Como de costumbre, la heredera al trono ha pronunciado unas palabras dedicadas a los premiados con unos galardones muy importantes para ella.
Vídeo: Europa Press
Podría decirse que el 20 de octubre es uno de los días más esperados del año para la Princesa Leonor. Tras haber ingresado en la Academia General Militar de Zaragoza, la heredera al trono ha hecho frente un año más a los galardones en los que ejerce como presidenta por quinto año consecutivo. Una jornada de lo más especial para la joven que, como de costumbre, ha pronunciado un discurso marcado por la importancia que tiene para ella estar presente en una cita tan señalada en todos los rincones del país.
Las declaraciones íntegras de la Princesa Leonor
Me gustaría poder expresar con facilidad lo que siento en un día como hoy, aquí en Oviedo, después de haber prestado juramento de servicio a España ante nuestra bandera hace apenas dos semanas. Y tras haber iniciado mi formación militar, que me está permitiendo compartir el aprendizaje continuo con personas que han elegido una vida de servicio con grandes exigencias y renuncias personales. Además, el día 31 cumplo 18 años y tendré el honor de jurar la Constitución, con lo que eso significa para mi personal institucionalmente. Lo que puedo decirles es que entiendo muy bien, y soy consciente de cuál es mi deber y de lo que implican mi responsabilidades.
Como presidenta de honor de esta fundación, una de ellas es comprender y valorar lo que nuestros premiados aportan a una sociedad donde convivimos muchas generaciones, con la idea de lograr que, quienes más lo necesitan, tengan la oportunidad de mejorar sus vidas, su educación, su salud; y que la ciencia, la cultura y la protección del medio ambiente sean una prioridad. Esto solo lo podemos lograr con objetivos comunes y esfuerzo individual y colectivo.
La heredera al trono dedica unas palabras a los premiados
Al conocer el inmenso legado de Nuccio Ordine, como consiguió humanizar la humanidad y su defensa de los maestros entiendo por qué la educación es el cimiento de toda sociedad que pretende ser mejor. Y con las películas de Meryl Streep, veo como una gran artista puede despojarse de sí misma para dejar espacio a sus personajes y diluirse en sus emociones. Y hacerlo, además, a lo largo de una carrera impecable y con libertad, valentía y sensibilidad hacia los desafíos de nuestro tiempo.
La aportación de Hélène Carrère al análisis de la historia contemporánea y los esfuerzos de la organización Mary’s Meal para alimentar a niños en sus escuelas son también ejemplos de quienes entienden que es necesario implicarse para contribuir a mejorar las cosas.
Me admira que Murakami haya construido durante décadas un universo propio con palabras, en el que oriente y occidente se retratan en entornos urbanos y a menudo desafiantes. Y observo también con entusiasmo el afán del atleta keniata Kipchoge por superar sus límites y seguir trabajando siempre para lograr su propósito y, además, ser solidario. Los biólogos Gordon, Greenberg y Bassler me asombran con sus estudios sobre las bacterias que habitan en nuestro organismo y lo esenciales que son para la salud para la vida. Y el trabajo de la iniciativa medicamentos para enfermedades desatendidas se refleja en estas palabras de su director ejecutivo: hay dolencias que afectan a un cuarto de la población mundial y que representan el uno por ciento de la investigación.
La hija de Felipe VI recuerda a los jóvenes en su aparición estelar
Hoy están presentes sobre este escenario personas con las que aspiro a sentirme identificada, aunque sume algunas décadas más que yo. Porque siento que transmiten, con sus acciones y en sus obras, esa esperanza que nos guía y nos inspira los jóvenes.
Quiero dar las gracias a todos nuestros premiados, también a los que nos han dejado. Por esa luz que proyectan sobre los retos y la complejidad del mundo que nos toca vivir. Y por hacer que los premios que llevan mi nombre y nos animen a recorrer un camino compartido y esperanzado, sin eludir esfuerzos y con responsabilidad.
Muchas gracias.
El gesto de cariño del monarca tras el discurso de su primogénita
Una vez ha terminado de entonar el discurso la Princesa Leonor y ha tomado su asiento, se ha podido visualizar cómo el Rey Felipe le ha dicho "¡bravo!" en señal de orgullo por sus palabras. Durante todo el testimonio, el monarca ha permanecido atento a los movimientos de su primogénita del mismo modo que el resto de miembros de la Familia Real y Paloma Rocasolano, que incluso ha derramado alguna lágrima. Por su parte, el soberano ha tocado disimuladamente la mano a su hija en señal de tranquilidad y de afecto por lograr, una vez más, colarse en los corazones de todos los asistentes.