Makoke es una mujer vital que presume de tener 50 años y un cuerpo de infarto. La exmujer de Kiko Matamoros es una asidua de las redes donde a golpe de 'click' comparte retazos de su día a día. Con la llegada del verano, su muro se ha llenado de sugerentes fotos en bikini. Desde la piscina o en la playa, cualquier lugar es bueno para presumir de silueta.

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Poses estudiadas, estilismos cuidados al detalle y siempre perfecta. Los más de 300 mil seguidores de Makoke se rinden diariamente a sus publicaciones. La colaboradora se somete a una estricta rutina deportiva para estar en plena forma. Luce una silueta esculpida en el gimnasio gracias a la cual recibe muchos piropos. "Espectacular", "preciosa", "cuerpazo", "hermosa", son solo algunos de ellos.

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En la última imagen que ha publicado en redes aparece con un bikini rojo mirando al mar y presumiendo de glúteos tonificados. Y es que es no solo es una verdadera adicta al gimnasio, Makoke también cumple con una dieta saludable. Comida sana y ejercicio, son sus mejores aliados para conseguir una figura escultural con 50 años. Combate y controla la celulitis gracias a los tés que le ayudan a eliminar los líquidos y las toxinas, tal y como ella misma reconoce.

En el ecuador de la vida

Recientemente, Makoke se sentía feliz por estar en el ecuador de la vida y hacía balance. Se mostraba totalmente orgullosa de los dos hijos que tiene, Anita Matamoros y Javier Tudela, sus auténticas debilidades. Después de su separación de Kiko Matamoros, recuperó la ilusión con Tony Spina, una relación que se rompió a finales del años pasado: «Tony no ha sido una decepción, me ha hecho creer en el amor. Después de los dos fracasos, ha sido como una bocanada de oxígeno. Pero las cosas tienen un tiempo y un modo, no era el momento, quería estar sola».El pasado mes de mayo, Makoke sufrió un duro mazazo cuando perdió a uno de los pilares de su vida, su madre fallecía a los 90 años. La colaboradora aseguró en 'Viva la vida' que mantenían una relación maravillosa y que nunca una está "preparada para la muerte de una madre, es muy duro", dijo entre lágrimas. «Le debo mucho, mi madre era dulzura. Ha sido siempre muy generosa con todos. Me queda que me fui muy joven. Una vez al mes iba a Málaga a verla porque quería pasar el mayor tiempo posible con ella. No era nada autoritaria, me ha trasmitido amor incondicional, la sonrisa… Era muy guapa, sentía debilidad", contaba.