Desde que en 2020 decidiera fijar su residencia en Abu Dabi, las decisiones que Juan Carlos I ha tomado no le salpican únicamente a él. Los golpes de efecto que el Emérito lanza de forma unilateral golpean a todo su entorno en una suerte de efecto dominó. Su decisión de comenzar ahora distintas batallas judiciales (de momento contra Revilla y Corina) salpican de manera inevitable a su familia y a la institución que un día (que parece ahora muy lejano) lideró. Se comenta en los últimos días que uno de los impulsores ideológicos de este arrebato es la necesidad del Emérito de limpiar su legado antes de su final, claro que parece contraproducente limpiarlo a base de airear asuntos como los de su relación con Corinna y los 65 millones.

Sea como fuere, lo cierto es que ahora mismo la naturaleza de su relación con Corinna Larsen está más viva que nunca. El asunto de los 65 millones vuelve a copar titulares informativos y en los principales diarios de este país hemos visto como Corinna pasaba esta semana de “presunta amante” a “expareja de Juan Carlos I”. Sin duda todo esto estará teniendo un impacto emocional en quien un día compartió la tarea de representar a una de las más altas instituciones del estado, como lo es la Casa Real, con Juan Carlos I.

Con la inestimable colaboración de Lara Ferreiro, psicóloga y autora del libro ‘Ni un capullo más: el método definitivo parar quererte y encontrar la pareja perfecta’ (Grijalbo, 2025) analizamos cómo puede impactar a nivel emocional a la Reina Sofía revivir los fantasmas del pasado de Corinna y si podría dejarle una huella emocional de la que le cueste liberarse.

La Reina Sofía aplaude en una entrega de premios hace unos meses

La Reina Sofía aplaude en una entrega de premios hace unos meses.

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El proceso de retraumatización de la Reina Sofía

Lo primero que Lara Ferreiro me cuenta en nuestra charla es la que ella cree que es la motivación del Emérito, “Juan Carlos tiene 87 años y quiere, antes de morir, limpiar su legado. No quiere pasar a la historia de España como un rey corrupto y estas son sus últimas voluntades”. Y es que según Lara mucha gente en consulta le destaca que cuando uno ve el final cerca la presión por dejar todo en orden manda en el resto de decisiones. Pero, ¿Cómo le puede afectar a la reina todas las polémicas de Juan Carlos I que vuelven a salir a la palestra? “Lo normal sería que se le revolviera el estómago a esta mujer. Lleva años que no puede descansar por su marido, porque siguen casados”.

“La Reina Sofía está atravesando una retraumatización”, afirma Ferreiro. “El proceso de retraumatización psicológica es cuando tienes un trauma que te ha destrozado, como fue para ella todo el escándalo Corinna, y vuelve a tu vida te vuelve a dañarte como la primera vez”, me cuenta. Y es que según Ferriro “la Reina emérita ha derramado auténticas lágrimas de sangre por todo el daño que le ha hecho el emérito a través de su relación con Corinna”. Toda esta situación ahora puede generar en la Reina Sofía muchísima rabia, frustración, tristeza, según nuestra experta. Por otro lado, apunta que, “también puede tener una especie de ataque de orgullo de ver que él intente reparar su honor y su imagen sin reparar en ella y su bienestar una vez más”.

El espejismo de que el Emérito le de su lugar frente a Corinna

Sobre el asunto del momento Lara Ferreiro lo tiene claro. “Las demandas son un símbolo, aunque no prosperen a nivel jurídico. Yo creo que él necesitaba dar un golpe en la mesa”. Continuando Ferreiro apunta que “a Sofía despertar otra vez todo el tema de Corinna le afecta mucho como mujer, porque Corinna ha sido el triángulo perverso de su vida. La Camilla Parker de su relación, que eran tres en su matrimonio”. Además, según nuestra psicóloga “ver cómo el legado de Juan Carlos I queda manchado, de rebote también le hace pensar que el suyo como Reina Consorte saldrá mal parado”.

Y en este punto Ferreiro destaca algo llamativo. “También existe la posibilidad de que Doña Sofía interprete este movimiento de Juan Carlos de demandar a Corinna como una ruptura total que de alguna forma la resarza y le dé su lugar frente a la amante, pero esto sería un espejismo”. En la misma línea, según Lara Ferreiro, “Sofía puede estar en una etapa de reconstrucción simbólica con su marido de ir cerrando viejos fantasmas del pasado. A lo largo de su vida la Reina Sofía ha tenido que encajar miles de desaires y humillaciones y quizás a estas alturas de la vida ya esté curada de espanto”.  Al final, lo que la Reina Sofía le preocupa ya no es su corazón, sino la institución monárquica a la que ha entregado toda su vida.

Corinna Larsen en un acto de la fundación 'Clinton Global Citizen' en Nueva York en el año 2014

Corinna Larsen en un acto de la fundación 'Clinton Global Citizen' en Nueva York en el año 2014.

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La Emérita y el síndrome de la ‘Wendy Herida’

Para encaminar la fase final de nuestra charla, Lara me advierte sobre a qué síndromes podría enfrentarse la Emérita al revivir su trauma. “En la Emérita podría volverse a activar el ‘Síndrome de la Wendy Herida’. Este síndrome es súper interesante porque lo sufren mujeres que tras llevar muchos años en una relación de deslealtades se preguntan para qué se han entregado tanto”. Según nuestra experta, “estas mujeres terminan por sentirse heridas y eso las lleva a la tristeza crónica, la sensación de humillación pública, el insomnio, el bloqueo afectivo y la necesidad de aislamiento”. Y es que “todo lo que hemos vivido en los últimos años con respecto a las amantes del Emérito ha generado en la Reina Sofía un estrés que le produce un doble dolor como reina y como mujer”.

Ferreiro afirma que “Sofía tiene 86 años, creo que es una mujer que lo ha dado todo por España. Creo que se merece ya de una vez por todas tener paz, descansar y que ya su marido deje de dar titulares y tener una vejez lo más tranquila posible”. Para acabar, “en resumen, si la demanda no prospera, la Emérita podría sentir que su marido vuelve a hacer el ridículo y si la demanda prospera, podría sentir una especie de reparación judicial. En cualquier caso, a lo mejor esto les puede unir más porque Sofía siente que a lo mejor le da el lugar como mujer que nunca ha tenido”. El colofón final de Ferreiro pasa por advertir que “también las relaciones familiares podrían verse más tensadas de lo habitual porque es posible que ante una misma situación, la de las demandas, cada uno de los miembros presente posturas antagónicas”.