase ‘luna de miel’ en la que el hecho de que tus hijas dejen el hogar te otorga más tiempo para ti y para cosas que habías aparcado “en el caso de la Reina Letizia sería muy normal que se hubiese refugiado en su faceta institucional en esa fase”. A esta fase inicial le sigue la de la ‘crisis de pareja’, según nos cuenta nuestra psicóloga de referencia, “es muy común que los matrimonios se resientan porque al haber estado centrados en su papel como progenitores al final han descuidado otras áreas de su vida”. Tras la fase de crisis, si la pareja sobrevive, llegaría ‘el duelo por las hijas’ que es “una sensación de pérdida, de vacío por la ausencia de las hijas en casa” que por suerte suele durar únicamente una semanas o meses.
Una vez finalizada esta etapa llegaría el punto cuarto, ‘la negociación y el reencuentro en pareja’ que consistiría en empezar a desarrollar nuevas rutinas y aficiones comunes para acercarse. Finalmente, la última fase de este momento vital sería la de ‘la adaptación’ a esta nueva circunstancia de vida, que sería según nuestra psicóloga en la que previsiblemente se encontrarían Felipe VI y Letizia. La clave para afrontar esta nueva situación según nuestra psicóloga es “la buena comunicación en la pareja” y en el fondo “el nido vacío es una gran oportunidad para desarrollarte como individuo”. Aunque reflexionando con la situación concreta de la Reina Letizia nuestra psicóloga Lara Ferreiro advierte “si no se hace una buena gestión emocional, el nido vacío junto con la mudanza de su madre lo puede vivir como una perdido total de aliadas”.