Sara Carbonero (40 años) está pasando un verano de lo más diferente. La periodista ha pasado unos días muy complicados en Panamá, donde ha estado haciendo un viaje de cooperación. Sin embargo, ha sido complicado lidiar con según que cosas. Y ella no ha dudado en contarlas, una a una, para mantener informados a sus seguidores, que han seguido su escapada solidaria al detalle.
Tras un viaje difícil, del que guardará para siempre unas vivencias increíbles, Sara Carbonero ponía rumbo a la Ciudad de Panamá, desde donde cogía un avión con rumbo a Madrid, para reencontrarse con sus hijos, a los que ha estado mucho tiempo sin ver. La propia periodista ha querido desvelar cómo han sido esas últimas horas antes de volver a casa. Porque tampoco han sido fáciles, pero ha contado con la compañía de una amiga muy especial.
Sara Carbonero recuerda la noche complicada que ha pasado en Ciudad de Panamá, antes de volver a casa
La periodista ha tenido la suerte de recorrer las calles de la ciudad con una amiga, que se ha convertido durante este viaje en primordial: "En las apenas 4 horas libres que tuvimos en Ciudad de Panamá antes de regresar a Madrid ¿qué pensáis que hicimos Jenny y yo? Correcto, comer. Cascamos y casqueamos por el centro donde cada callecita respiraba magia y son", ha empezado explicando Sara Carbonero.
No querían pasar la oportunidad de conocer los rincones de la ciudad y tampoco querían irse a Madrid sin probar los platos más típicos. Eso llevó a Sara y a su amiga a investigar qué restaurante era mejor para probar: "Nos habían recomendado por varios sitios el restaurante 'Lo que hay' (todo buenísimo) y luego ya lo que nos diera tiempo, que fue salir pitando a por el taxi y comprar un par de molas típicas. Como Jenny no tiene redes, sé que no me va a matar (no le gusta salir en las fotos)".
Su compañera de viaje ha sido clave para superar "una noche complicada"
Aunque la periodista es consciente de que su amiga no tiene redes, ha querido dedicarle un bonito mensaje de agradecimiento ante lo más de 3,5 millones de seguidores que tiene Sara en su perfil de Instagram. Porque sí, porque no ha sido una noche fácil para ella. La periodista no ha querido revelar qué le ha ocurrido para definir esa noche como "complicada", pero sí ha querido mandarle un mensaje especial a su apoyo incondicional en esos momentos.
"Espero que algún alma caritativa le haga llegar mi agradecimiento por haber sido mucho más que una compañera de viaje. Un apoyo constante, unas risas a cualquier hora, varios intentos de arreglar el mundo, mi salvadora y farmacéutica en alguna noche complicada, la templanza para todo. Todo esto, además de una profesional como la copa de un pino. La tía más puntual y organizada del planeta. Y lo mejor de todo, es que ama su trabajo", reconoce sobre esta amiga. Además, en este mensaje asegura tener un deseo: "Que sigamos compartiendo mondongos a la culona, saltos sincronizados para cerrar maletas y un sin fin de aventuras más, querida. Gracias Panamá y a su gente maravillosa. Enamoradas nos vamos".
Le han faltado horas al día para visitar otros increíbles lugares de Panamá
Ciudad de Panamá ha sido el último destino que Sara Carbonero ha visitado tras un viaje de cooperación que ha hecho con UNICEF, organización con la que colabora desde hace años. El hecho de que tuvieran que coger un avión no les ha permitido conocer sitios de la ciudad que les hubiera gustado conocer: "Nos quedamos con ganas de visitar sus playas (sobre todo San Blas y Bocas del toro) y sus preciosos rincones y museos. Disfrutar de su gastronomía, su folklore y su naturaleza maravillosa. Y de conocer un poco más a los panameños y panameñas que nos trataron genial. Volveremos pronto, y haremos mejores fotos. Siempre en el corazón".
Estamos seguros de que en el viaje de vuelta a Madrid, donde retomará la vida que dejó aparcada hace unos días, ha repasado en su mente todos los momentos que ha vivido. Ella misma confesaba en el inicio de su viaje que no podía describir "las decenas de historias personales que me dejaron el corazón helado. Las miradas que se te clavan pidiendo ayuda. Las sonrisas de oreja a oreja de los más pequeños al hablarles de mis niños. Qué injusto todo. Qué rabia". Después de muchos años sin poder hacer este viaje, Sara se lleva un nuevo e increíble aprendizaje.