La Casa Real española está en boca de todo el mundo, y no por motivos agradables. El protagonista: el Rey Juan Carlos. Para sorpresa de nadie. Dejando a un lado el contenido de los audios del monarca emérito, es interesante analizar la reacción de los distintos miembros en la cúpula de la institución. El panorama es complicado, entre dramático y ridículo, y enfrenta a nuestra realeza a su lado más humano y trivial.
La publicación de las ya famosas fotos de la paella en casa de Bárbara Rey (en la revista holandesa Privé) y ahora la sucesión de audios filtrados en el medio español OkDiario nos presentan una 'película' que, sin duda, debe estar haciendo mucho daño en La Zarzuela.
Que una cosa es saber y otra muy distinta es ver y escuchar. Y además, que el resto del mundo sepa, vea y escuche. Las miserias de la 'primera familia del país' elevadas a público. Se perdió la discreción, se esfumó la magia.
En la Historia siempre hubo cantares sobre el devenir privado de reyes y reinas; ahora nos sirven en bandeja "sexo, mentiras y cintas de vídeo". De nuevo, como en la vida misma, este último capítulo borbónico contiene muchos géneros: drama, comedia y vodevil. Así que, ¿cómo mantener el tipo ante esta situación?
En la Casa Real lo están llevando como pueden. Ante una crisis semejante, silencio, de momento. Todo sigue su curso y ya están curados de espanto tras más de una década de episodios escandalosos. Aunque eso no exime de que siga doliendo.
El Rey Felipe, al timón de un barco difícil de manejar
La Familia Real 'patroneada' por el Rey Felipe resiste contra viento y marea, y el soberano aguanta el timón de un barco que soporta demasiadas tormentas. Esta última polémica es más reveladora del carácter personal que de las llamadas cloacas del Estado (por ahora), pero igualmente resulta inquietante y hasta vergonzante.
Pero el que resiste, gana, y este espíritu debe ser su guía, una vez más.
El resumen podría ser el siguiente: el Rey Felipe está haciendo de tripas corazón. Asume el grueso de la agenda oficial con su nuevo lema por bandera: "Servicio, compromiso y deber".
Su madre, la Reina Sofía, tristemente aludida en el "Bárbaraleaks", ha reaparecido en la escena en el peor momento, encomendándole dos actos oficiales seguidos, lunes y martes, y con otro compromiso previsto para el viernes 11 de octubre. Tres salidas en una misma semana, lo nunca visto.
Con ello da la razón a la 'generosa' definición que de Doña Sofía hace su todavía esposo: la de impecable "profesional". La procesión va por dentro: la Reina emérita está algo más seria y a veces la sorprendemos con la mirada lejana, sí, pero sin cargar las tintas.
En estos momentos hay una exposición sobre el esperpento (ese género tan español) en el Museo Reina Sofía de Madrid. Casualidad, pero aten cabos.
Y así llegamos al tercer vértice de la Familia Real: la Reina Letizia. La consorte ha desaparecido en una llamativa bomba de humo en medio del escándalo. No ha habido señales de ella, dejando en manos ajenas aquello de dar la cara en situaciones delicadas. Hasta este jueves 10 de octubre, cuando los Reyes han presidido los Premios Nacionales de Cultura, en el Museo Reina Sofía. El círculo se cierra.
La Reina Letizia, con la agenda oficial en blanco en medio del escándalo
Es cierto que las circunstancias se habían concatenado a su favor. La última vez que la Reina Letizia había aparecido en público fue el pasado 30 de septiembre, para la presentación del nuevo servicio para sordos de Radio Nacional. Traje lila, sonrisa radiante... No presagiaba el nubarrón que se cernía sobre palacio.
Luego empezaron a salir las confidencias de su suegro y su amante (ya podemos llamarlo así, con todas sus letras), esos secretos de alcoba tan decimonónicos, que son fruto de una confianza que pertenece a la intimidad de las parejas, pero que no es del todo sincera, puesto que uno de los interlocutores (Don Juan Carlos) no sabía que estaba siendo grabado.
Curioso que él, con tanta calle, no percibiera en Bárbara Rey su intención de sonsacarle. Más que conversaciones son entrevistas.
Para la Letizia periodista, que nunca ha dejado de ser, debe ser evidentísimo. La Reina Letizia es lista y también tiene calle. Ella lo hubiera pillado al vuelo. Y ante la voz de ese suegro que ella no conoció (de inicios y mediados de los años noventa) cabe la curiosidad del documento, pero también la responsabilidad de su gestión dada su actual posición.
La mala relación de la Reina Letizia con su suegro no es un secreto. Casi desde su llegada a la Familia Real se hizo evidente un trato frío entre ambos, algo que echaba picante en los mentideros, pero que tampoco molestaba en lo esencial de los asuntos de Estado. Ahora sabemos que tampoco el soberano y Doña Sofía se trataban, más allá de cara a la galería, y no pasaba nada.
La desaprobación manifiesta de Don Juan Carlos con Letizia hizo mella y su relación ha sido simplemente educada con el paso de los años, pero distante y sin la tan buscada complicidad que adoramos. Noble y regio era el monarca, pero qué increíble que aquí nos encontremos ahora...
Porque Letizia aún no había irrumpido en la vida de Felipe en aquella época, que si no podríamos apostar alto y fuerte a que Don Juan Carlos hubiera confiado sus opiniones sobre ella a su entonces amante. Y Bárbara Rey es solo una más de los muchos romances que se le atribuyen. De eso, al menos, se libra.
La Reina Letizia, diez días sin agenda
El hecho es que Letizia había decidido desaparecer, hacer mutis por el foro. Su agenda oficial de esta semana era ligera, llegando a sumar, hasta su salida este jueves, diez días de ausencia del foco público.
La Reina Letizia tuvo previsto el viaje de Estado a Jordania (nos quedamos sin duelo con Rania), pero la situación bélica en Oriente Próximo hizo que a última hora se cambiaran los planes y solo se desplazara el Rey Felipe. Eso le ha permitido tener unas 'mini vacaciones' improvisadas. Por cierto, tiempo en el que se la ha visto comiendo en un restaurante del barrio madrileño de Chamberí.
Su actuación en los Premios Nacionales de Cultura ha sido como siempre, perfecta, impecable. No parece que nada suceda al margen del núcleo de a Casa Real. Salvo sorpresas de última hora, nos reencontraremos con Doña Letizia el sábado 12 de octubre para celebrar la Fiesta Nacional. Y además junto a la Princesa Leonor 'debutando' en medio de la polémica del abuelo.
La heredera es el mirlo blanco de la Casa Real y no convienen más manchas en el historial.
La Zarzuela, ante el embrollo de los audios del Rey Juan Carlos
La intuición nos dice que los despachos de La Zarzuela andan revolucionados estos días. Qué hacer, cómo afrontar, qué decir o qué callar ante una opinión pública no asustada, pero sí hastiada de los excesos del emérito. Delicada misión.
La solución más adecuada puede ser el silencio, aunque tampoco funciona en una sociedad del siglo XXI que presume de moderna y transparente. Son asuntos "privados", de acuerdo, pero a los que asistimos en entregas diarias como en cualquier telenovela de sobremesa. Tampoco se puede hacer oídos sordos.
Por otro lado, esos audios hacen pupa a la Familia Real en tanto que familia. Quizás ya están demasiado acostumbrados a las 'cositas' del patriarca, pero el asunto toma otro cariz cuando puede afectar a una monarquía que lucha por su permanencia.
La retahíla de escándalos del monarca emérito parece no tener fin y eso es un problema. Por mucho que el Rey Felipe haya interpuesto un necesario cordón sanitario. Situar frente al espejo monárquico un sainete semejante, normalizarlo y asumirlo, también dice mucho. Pero, ¿acaso importa? ¿Qué consecuencias tiene?
El Rey Juan Carlos, de Sanxenxo a Abu Dabi, en silencio
El Rey Juan Carlos acaba de finalizar dos largas semanas de estancia en Sanxenxo. En su paraíso marítimo gallego navega a bordo del Bribón ajeno a los susurros. Sus frecuentes visitas a la localidad pontevedresa ya casi no eran noticia, y eso era perfecto. No daba de qué hablar. Pero esta última visita, que estaba destinada a ser una más, se ha revelado cruda y desnuda.
La diferencia es que aquel Juan Carlos de los audios no era este que vemos ahora, un anciano de 86 años que lucha contra sus problemas de movilidad y trata de sustentar a aquel tipo campechano y simpático que no necesitaba de muletas ni del brazo de un asistente.
Lo observamos y nos salta el resorte de la ternura y la conmiseración. Él ya no es aquel y hasta nos parece increíble que tuviera tal capacidad para organizarse como hombre y como jefe de Estado.
En Sanxenxo Don Juan Carlos saluda a los presentes, se deja querer, sale a cenar, le arropan sus familiares y amigos. Es su espacio seguro. En esta última ocasión hasta le ha acompañado su biógrafa de cabecera, la francesa Laurence Debray...
Y calla. Como si no fuera con él. No ha habido ni una palabra 'al respecto'. Pensará que ya ha prescrito todo, ante lo humano y lo divino.
Mientras tanto, su hijo, el Rey Felipe VI, hace malabares. ¿Dónde encajar la figura paterna, antes venerada y hoy puesta al descubierto? Su propio padre le pone chinitas en el trono que incomodan, y mucho, al sentarse.
A lo largo de esta última década los Reyes Felipe y Letizia han tenido que lidiar con muchas crisis y capear el temporal "emérito". Corinna, las comisiones, Hacienda... A la vista de los resultados, puede que solo se hayan puesto tiritas que servían para salir del paso, pero que no han sanado del todo las heridas.
"Para el Rey Juan Carlos todos somos súbditos", dice José Luis Ortega, un antiguo colaborador del gabinete de la Reina Sofía, que se está despachando a gusto sobre aquel pasado en el que veía sufrir a su jefa y su enorme decepción, según su círculo cercano. ¿Eso incluye a su propia familia?
El pasado siempre encuentra la forma para revolotear en nuestras vidas y acude cuando menos te lo esperas para revolver viejas cuitas. Al pasado del Rey Juan Carlos todavía le queda cuerda.
En estos momentos, Laurence Debray está preparando su libro de memorias, que curiosamente se titulará "Reconciliación". Una obra, por cierto, cuya salida acaba de ser aplazada por la editorial, suponemos que para incluir toda esta información actualizada. Si es valiente y honesto, ansiaremos ver la versión de la historia de primera mano en la voz del Rey emérito.