Tamara Falcó e Íñigo Onieva anunciaron que planeaban abrir un restaurante en el Palacio El Rincón. Para ella este era el perfecto lugar para convertirse en chef, dar rienda suelta a su pasión gastronómica y quién mejor que su pareja para dar el paso. Esto demuestra que tenían planes y sueños por cumplir, por lo que no es descabellado que se hayan unido para crear una sociedad en común. Aunque todavía se desconoce cuál es su intención con esta empresa, sus nombres aparecen en la misma. Tienen visión de negocio y quieren que su matrimonio no se limite al plano sentimental, sino que puedan trabajar mano a mano. Días después de darse el 'sí, quiero' se descubre que han hecho todos 'los deberes' para ello: darse de alta en Hacienda, registrar el nombre de la empresa y tener un capital social mínimo de 3.012 euros.
Así lo han revelado en 'El programa de Ana Rosa', donde había opiniones para todos los gustos. No a todos les parece acertado este nexo empresarial, un vínculo sobre el que puede que se pronuncien en el futuro. "Hay cosas que no tienen del todo claro, en especial Tamara. Serán socios. Ella no sabe si será en hostelería. Ella ha intentado asesorarse de posibles situaciones y de qué pasaría si la cosa no saliera bien. Hay cierta desconfianza", dice Cristina Tárrega. La colaboradora del espacio de televisión cree que hay muchos detalles que todavía no han atados y, sobre todo, ciertos miedos por su parte. Era Joaquín Prat quien se apresuraba a aconsejar a Tamara y recordarle "lo importante que es que todo esté claro en los negocios".De momento, lo que se sabe es que Íñigo Onieva tiene intención de abrir un restaurante en el que volcará todos sus conocimientos y en el que, a buen seguro, Tamara Falcó dará su toque. Los dos ahora se encuentran de luna de miel en Sudáfrica, viaje en el que harán un safari fotográfico y cuyo destino ha supuesto una sorpresa para muchos, ya que se daba por hecho que visitarían Australia. Están ilusionados y con ganas de que todos los proyectos que tienen en común vean la luz. También tienen ganas de mudarse al impresionante ático que se compró la marquesa de Griñón en el mismo barrio de su madre, en Puerta de Hierro (Madrid).
Aunque tiene las llaves en sus manos desde hace más de un año, el apartamento de 186 metros cuadrados está en obras, las cuales llegarán a su fin en el mes de octubre si todo va bien, tal y como ha podido saber SEMANA. Si todo va bien será entonces cuando hagan las maletas, siendo en casa de Íñigo -el piso que tiene alquilado-, donde se instalaran hasta entonces. Una espera que a veces se ha atragantado y que ha provocado que Tamara termine mal con algún proveedor. La hija de Isabel Preysler daba portazo a las interioristas que había contratado y debía buscar una nueva empresa que lo hiciera. Dicho y hecho. La reforma ya se inició y si todo va bien se cumplirán las fechas previstas.