La Familia Real hoy ha comenzado otra etapa con la incorporación de la Princesa Leonor a la vida castrense. La heredera ha ingresado en la Academia Militar de Zaragoza pasado el mediodía de este 17 de agosto para iniciar su formación militar de tres años en total. La acompañaban sus padres, los Reyes Felipe yLetizia, y su hermana menor, la Infanta Sofía (cada alumno podía ir con hasta cuatro familiares y allegados), con los que ha llegado en los coches oficiales bajo un intenso sol.
Las personas más importantes de su vida estaban ahí para arropar a la joven princesa, de 17 años, en un día tan especial, con el que se encamina hacia su futuro como Reina de España, jefa de Estado y capitana general de las Fuerzas Armadas. La obligación manda. También su padre la precedió en este mismo lugar hace casi 40 años (así fue el primer día en la academia del Rey Felipe). Y más allá de los trámites y gestiones que ha tenido que realizar para formalizar su entrada, nos quedamos con los preciosos gestos de una familia que ha despedido a una de sus miembros...
Tras posar brevemente ante los medios de comunicación congregados en una calurosa y soleada mañana en la capital aragonesa, la Princesa Leonor ha hecho un recorrido por las instalaciones del centro, conociendo los rincones más destacados de su nueva 'casa'. Después, sus familiares han tenido que abandonar el recinto, al igual que los otros acompañantes de los nuevos cadetes.
Es ahí cuando hemos visto la ternura que une a esta familia, como cualquier otra. Llegaba la inevitable despedida y Leonor decía 'hasta luego' entre sentidos besos y abrazos a los suyos. A su adorado padre, a su querida hermana Sofía y a su madre...
La Reina Letizia se ha fundido en un intenso abrazo con su hija mayor, apretándola muy fuerte y rodeándola con sus brazos, como insuflándole toda su fuerza ante el reto que se le avecina a la joven. Saben que es por su bien y algo que forma parte de sus obligaciones, pero no es extraño empatizar con sus sentimientos en este preciso instante.
Tras el abrazo y los besos, Doña Letizia le ha acariciado la cara a su Leonor, con una mirada que lo decía todo, con una sonrisa, pero los ojos brillantes (no, no estamos llorando...). Luego la heredera ha agarrado su discreta maleta oscura (en la que ha tenido que meter escasa ropa de civil y un montón de elementos prácticos para su nueva vida) y ha enfilado sus pasos hacia el interior de la academia. Ya sin el arrullo de los suyos, dispuesta a encarar la necesaria disciplina militar. La última mirada de Leonor dirigida a su familia mientras arrastraba su 'petate' es para enmarcarla.
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