Ha llovido mucho desde que el Rey Juan Carlos y la Reina Sofía, ahora Reyes Eméritos y por aquel entonces príncipes de España, se juraban amor eterno con la pronunciación de sus votos matrimoniales con el ya popular “sí, quiero”. Fue el 14 de mayo de 1962, los jovencísimos príncipes, muy nerviosos, tuvieron que jurar su compromiso de un futuro en común hasta en tres ocasiones en tres ceremonias distintas.
Los Reyes Eméritos, muy cómplices en las gradas del tenis
Una de las bodas reales más esperadas
Una boda real es un acontecimiento a nivel internacional, porque el destino de los dirigentes de un país influye, y mucho, en la vida de sus países vecinos. Quizá por eso la boda de los Reyes Juan Carlos y Sofía, en plena época del régimen franquista, acaparó todas las miradas de la época.
Hasta 27 casas reales estuvieron en el enlace
Miembros de casi todas las casas reales estuvieron presentes en el ‘sí, quiero’ de los Reyes, en sus tres sí quieres, por supuesto. En total, se congregaron 143 miembros de las familias reales más importantes del mundo, que atesoran ahora una buena relación con la Corona española.
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Una boda que duró una semana
La boda del príncipe de España, don Juan Carlos, y la princesa helena, Doña Sofía, paralizó la actividad oficial del resto de casas reales europeas. Al enlace, celebrado en Atenas, asistieron cientos de invitados y convirtieron a la capital griega en el centro de la noticia informativa ese mes de mayo de 1962. Las celebraciones comenzaron el 10 de mayo con una fiesta de despedida a los novios, dos bailes de gala y una gran ceremonia final.
¿Por qué la llaman la boda de los tres síes?
Pues, precisamente, porque así tuvo que ser. Los Reyes de España tuvieron que jurarse amor eterno hasta en tres ocasiones aquel 14 de mayo: uno por el rito cristiano, otro por el ortodoxo y el último mediante una ceremonia civil.
Tres síes en tres escenarios distintos
Como cada ceremonia conllevaba un rito distinto y un protocolo dispar, también se comprendió que los escenarios debían de cambiar. Por el rito católico se decantaron por la catedral de San Dionisio. Tras el primer ‘sí, quiero’ se desplazaron hasta la catedral de Santa María para hacer lo propio por el rito ortodoxo. Más tarde, dos horas después, terminaron el proceso en el Salón del Trono del Palacio Real para convertirse, por tercera vez, en marido y mujer, esta vez por una ceremonia civil.
Los únicos en casarse tres veces el mismo día
Puede parecer normal, pero no es lo más común. El hecho de que se casen hasta en tres ocasiones en una misma mañana es un triunfo que tan solo los Reyes Eméritos tienen. Más normal es que los miembros de casas reales que contraen matrimonio se casen por lo civil y por lo religioso, pero sin incluir una tercera ceremonia.
Un nervioso Juan Carlos espera a su mujer en el altar
A las 10 de la mañana de aquel 14 de mayo de 1962, un nervioso príncipe Juan Carlos de España esperaba en el altar a que llegase la que minutos después sería su esposa. Llevaba el uniforme oficial de teniente de la infantería, el collar de Carlos III, el Toisón de Oro, las placas de la Orden de Malta y la de la Orden griega de Sofía de Grecia, entre otras condecoraciones oficiales. Pese a su preparación académica, militar y personal, nadie le había preparado para una boda y sus nervios eran palpables en la catedral de San Dionisio de Atenas.
Los nervios le jugaron una mala pasada a Sofía
Pero el Rey Juan Carlos no era el único en estar nervioso, sino que la princesa Sofía también tenía los nervios a flor de piel. Tanto, que incluso se saltó el protocolo y se le olvidó pedirle a su padre permiso para darle el ‘sí, quiero’ a su marido. Ante esto, Sofía rompió a llorar y Juan Carlos le ofreció su pañuelo para que se recompusiese.
Una decoración muy patriótica
A pesar de que el enlace tuvo lugar en Atenas, siguiendo la tradición popular de que es el lugar de procedencia de la novia la que marca el lugar de la ceremonia, la boda tenía un gran espíritu español. Se consiguió gracias a decorar la catedral de San Dionisio con 45.000 claveles rojos y amarillos, que llegaron a Atenas procedentes de Valencia y Cataluña.
Una boda retransmitida por Eurovisión
Como en Grecia no había televisión por aquel entonces, se decidió contratar los servicios de Eurovisión para grabar la boda en una cinta que después se retransmitió al resto de países, distribuido desde Roma.
Este era el vestido de novia de Doña Sofía