La supervivencia de cualquier institución pasa por tener la inteligencia de saber interpretar sus fortalezas y sus debilidades para detectar sus oportunidades de crecimiento. Las monarquías muchas veces reposan sobre el peso de la historia y con costumbres que terminan por convertirse en leyes. Es fácil interpretarlas desde fuera como instituciones arcaicas atrapadas en el inmovilismo, pero la realidad es que muchas veces esto se debe a que están centradas únicamente en su propia supervivencia. Esto las hace pecar por omisión en la mayoría de los casos, pecar en no dejarse ver lo suficiente no vaya a ser que alguien malintencionado ponga la lupa sobre ellas.
En la primera década de la segunda mitad del siglo XX la monarquía británica se enfrentó a una sacudida pública motivada por haber querido obviar la realidad de que hasta las monarquías necesitan actualizarse con los tiempos. Un noble preocupado por el inmovilismo de la casa de Windsor y su Reina publicó una serie de artículos enumerando cuestiones que en su opinión ya estaban superadas por los tiempos y, por lo tanto, debían dejar de formar parte de las tradiciones de la Casa Real. Este noble era Lord Altrincham y aquellos artículos “críticos” con la institución corrieron como la pólvora porque era la primera vez que alguien se atrevía a criticar a la institución y a su cabeza visible.
En aquellos textos publicados en “The National and English Review” no había nada descabellado ni imposible de asumir. Cuando el revuelo disminuyó, la institución tomó nota de algunas de sus recomendaciones y se mostraron útiles: la Reina comenzó a televisar su discurso navideño, asumió más actos públicos y dejó de lado costumbres arcaicas y clasistas como los bailes de debutantes (reservados solo para miembros de las familias más importantes del país). Desde esta humilde tribuna hoy me voy a permitir proponer una serie de pasos hacia delante que nuestra Casa Real podría asumir como propios para acercar a la institución a los tiempos actuales.
La Princesa Leonor, un valor digital desaprovechado
La mayoría de los pasos que Casa Real podría dar para su modernización pasa por acercar la institución al gran público. La comunicación de nuestra institución parece estar estancada en un tiempo pretérito que no aporta nada más que una pátina sepia a la propia Familia Real. Es crucial cuidar la presencia digital a día de hoy. Es muy común que en los canales de la institución se suban fotos con encuadres torcidos o con dudosa calidad como, por ejemplo, las últimas que se han distribuido de la Princesa de Asturias a bordo del Juan Sebastián de Elcano en las que podemos verla a contra luz o con sombras que impiden distinguirle las facciones. ¿Por qué no distribuir un selfie que la propia Princesa se puede haber hecho? En los pasados JJOO pudimos ver cómo se sacaba autofotos con gran destreza junto a su hermana como cualquier joven de su edad.
La Princesa Leonor tomándose un selfie en los pasados JJ.OO. de París junto a su hermana la Infanta Sofía.
Gtres
En esta misma línea, el gran hito de la comunicación de Casa Real el pasado 2024 fue desembarcar en Instagram, una red social que tiene ya 15 años. Por ahora el perfil acumula 816.000 seguidores y sus publicaciones muestran un buen engagement, pero se podría ir un paso más allá. ¿Por qué la Princesa de Asturias no puede mostrar su estancia a bordo del Juan Sebastián de Elcano narrándolo en primera persona en un perfil de TikTok?, una red social más cercana a sus semejantes. Además, esto serviría para paulatinamente acercar la figura de la heredera a su pueblo, que realmente no la conoce. Porque verla jurar la Constitución o dar un discurso por su mayoría de edad no es conocerla. Su padre concedió su primera entrevista al cumplir los dieciocho en 1986, a la Princesa Leonor todavía no la hemos visto fuera del guion establecido.
¿Puede la Reina Letizia presentar un podcast como la Reina Camilla?
Otra de las grandes bazas de nuestra actual monarquía es la Reina Letizia. Además de una consorte a la altura del desafío es una profesional de solvencia demostrada y avalada por una carrera profesional antes de su llegada a la institución ¿por qué desaprovecharla? Hemos visto a otras reinas europeas como, por ejemplo, la Reina Camilla realizar incursiones en proyectos audiovisuales. ¿Por qué no puede hacer lo mismo la Reina Letizia? Camilla ha tenido su propio podcast para hablar sobre salud mental. ¿Por qué no puede Letizia capitanear uno para poner el foco sobre las enfermedades raras? Sabemos que es una de las causas que más le preocupan. Camilla acaba de participar en un documental sobre la violencia de género en Reino Unido. ¿Nuestra reina no podría poner su altavoz al servicio de una causa similar en nuestro país?
Hemos visto a otros monarcas europeos asomarse a grandes acontecimientos cuando se celebraban en sus países. El festival de Eurovisión es una de estas fechas que han servido como excusa para que monarcas actualizasen sus perfiles públicos. Hemos visto al Rey Carlos III y a la Reina Camilla hacer el encendido oficial del escenario de Eurovisión 2023 en Liverpool de mano de la BBC o a la Reina Máxima de Países Bajos visitar el escenario digital de Eurovisión 2021 en Roterdam para charlar con la influencer Nikkie Tutorials en una entrevista para YouTube donde la Reina defendió la importancia de la música en la formación de los niños. En España RTVE organizó el festival de Eurovisión Junior 2024 en la caja mágica, pero por allí no se asomó nadie de Casa Real.
A la izquierda los Reyes Carlos y Camilla encienden el escenario de Eurovisión 2023, a la derecha la Reina Máxima es entrevistada por Nikkie Tutorials en Eurovisión 2021.
Fotomontaje SEMANA con fotos de GTRES
En general, la gran asignatura pendiente de nuestra Casa Real pasa por actualizar su modelo de comunicación. Otras monarquías europeas como la Noruega conceden a la televisión pública del país una entrevista al año, aquí no recordamos la última vez que vimos a un rey dar una entrevista. Desde que el Rey Felipe VI ascendió al trono no se ha sentado delante de un periodista con una cámara encendida ni una sola ocasión, la Reina Letizia desde su llegada a la familia real ha seguido la misma línea y según el departamento de comunicación“tiene por norma no conceder entrevistas para no caer en agravios comparativos”, lo que no parecen valorar es que uno no puede sentir afección por aquello que desconoce y que la supervivencia de la institución en esta España nuestra de 2025 pasa por añadir adeptos a la causa, no por trabajar para contentar únicamente a aquellos que ya están en sus filas.