Los últimos cincuenta años de nuestra democracia sigue siendo una época de la que desconocemos todavía muchos episodios. Algunos de estos pasajes ocultos tienen que ver con los tejemanejes de Juan Carlos I mientras ostentaba la jefatura del Estado. Poco a poco se comienza a arrojar algo de luz en las vergüenzas que tiempo atrás se taparon y vamos conociendo detalles de estas torpezas y barrabasadas protagonizadas por el emérito en el ejercicio de su cargo.

Más allá de los temas económicos, de los que ha conseguido zafarse con una regularización fiscal y un cambio de residencia, las mayores meteduras de pata de Juan Carlos I se englobarían en el plano sentimental. El emérito coleccionó durante toda su vida una interminable lista de amantes con las que simultaneó su conveniente matrimonio con Sofía de Grecia. Hoy en SEMANA repasamos algunas de las mujeres con las que se ha relacionado a Juan Carlos I durante los cuarenta años de su reinado.

La mujer a la que dejaba "besitos" en el contestador

Era abril de 1980 y el dictador guineano Teodoro Obiang Nguema visitaba Madrid respondiendo a la invitación personal de Juan Carlos I. Una joven periodista gráfica del diario ‘Pueblo’ cubría el encuentro de ambos en el Ritz. Esa fotógrafa se llamaba Queca Campillo, era cacereña y tenía una hija. Aquel día, después de hacer su trabajo y llegar a su casa para revelar sus carretes Queca se percató de que en todas sus fotografías el Rey salía mirando al objetivo, aquel detalle llamó su atención. Hay que decir que Queca era una joven muy agraciada, con unos enormes ojos grisáceos y una cabellera rubia y lisa, era lógico que Juan Carlos se hubiera fijado.

Juan Carlos I y la Reina Sofía juntos en 1980

Juan Carlos I y la Reina Sofía juntos en 1980

Gtres

Al día siguiente de aquel encuentro fortuito con el jefe de Estado, Queca recibió una llamada en la que un hombre que no se identificaba le preguntaba “¿a que no sabes quién soy?” desde el otro lado de la línea, según la propia Queca contó en el documental ‘Salvar al Rey’ de MAX ese hombre era el mismísimo Juan Carlos I y desde el día siguiente a esa llamada mantuvieron una relación personal. Según se específica en el documental, al día siguiente de la llamada la pareja se citó en Zarzuela y a partir de ahí comenzaron a verse un par de veces al mes durante años en unos encuentros que sucedían en una furgoneta en el recinto de la Zarzuela.

Queca falleció en 2015 víctima de un cáncer, pero dejó su historia preparada para ser contada y a recaudo de su hija Carmen, quien también participa en el documental contando cómo vivía con normalidad las llamadas de Juan Carlos I, algunas de ellas incluso se escuchan en ‘Salvar al Rey’. En una de esas llamadas se puede oír como Juan Carlos llama a Queca, pero al no contestar deja un mensaje en su contestador “no consigo hablar contigo, solo era para saber cómo estás y dejarte un beso, así que un besito”.

En el mismo documental la hija de Queca relata que “hay muchas informaciones que no salieron porque Queca cuidaba mucho para que se quedara en los cajones” dejando claro que la condición profesional de la fotógrafa beneficiaba a Juan Carlos dándole línea directa con la prensa de la época. Especialmente llamativa es una de las intervenciones de Queca en las que asegura que a pesar de ser “una señora estupenda” la Reina Sofía“siempre nos ha puesto unos problemas increíbles para trabajar. Demasiadas cámaras, demasiados flashes, siempre le molestaba algo…”.  

La dama del rumor y otros escándalos

Más conocido que el de Queca es romance entre Juan Carlos I y Marta Gayá. Lo primero que se supo de forma pública de esta relación fue la portada de la revista 'Época' donde bajo el titular “La dama del rumor” publicaban una fotografía de Gayá acompañada del texto “atribuyen al rey una relación sentimental con Marta Gayá”.

Desde ese momento el rumor fue más que un rumor y se empezó a hablar de “la corte de Mallorca” creada por personas de la confianza del monarca entorno a la figura de Gayá para asegurar que se la tratase como el jefe de estado consideraba pertinente. Años después, el autor de esa portada, Juan Luis Galiacho, relató cómo Sabino Fernández Campo, entonces jefe de la Casa de Su Majestad el Rey, le pidió que frenaran porque “veía llorar todos los días a la Reina Sofía” por esa historia. Para desgracia de aquella compungida reina consorte, en ese mismo 1992 no sería la única vez que se hablase de Gayá y el Rey.

La portada de Galiacho se publica en agosto de 1992 y el rumor al que hace referencia nace meses antes de una forma totalmente fortuita. El Gobierno de Felipe González anuncia la salida del ministro de Exteriores, Francisco Fernández Ordoñez, y el relevo en su puesto por parte de Javier Solana.

Aquel nombramiento de Solana se alarga en el tiempo más de lo normal y al ser preguntado por la prensa, Felipe González revela que se deba a que el jefe del Estado no está para firmar el nombramiento. Aquel detalle hace saltar todas las alarmas sobre qué puede apartar a Juan Carlos I del cumplimiento de sus funciones y por qué se oculta a la opinión pública que el Rey no está en el país.

Felipe González y Juan Carlos I en Marivent en 1988

Felipe González y Juan Carlos I en Marivent en 1988

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Días después se publica que el Rey podría estar pasando por una enfermedad, algo que se ataja aludiendo a que sencillamente se encuentra realizando un retiro de montaña en Suiza, pero que no está convaleciente ni atravesando enfermedad alguna. Juan Carlos I, en Suiza, sin razón convincente alguna detrás y eludiendo sus obligaciones, aquello se convierte en munición para quienes comienzan a ver no tan admirable a la figura de Juan Carlos I. Comenzando por el propio Sabino Fernández Campo, que con la filtración del paradero de Juan Carlos a la prensa buscaba darle un toque de atención a su jefe.

El rumor se materializa en agosto con la publicación de las fotografías de Marta Gayá y desde ese mes se publican todo tipo de detalles de la supuesta relación del monarca con la decoradora y se revela que ese viaje a Suiza no era más que una escapada en pareja. Aquello termina con la salida de Sabino de la Casa de su Majestad y con una Sofía vilipendiaba una vez más ante la opinión pública el año que todos los ojos se posaban en una floreciente y nueva España.

Juan Carlos I de risas con Lady Di en 1980

Juan Carlos I de risas con Lady Di en 1980

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Los rumores que relacionaban a Juan Carlos con mujeres conocidas del solar patrio han sido constantes. Actrices, cantantes, modelos, incluso se llegó a afirmar que durante una estancia en Marivent coqueteó con Lady Di. Lo cierto es que otros de los nombres propios más sonados que se unirían al listado conformado por Bárbara Rey, Marta Gayá y Queca Campillo se encontraría el de Corinna Larsen, a quienes muchos han definido como la perdición de Juan Carlos I, sin ver que la auténtica perdición del monarca se escondía en sus pantalones y en su curiosa y relajada moral.