La princesa Leonor continúa cerrando etapas importantes en su vida. Esta semana asistió a la entrega de despachos de la Academia Militar de Zaragoza y además recibió de manos de su padre, Felipe VI, la Gran Cruz del Mérito Militar con distintivo blanco. Sin duda la princesa está viviendo momentos cruciales para su formación y para saber desempeñar el papel que tendrá en el futuro como jefa de Estado.
Las experiencias que la princesa de Asturias ha ido atesorando hasta este momento ayudarán a conformar a la Leonor del futuro, pero desde que la vimos por primera vez presidiendo un acto hasta hoy han pasado ya unos años y ha habido sin duda una evolución. Analizamos de la mano del experto en comunicación no verbal, Javier Torregrosa, que preside el Máster de Comunicación No Verbal Científica, la evolución de Leonor hasta ahora y qué dice de la princesa su comunicación no verbal.
Dos princesas, pero una sola Leonor
Para recordar las primeras apariciones oficiales de Leonor como princesa de Asturias tenemos que remontarnos al año 2018 cuando leyó el preámbulo de la Constitución y presidió en Asturias actos como el centenario de la coronación de la virgen de Covadonga o los premios Princesa de Asturias. Tirando de hemeroteca el experto Javier Torregrosa ha analizado estas primeras apariciones comparándolas con las últimas en las que hemos podido ver a Leonorcumplir con sus compromisos como en Zaragoza el día que la nombraron hija adoptiva de Zaragoza o en los actos del aniversario de la proclamación de su padre Felipe VI.
En el primer discurso de Leonor, Javier apunta que “la mayor parte del tiempo su cabeza y ojos se dirigen al papel, aun así, en varias ocasiones levanta la cabeza para mirar al público, un gesto de buena comunicadora que los receptores del mismo apreciarán como positivo”. Desde el principio de sus intervenciones oficiales Leonor ha dejado entrever la buena mano de su madre formándola para ser tan buena comunicadora como lo es la propia reina Letizia. Analizando las palabras de Leonor en las celebraciones del aniversario de la proclamación de su padre, Javier aprecia “algo más de espontaneidad” y cómo Leonor ha sabido desarrollar herramientas para calmarse “las manos entrelazadas le sirven para calmar el estrés de exponerse con su discurso a las personas allí presentes”.
El gran cambio en la comunicación no verbal de Leonor
Para la realización de este artículo nuestro experto en comunicación no verbal científica ha visionado imágenes de distintos actos tanto de la Leonor niña como de la de la actualidad y ha podido llegar a conclusiones claras apoyadas por su formación científica. Javier nos apunta que “Ahora es mucho más espontánea. Hay una emocionalidad mucho mayor. Nos damos cuenta de que en el ámbito de la relación cerebro-rostro ha habido cambios significativos en la princesa”. Esta relación que Javier resalta es crucial para remarcar una de las conclusiones de su estudio.
“Cuando era pequeña en su rostro había menos emocionalidad, ahora la parte del cerebro límbico es mayor con lo cual todo lo que actualmente representa su comunicación no verbal es más emocionalidad, más expresividad, más nervios también, más dejarse llevar.” El estudio científico de las emociones y de la morfología de la cara y el cráneo mantiene que nuestras emociones están controladas por la parte derecha del cerebro y gestionadas con lo que denominan “cerebro límbico”.
Siguiendo en esta misma línea Javier va un paso más allá “cuando Leonor era niña estaba mucho más contenida, incluso se puede ver en su rostro como las partes relacionadas con este tipo de cerebro eran mucho más reducidas, ahora es mucho mayor. Esto lo sabemos a través del estudio de la neurociencia facial”. Parece ser que el cambio emocional de la princesa también se refleja en un cambio morfológico en su cara perceptible para aquel que, como Javier, sabe donde fijarse.
Leonor da rienda suelta a sus emociones
La gestualidad de Leonor también ha evolucionado en estos años de vida pública. “El uso de los gestos en tres dimensiones, movimientos mucho más expresivos, más grandes, son mucho más habituales en su actualidad. De pequeña sus movimientos eran menos dinámicos, menos amplios, estaban en dos dimensiones”. La princesa ha ganado en expresividad, algo acorde a su edad, pero hay un rasco llamativo para Javier Torregrosa que le inquieta analizando a la Leonor niña. “Desconozco si Leonor habrá vivido algún problema de tipo emocional entre los 3 y ocho años, pero este rasgo de contención, de falta de emocionalidad en la infancia puede denotar esta circunstancia”.
En definitiva, el gran cambio de Leonor es de 360º: físico, emocional, emocional y en su comunicación. Hemos podido ver cómo ha sabido dejarle paso a su emocionalidad ganando en espontaneidad e incluso en cercanía en sus apariciones e intervenciones públicas. Seguiremos atentos a qué más cosas podemos descubrir de la princesa de Asturias a través de lo que comunica sin hablar.