Tamara Falcó ha sido famosa desde la cuna. Desde su nacimiento ha sido un personaje de eso que llamamos el papel cuché. La propia Tamara ha contado en alguna ocasión cómo desde muy pequeña desarrolló una relación con los fotógrafos que seguían su día a día y el de su familia, llegando a llevarle regalos en su cumpleaños para que la joven Tamara saliera a abrirlos y poder fotografiarla. Supongo que esto es lo más normal del mundo cuando tu madre es la “reina de corazones” Isabel Preysler, pero esta peculiaridad ha hecho que la vida de Tamara interese y sus amores sean bien públicos.

Ya en la edad adulta el hecho de casar a Tamarita parecía un logro colectivo que se nos escapaba de las manos. Mientras sus hermanos se casaban, tenían hijos, se separaban, se volvían a casar, Tamara se resistía al amor abrazando la fe. Durante un tiempo incluso se fantaseó con la idea de que la hija de la Preysler consagrase su vida en algún convento. Pero en un momento de la historia se cruzó por delante Iñigo Onieva, un joven madrileño. Desde el primer momento de su relación se especuló con posibles infidelidades por parte de Onieva. Sus estilos de vida no podían ser más opuestos: una consagrada a la fe, el otro a la noche en los garitos de moda de la capital.

Una vez anunciaron su famoso ‘engagement’ todo saltó por los aires cuando las pruebas gráficas de una infidelidad de Íñigo en el festival ‘burning man’ se hicieron públicas y fueron tan incontestables como para llevar a Tamara a no soportar ni un nanosegundo más en el metaverso y mandar al traste el compromiso. Aun así, triunfó el amor (o lo que sea que es esto) y a pesar de los pesares, acabó en boda. Ahora, de nuevo los rumores arrecian y las fotografías de la última salida nocturna del marido de la marquesa no ayudan. Nuestra psicóloga de cabecera y autora de ‘¡Ni un capullo más!’ (Grijalbo, 2025), Lara Ferreiro nos desgrana cómo puede afectar psicológicamente esto a Tamara. ¿Le despertará miedos pasados?

Íñigo Onieva en primer termino seguido de su mujer, Tamara Falcó. Ambos lucen cascos a juego.

Íñigo Onieva en primer termino seguido de su mujer, Tamara Falcó. Ambos lucen cascos a juego.

Gtres

Tamara podría enfrentarse a un proceso retraumatizante 

Lo primero que me cuenta Lara cuando le pregunto sobre el tema es que “el cerebro humano tiene memoria emocional y aunque Tamara decidió seguir adelante y perdonar a Íñigo de aquel beso que le pillaron dándole a otra mujer en un festival por un vídeo que salió a la luz, su mente podría estar reactivando el dolor del pasado, este proceso se llama retraumatización”. Sobre esta misma hipótesis Ferreiro me advierte que “la infidelidad deja cicatrices que, aunque se intenten ignorar, pueden abrirse ante el más mínimo desencadenante. Una infidelidad nunca se perdona, se intenta aprender a vivir con ella”. Según nuestra experta sería muy común que Tamara viera un detrimento de su autoestima “podría estar lidiando con una crisis de autoestima. "¿Por qué me vuelve a pasar esto si ya lo perdoné?" es una pregunta que muchas personas en su situación se harían”.

Otros elementos de tensión para Tamara en su estado emocional es la presión por conseguir que su matrimonio funcione. “No es lo mismo lidiar con una crisis de pareja en privado que hacerlo con todo un país opinando”. Lara Ferreiro me cuenta que “las redes están llenas de comentarios tipo "era cuestión de tiempo" o "los infieles no cambian". Esto puede hacer que Tamara se sienta juzgada y acorralada”. La guinda del pastel podría ser el miedo de Tamara a no conseguir ser madre “si su matrimonio se tambalea, puede ser que el sueño de su vida de ser madre, se tambalee también y le destroce. Aunque ha dicho que intentaría ser feliz a pesar de no ser madre, pero ahora mismo Tamara tiene fe y esperanzas de que será madre”.

“Si Tamara decide hacer oídos sordos tendrá que convencerse a sí misma”

En este punto de la charla, Lara Ferreiro se atreve a perfilar el comportamiento del marido de Tamara. “Bajo mi punto de vista, Íñigo podría encajar en uno de los perfiles de hombres de los que hablo en mi nuevo libro ‘¡Ni un capullo más!’, podría ser el infiel crónico, la cabra tira al monte y que vuelva a los viejos hábitos, ya que, no parece gustarle eso de sentar la cabeza ni siquiera estando casado”. Según nuestra psicóloga, “si Tamara decide hacer oídos sordos a la polémica, tendrá que convencerse a sí misma de que esto no significa nada. Pero, si las dudas la carcomen, tendrá que enfrentarse a la gran pregunta: ¿seguir luchando por su matrimonio o reconocer que hay límites que no se pueden volver a traspasar?”

En esta misma línea Ferreiro me recalca que “su mente podría estar reviviendo el dolor y la humillación que sintió cuando salió a la luz la primera infidelidad de Íñigo”. Y es que, según Lara, “es como si la herida que intentó cerrar se abriera de nuevo, recordándole que el pasado quizá no esté tan superado como pensaba. Se suele sustituir confianza, por control. Te preguntas dónde está y con quién todo el rato, tu cabeza se obsesiona por donde estará tu pareja”. Por ahora, todo apunta a que Tamara intentará mantener la calma y aferrarse a la versión de Íñigo, “pero una cosa es segura: cuando la confianza se tambalea, cualquier pequeña sacudida puede hacer que todo se derrumbe. ¡Y el cuento de hadas se vuelve una pesadilla!”.