Corría el año 2009 cuando la Familia Real Española recibió una herencia cifrada en más de 10 millones de euros. ¿El testador? Un empresario de Menorca llamado Juan Ignacio Balada que tras fallecer dejó su fortuna a la Casa Real Española. En concreto, a los Reyes Felipe y Letizia, así como a los ocho nietos de don Juan Carlos, siendo a estos últimos a quienes le correspondió el palacete de Balada. Se trata de un emblemático edificio de más de 555 metros construidos que, en la actualidad, está deshabitado y en completo desuso. Es, precisamente ahí, donde entra en la ecuación la Infanta Sofía.
La casa palacete en la que vivió Balada hasta el final de sus días ahora está en perfecto estado gracias a una empresa de mantenimiento que se encarga de sus cuidados. Es, gracias a eso, por lo que permanece intacta. Y es que hasta la fecha desde Casa Real se han negado a que el inmueble se utilice para otros fines, aunque sean sociales. "La respuesta es que pertenece a los nietos del emérito", cuentan medios locales.
Será cuando la Infanta Sofía, la benjamina de los ocho primos, cumpla la mayoría de edad cuando se decida el futuro de este palacete. Así lo confirmaba el Rey Felipe al diario menorquín 'Es Diari': "Hay que esperar al próximo año". En concreto, nueve meses desde ahora. A partir de ese momento, se espera que tanto la Infanta Sofía como la Princesa Leonor cedan su parte a la Fundación Hesperia, renunciando así a su porcentaje de esta casa que se puso a la venta en 2017 por 1,5 millones de euros.
Los usos que se han negado para este palacete deshabitado de Menorca
El Ayuntamiento de Ciutadella pidió hace aproximadamente tres años, en 2021, que se utilizara el palacete de Balada como centro de día para personas mayores. También que se convirtiera en una vivienda tutelada, pero nuevamente se encontraron con un muro. Victoria Federica, Froilán, Irene Urdangarin y la Infanta Sofía, además del resto de primos, eran quienes debían decidir y eso no será hasta que todos sean mayores de edad.
La casa para ser vendida requiere que todos los propietarios sean mayores de edad o a contar con el consentimiento de sus padres
Son los ocho nietos de doña Sofía los titulares del palacete y, por tanto, serán ellos quienes determinen qué quieren hacer con su propiedad. Y es que al ser la Infanta Sofía la única menor, su decisión está sujeta al consentimiento de sus padres o tutores, además de necesitar una autorización judicial. Al menos de momento. Un tedioso proceso en el que Felipe VI prefiere no entrar, de ahí que se espere al próximo cumpleaños de la Infanta Sofía.
El Rey Felipe no quiere esconder el presente o futuro de la que para muchos es una herencia olvidada. Lo demuestra al confesarse con un periodista durante la recepción ofrecida en los jardines del Palacio de Marivent. Un detalle que nos lleva a hablar de todos los inmuebles que recibió Casa Real de un millonario menorquín, entre los que se encuentran diez viviendas, un garaje y un local. Además de un bloque de ocho pisos, en el que ya había inquilinos, y cuyas casas se sacaron del mercado inmobiliario para finalmente no venderse.
Ahora es el palacete de Balada el que llama la atención de muchos. No solo por su estilo, su color asalmonado o su estilo de casa señorial, sino por la historia que guarda tras él y por la identidad de sus propietarios. Un inmueble que, quién sabe si enfrentará en solo unos meses a los nietos reales y que les obligará a ponerse de acuerdo, ya sea por su venta o por su uso, cuestión que preocupa de manera mayúscula al centro de la Ciutadella, donde está situado.
Habrá que esperar todavía para descubrir el futuro de este palacio y desde qué punto del mapa tomará la Infanta Sofía esta decisión tan importante. Si seguirá en Gales, donde cursa sus estudios de Bachillerato en el UWC Atlantic College o si, por el contrario, viajará a España para reunirse con su familia y charlar sobre esta propiedad que tantas dudas despierta en Menorca.
Todo lo que se sabe de la herencia 'fantasma' de Juan Ignacio Balada, un empresario millonario
El empresario dejó el 50% de su patrimonio a los Reyes, así como a los ocho nietos de don Juan Carlos y doña Sofía. Un año después de su muerte, en el 2010, Felipe y Letizia, anunciaron que la parte que les correspondía se destinaría "íntegramente a fines sociales" de la Fundación HESPERIA.