Sara Carbonero se ha embarcado en uno de los viajes más complicados de su vida, no solo a nivel físico, también mental. La periodista ha viajado junto a UNICEF a Bajo Chiquito, una comunidad indígena en la frontera entre Panamá y Colombia, para conocer de primera mano las historias detrás de la salida de la Selva del Darién. Una situación que jamás va a olvidar debido a los desgarradores momentos que le ha tocado vivir. Ella misma ha explicado lo rota que se siente y lo complicado que le está resultando sacar una sonrisa.

Sara Carbonero en Bajo Chiquito

Sara Carbonero en Bajo Chiquito

Foto: saracarbonero

A través de un extenso relato, Sara Carbonero ha explicado cómo ha vivido sus horas más duras en Bajo Chiquito a raíz de las historias que tanto ella como los demás cooperantes de UNICEF han podido escuchar de los niños y padres que han cruzado la Selva del Darién. "Fueron tremendamente desgarradoras", revela. 

La periodista echa la vista atrás y explica que durante ese día, mientras esperaban un grupo de migrantes que cruzaron la selva tropical, las horas pasaron muy lentas. "Se retrasaron. La ruta por el Darién se hace a pie y por eso es extremadamente dura y peligrosa. Las piraguas les recogen solo para cruzar el río", incide.

Al cabo de un tiempo llegaron cinco piraguas y, según la propia Sara Carbonero, dejó una imagen "de las que se te queda para siempre en la retina". La periodista recuerda que las personas que llegan a Bajo Chiquito estaban "extenuadas" y algunas "no eran capaces de responder ni del país del que venían". 

Sara Carbonero en su visita a Bajo Chiquito

Sara Carbonero en su visita a Bajo Chiquito

Foto: saracarbonero

Sara Carbonero ha vivido esta vivencia con un nudo en la garganta y reconoce que se quedaba sorprendida al ver la felicidad de los niños: "La mayoría saltaba y reía después de 10 días sin parar de caminar y llegando por fin a un sitio con vida". 

No obstante, la periodista y empresaria se quedó sobrecogida al ver cómo llegaban los adultos tras la dura travesía. "Recuerdo especialmente a un señor de unos 70 años muy bien vestido que viajaba solo y apenas podía subir la escalera. También a una madre que venía con su bebé de pocos meses en brazos. A otro hombre que llegó con el tobillo completamente roto, cojeando. Recuerdo cada una de sus miradas. Qué difícil poner una sonrisa en esa situación y decirles: 'tranquilos, aquí todo va a estar bien'. Yo no fui capaz", escribe destrozada. 

Tiempo para celebrar las costumbres

Sara Carbonero en Bajo Chiquito, una comunidad indígena

Sara Carbonero en Bajo Chiquito, una comunidad indígena

Foto: saracarbonero

Está siendo un viaje muy duro para Sara Carbonero, quien también apunta que hay momentos alegres en los que pueden empaparse de las culturas y sabidurías de los pueblos. En concreto, la periodista cuenta que en las horas en las que esperaban las piraguas pudieron comprender la importancia de donde se encontraban, denominados como "lugares alivio".

"Conocimos el cuarto de literas donde pasan la noche los niños que llegan solos, sin nadie. Que han perdido a su familia en la selva. Estuvimos con los habitantes mientras preparaban la fiesta del día siguiente donde iban a celebrar las costumbres típicas de su pueblo, Araceli me invitó a su cabaña para tatuarme con jagua, una fruta típica de allí, mientras su pequeña revoloteaba sobre las tablas de madera", recuerda. 

Sara Carbonero revela su mayor miedo

Sara Carbonero, durante su viaje a Senegal.

Sara Carbonero, durante su viaje a Senegal. 

@saracarbonero

Sara Carbonero ha viajado con UNICEF hasta estos lugares para vivir de primera mano como familias cruzan el camino migratorio más peligroso del mundo en busca de un futuro y unas mejores oportunidades y condiciones. Está siendo tan duro para ello que tiene muy presente algunos aspectos de su vida. Entre ellos, el momento en el que le diagnosticaron un cáncer, algo muy complicado para ella y su familia. A este respecto, hablaba sin filtros de su mayor miedo. 

"Os dejo esta foto que me gusta porque desde 2018, por circunstancias de la vida, no había podido volver a terreno con UNICEF. Ni siquiera tenía claro que pudiera volver a hacerlo nunca más. Eso me producía una tristeza infinita", cuenta. No es algo nuevo que la periodista comparta sus reflexiones más profundas a través de las redes sociales, aunque es en este viaje cuando ha sentido la necesidad de contar todo lo que está viviendo y sintiendo sin ningún tipo de filtros. 

Para ella es muy importante haber hecho este viaje, pues reconoce que "me recuerda que estoy viva, despierta, con los ojos bien abiertos y consciente. Soy parte del cambio". Además, admite que se siente una privilegiada. Para ella "es un reto personal y una de las cosas que más pueden llenar a una persona".