La segunda semana del juicio contra Daniel Sancho (30 años) ha arrancado con fuerza. Tras descubrir el dinero que percibirá desde Españar si es condenado por el asesinato de Edwin Arrieta, se ha filtrado su actitud en la sala. Y no, esta vez no es chulesca. La cuarta sesión del juicio ha permitido que el chef pregunte a los testigos de la acusación, a quienes según, su abogado, se ha dirigido de una forma muy acertada. "Ha hecho preguntas muy inteligentes", ha asegurado el letrado tailandés.
Acompañado de sus padres, Rodolfo Sancho y Silvia Bronchalo, el chef se ha mostrado seguro de sí mismo. Al menos así intenta trasmitirlo. Una actitud que ha intentado mantener durante todas las horas de la sesión. Ya sea con los dos policías que han declarado o con el médico del hospital de Koh Phangan, quienes se han enfrentado a las dudas de Daniel Sancho. Un movimiento que se permite en el sudeste asiático cuando el juez lo autoriza.
Eso no evita que Daniel Sancho haya sido reprendido en pleno juicio. Vivió hace solo unos días un auténtico momento de tensión con una mujer a la que se acercó en la sala. Ella llegó a apartarse por miedo.
Al igual sucedió cuando el juez paró los pies a Daniel tras una pregunta a la cajera que le vendió los famosos cuchillos. "¿Puedes confirmar que esos cuchillos únicamente son para cortar cocos?", deslizó Daniel. En ese momento fue interrumpido por el magistrado, quien le advirtió no solo de que su pregunta era improcedente. También le recordó que "todo el mundo en la sala sabía para que había utilizado esos cuchillos".
Esta vez Daniel Sancho ha querido hacerlo de una manera diferente. Ha demostrado que las preguntas estaban meditadas y preparadas con tiento. La ocasión era bien distinta, ya que la semana pasada los testigos eran circunstanciales y no especialistas. Si bien hace unos días dieron su versión las cajeras del supermercado donde compró los cuchillos o las bolsas de basura, esta vez ha tocado darle voz a expertos en la materia. Ya sea forenses, policías o médicos.
Otra cuestión a tener en cuenta de cara a este miércoles son los mensajes del teléfono móvil que se intercambiaban Daniel Sancho y Edwin Arrieta antes del crimen. Han sido analizados al detalle antes de que la sesión llegara a su fin, algo que para el abogado de Daniel carece de importancia. "No dicen nada importante", ha dicho Apichart Srinual, a las puertas del tribunal.
El chef renuncia a tener traductor al español
A pesar de que en su día exigió tener un traductor al español en la sala, semanas después ha tomado una decisión diferente. Prefiere no tener un traductor del tailandés al español, pues la semana pasada fue caótica debido a que era por videollamada. Se ha decantado por una persona que traduce directamente al inglés, alguien que, por cierto, pertenece al equipo de defensa de Rodolfo Sancho.
Encarar estas intensas jornadas no está resultando nada fácil. Hay estrictas normas para los asistentes, desde que Daniel Sancho esté encadenado de pies y manos, a la estricta medida que deben cumplir sus padres. Ellos y el resto de la sala no pueden contar nada de lo que sucede dentro, tampoco la veintena de personas que hay en su interior.
Las normas que deben seguir los padres de Daniel Sancho durante el juicio
Están obligados a someterse a un registro exhaustivo a su llegada al tribunal, un instante en el que sus teléfonos son retirados. Así se evita que alguien pueda grabar durante el juicio, al igual que se prohíbe mirar a la cara al juez. Mucho menos pueden cruzar las piernas o los brazos, gesto que se interpretaría como una falta de respeto al juez, o dirigirse a él.
Deben evitar en todo momento ropa llamativa, ajustada o sandalias. También pantalones cortos, lo que deja claro que el código de vestimenta es tan estricto como lo son las reglas tailandesas. Está previsto que el proceso termine el próximo 3 de mayo, un camino en el que también cuenta con la ayuda de la Embajada Española. Acuden como observadores, aunque la ayuda no termine ahí.
Recordemos que Daniel Sancho en su primera declaración en la comisaría admitió los hechos. "Golpeé la cabeza de Edwin contra el lavabo. Ahí perdió el conocimiento. Noté que había mucha sangre en el suelo. Ahí me detuve una hora hasta asegurarme de que Edwin estaba muerto. Luego utilicé cosas que había comprado para desmembrarlo", dijo en su día. Una declaración que por supuesto se analizará en el juicio, donde tratarán todos los cambios de versión o información aportada hasta ahora.