Sergio Peris-Mencheta ha compartido esta semana mensajes muy importantes. El actor y director teatral anunció su llegada a España a través de sus redes sociales, donde posó junto a su mascota y donde anunció que tenía más de un proyecto entre manos. No mentía. Le esperaba a su llegada una sincera entrevista, en la que habló largo y tendido sobre una enfermedad que ha roto por completo sus esquemas. También del papel fundamental de su hermano, quien le ha mantenido a salvo gracias a su solidaridad.

Y es que Sergio Peris-Mencheta pudo realizarse el trasplante de médula gracias a que él, su hermano, le donara sus células, un gesto al que siempre estará agradecido. Igual que al equipo médico que le ha ayudado a seguir hacia adelante. Desde comienzos de año lucha contra un cáncer que paró en seco su vida, siendo en el mes de mayo cuando se intervino quirúrgicamente para realizarse el trasplante fuera de España. En concreto, en Los Ángeles, donde actualmente reside. 

Sobre ello y sobre las lecciones que le ha dejado esta maldita enfermedad, se ha confesado en 'El Faro', en la Cadena Ser. "Por dentro estoy muy bien. Todos los resultados son buenos. La enfermedad ha desaparecido y las analíticas son buenas, aunque aún estoy con mucha medicación", comienza diciendo. Acompañado de una gorra, aclara el color oscuro de su piel, el cual no tiene "por haber tomado demasiado el sol". 

Está visiblemente más delgado. Ha perdido mucho peso si le comparamos con cómo estaba antes de que el cáncer dinamitara sus planes. De hecho, llegó a perder 26 kilos casi de golpe, lo que le dificultó mucho reconocerse frente a un espejo. Quien tampoco se ha acostumbrado del todo a su nuevo cuerpo y cambios son sus propias células, tal y como cuenta él frente al micrófono. 

La razón por la que tiene que tomar una fuerte mediación

"Las células de mi hermano, que ya son mías, no reconocen la casa donde están. Aunque las casas (sus cuerpos) se parecen mucho, los glóbulos blancos no terminan de reconocer el lugar y atacan a los órganos que no reconocen. Entonces voy con una medicación, que yo los llamo los diplomáticos, que tratan de negociar con los glóbulos blancos para que no ataquen algún órgano mío", asegura. Por esa razón, está tomando mucha medicación, la cual le ayuda a salir adelante. 

 "Los primeros coletazos de la enfermedad siempre los llevo. No sudo, tengo la boca seca muy a menudo. También me afecta a las articulaciones y a la piel. El moreno que tengo no es del sol, es porque la piel en mi cara está color minero. Tengo que lidiar con la fragilidad y la debilidad", explica. También debe trabajar duro con la aceptación y recordarse a sí mismo que, afortunadamente, ha podido salir airoso de una complicada enfermedad. 

Sergio Peris-Mencheta posa seis meses después del trasplante de médula

Redes sociales

Eso no quita que a veces se lamente de los detalles en los que ha cambiado su vida. Uno de estos cambios está en sus articulaciones, las cuales han sufrido de manera mayúscula durante este último año. "Debo pedir ayuda a su hijo para abrir una botella porque yo no soy capaz, las manos no me cierran ahora mismo", desliza.

Una enfermedad que le ha llevado a pasar por varias fases, una de ellas justo tras abandonar el centro hospitalario. Desde entonces supo que todo había cambiado para él. "Pesaba 96 kilos, que es mi peso habitual. Pero llegué a pesar 70 kilos. Cuando salí del hospital, parecía que salía de un campo de concentración. Sin pelo. No me reconocía", espeta. 

Meses atrás se confesó también sobre esta enfermedad, llegando a decir incluso que había visto la muerte. "Me gusta decir que me he enfrentado más que nunca a la vida, pero también que me he enfrentado más que nunca a la muerte. Aun así, todo esto me ha ayudado a darle a la vida el valor que merece", llegó a decir. Demostró una vez más su valentía y recordó cuánto te cambia una enfermedad así. Es capaz de romperte tu lista de prioridades, algo que han comentado otros rostros conocidos como Kate Middleton. 

Ha estado tiempo en casa y en el hospital, etapa muy complicada de la que se ha confesado abiertamente. Incluso se ha comparado con un hombre de 150 años, dejando ver así lo duro que es acabar sus días. "Estoy tirando, la verdad, no te voy a engañar. De esta fase no me hablaron antes, es muy dura. Ya estoy en casa, pero pensaba que te mandaban a casa cuando ya estabas bien, y no. Estás en casa, pero eres un señor de 150 años que se desplaza como puede, con un cúmulo de náuseas, vómitos, fatigas, diarrea… Todo pasa por tu cuerpo en un espacio de una hora", dijo hace tiempo.